Infinite

Fiebre

Me hierve la sangre.
Y esta vez no es una metáfora; noto el calor subiendo en oleadas de cosquillas, como dedos invisibles, riñones arriba hasta los omóplatos y una caricia en el hueso occiptal del cráneo. Según el reloj en modo cronómetro, el corazón late a 108 pulsaciones por minuto aunque esté quieta como una estatua. La fiebre, seguro. 
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Vivir las anomalías: propósito de 2016

Para 2016 sólo tengo un propósito. Único y sencillo. Qué agradable es simplificar las cosas, dejando nada más las que utilizas realmente y limpiando aquellas que ocupan demasiado. Quizá deberías hacer lo mismo.

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