Infinite

Medianoche (Insomnio nocturno II)




Primero y necesario, la música.





Retumba la caja torácica pegada al altavoz.
El corazón palpita al ritmo de la música,
o la música palpita al ritmo del corazón.
Sangramos.
Ella duerme. Miras.
Las almas se mueven al pálpito y la cadencia
de la música, atraviesan tus huesos y retumban
al unísono por el espacio y el tiempo.
Estoy sin estar.
No estoy allá, pero sí aquí.
Ella duerme.
Sangramos.
Luces y luces con sombras y sombras de luces.
Alguien dice 9.
Alguien dice 17.
Alguien recuerda 21.
Aparece la flecha cuádruple.
Sangre. Agua de Kalunga.
Una estrella se ríe de nuestras sonrisas
que hoy no son falsas
porque son de miedo y dolor.
Cuatro flechas sobre la arena
después nueve puntas de flecha
juega con el fuego porque seguro te quemas
despierta al remolino del viento malo
danza a la hora en que está danzando
y conseguirás dormir y sangrar. 
Ahora duerme.
Retumba la caja torácica en silencio.
Suelo blando. Suelo duro. Aire, agua, aire,
sangre, espacio, mira la luna sobre tu hombro,
sonríe de nuestras sonrisas
porque son de miedo.
Vuelve a dormir, mañana no será otro día, 
porque son todos el mismo bucle
que hacemos danzar con música
para que simule distinto. 
Sólo en las horas más oscuras
se puede ver la luz.
Siéntese y espere su turno
entre los muertos.
Dicen:
      Sangramos.
      Duerme.
      Nos mira.

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