Infinite

La doble barrera (John Hawkes II)

Anodino, difuminado y simple. Ha costado verdaderos esfuerzos encontrar más información sobre John Hawkes (el novelista) porque todo lo ocupa John Hawkes (el actor). Del Hawkes de carne y hueso. Profesor universitario durante décadas y asmático. Y poco más. Por fin un loco normal, POR FIN. Ni cuernos, ni puteríos, ni sífilis, ni alcoholismo, alucinógenos o suicidio. Quizás era muy discreto para esas cosas o que no hubo nada de eso. Creo que la solución es muy sencilla,  todos los niños con problemas crónicos de pulmón acabamos con una imaginación suprahumana; al fin y al cabo, ¿no era que los yonkis también utilizaban los jarabes para la tos? Así empiezan las pesadillas. Es una teoría personal.

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Creative Hawkes - Preview

Y loco Hawkes.
Podría haber pasando por alto esta edición reciente de El Caníbal de John Hawkes (marzo 2012) en  Libros del Silencio.

Ignorando como una ciega a Blumm y a JAB, como hice en su día, recién publicado. Cuando se dice que un libro "es difícil" saltan todas las alarmas, porque siempre acaba en tremenda hostia lectora del quince, ¿y eso era todo?
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Noche de la libreta distante


El verano nunca será el mismo.

Ya no es lo mismo.

El aire tibio sigue permitiendo ver la luz dorada hasta las diez de la noche, en una noche-tarde que no pertenece a ningún mundo. A esa hora, el salitre debe ser el olor del cielo. De día, el sol sigue poniendo la piel color café doble. Los lunares siguen apareciendo, color café con hielo.

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Leer con música



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Mentalidad de garrulos y a seguir timando


Rajoy anuncia en estos instantes los recortes y la subida del IVA genral al 21%. Al mismo tiempo, estoy redactando estas líneas, tengo otras 15 pestañas abiertas en el navegador con páginas de empleo, páginas propias de empresas, callejeros, servicios de consulta jurídico-laboral y oficinas virtuales del ayuntamiento. Y tomo café. Y maldigo en arameo gitano.


Todo junto, ya ven, multifuncionalidad extrema.

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Riau riau pum

Mi primer San Fermín no lo recuerdo demasiado bien, para qué nos vamos a engañar: contaba con cuatro meses de vida, reales. Es decir, un embrión de cuatro meses. Pero la memoria fáctica no ha sido impedimento para que, año tras año, y porque sí, me levante el 6 de julio canturreando por lo bajini lo correspondiente. Es otra manía indescifrable de origen incierto, sistemática y perpetuada durante décadas, independiente al hecho de ver o no el chupinazo por la tv.
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