tag:blogger.com,1999:blog-67995276275076215482024-03-13T20:14:50.608+01:00¡LIBRES PARA NADA!Escribe; después lo piensasSara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.comBlogger471125tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-77249846800083501492021-10-04T22:22:00.012+02:002021-10-05T19:33:01.408+02:00Al final de la grieta hay un mundo feliz en 1984_<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-itmshJF-VHY/YQXb_GldrZI/AAAAAAAAHAU/saGLEA4GLVYoknllC1k9q7C4HpNvV7qBQCPcBGAYYCw/s560/pared_griet.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="560" src="https://1.bp.blogspot.com/-itmshJF-VHY/YQXb_GldrZI/AAAAAAAAHAU/saGLEA4GLVYoknllC1k9q7C4HpNvV7qBQCPcBGAYYCw/s16000/pared_griet.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sí, he titulado esto <i>así</i> porque la cabeza no me da para más<br /></td></tr></tbody></table><p><i>Cruje, ¿no lo oyes? <span></span></i></p><a name='more'></a><p></p><p>Se está partiendo. Y duele.</p><p>Es un dolor raro porque <i>suena</i>, con rumor de una rama despeñándose desde la copa del árbol a cámara lenta, o de olas cambiantes vibrando en toda la estructura. </p><p> </p><p><i>Cruje, ¿no lo oyes?</i></p><p><i> </i></p><p>La única palabra para definir esta sensación es <i>perplejidad</i>, varios grados más que el asombro. Acabo de ver las telarañas en las puntas de las hojas, y las hojas con un tinte marrón, así que ya no hace falta que lo compruebe en Google Imágenes ni en más páginas de jardinería; me suena por las centenares de veces en los olivos del sur. Este olivo <i>también</i> se está muriendo. </p><p> </p><p><i>Pero vibra y cruje</i></p><p><i> </i></p><p>El sudor helado metafórico-pero-físico se me escurre cogote abajo y por instinto llevo la mano al pecho, donde el supuesto dolor punzante por el susto. Noto el músculo cardíaco bombeando a través de esta delgadez pellejosa (10 kg menos por la inactividad de la pandemia, ¿quién dijo miedo si puedo reanimarme el corazón con los dedos?) pero el miocardio va muy despacio, y entonces qué es lo que duele si no es la adrenalina alterada. ¿Acidez de estómago?</p><p> <br /></p><p><i>¿Pero cómo duele tanto si el corazón no supera los 100, qué es esta mierda?</i></p><p><i> </i><br /></p><p>Empiezo a oír, a lo lejos, un rumor crepitante que asimilaría con el tono de los capullos de los gusanos de seda o de las hojas de morera. Crij, croj, craj. El olivo se está muriendo por tu culpa. Una caja de gusanos. Lo estás matando por falta de agua. ¿Ahora quieres ser un virus? Lo estás <i>matando</i>. </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-qkeJx86NVGg/YVrHhBUQqsI/AAAAAAAAHBY/fJ13jtB6y842R-rMVzavB_VnhwC7-HTzgCLcBGAsYHQ/s516/ig-olivo.PNG" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="516" data-original-width="419" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-qkeJx86NVGg/YVrHhBUQqsI/AAAAAAAAHBY/fJ13jtB6y842R-rMVzavB_VnhwC7-HTzgCLcBGAsYHQ/s320/ig-olivo.PNG" width="260" /></a></div><i>¿No lo notas, como si retumbara a lo lejos?</i><p></p><p><i> </i></p><p></p><p>Que cargarse un matojo de albahaca es una cosa, o aquel pobrecito romero, qué pena. Mataplantas. Pero esto es un señor olivo de 7 años, le dio tiempo a una cosecha de aceitunas minúsculas durante el lapso<i> bajo tu cuidado</i>. Recuerda la foto (ahora tétrica e insultante) de sus ramas flexibles con las ramas flexibles del poema. Eso es lo único útil que has podido conseguir: dejarle una huella digital a un olivo muerto. Pero regarlo no, para qué. </p><p> </p><p></p><p><i>Pobre bonsái. Lo has matado. Qué diría tu abuelo. </i><br /></p><p> </p><p>Y el rumor sigue porque duele. Más volumen. Sonido de las grandes ramas de eucalipto que se agitan un día de viento intenso hasta desprenderse y aterrizar en el suelo de Tassara, con ese efecto que, si cierras los ojos, suena igual a las olas en la orilla, el mar en tierra. Van y vienen. Mejor vuelve de allí <i>tan lejos</i>, mejor di que suenan parecido al pulso de un terremoto, compáralo con la onda expansiva de Alhucemas aquella madrugada, <i>ese sonido</i> de placa tectónica cuya rareza está en que no lo escuchabas en los oídos sino con la vibración de todos los huesos del cuerpo. </p><p><br /></p><p>Eso es: este pinchazo doloroso se extiende como el sonido, siguiendo la coreografía de una burbuja de jabón que estallara al sol, las gotas brillan unos segundos en color tornasolado antes de desaparecer. No es agua jabonosa sino confeti en dispersión hacia las extremidades, desde el centro del pecho que duele pero no duele ahí en concreto. Tampoco es el estómago. Chispea y pica hasta llegar a las puntas de mis dedos y las manos echan humo con la no-acción de moverse sobre un teclado, disparan un párrafo tras otro sólo por la oportunidad placentera de agregar muchas tildes a muchos sólo. Pero esas manos que vibran y esos dedos que pican están quietos.</p><p>Soy incapaz de escribir nada. Y el asombro da paso a la perplejidad de la alucinación. <br /></p><p> </p><p>Pura perplejidad: <i>dícese del estado en el que un dolor tiene sonido pero no sitio, ni articulación ni cartílago, que podría ser una metáfora mental pero es física y suena, y sigue doliendo en miembros fantasmas ejecutando acciones fantasmas como si el cuerpo fuera la pantalla de un proyector de diapositivas de fantasmas; duele sin sentido metafórico pero en el rango espectral auditivo. Eres un espectro proyectado sobre carne. </i></p><p><i><br /></i></p><p><i>Y el espectro cruje. <br /></i></p><p><br /></p><p>El detalle del bonsái medio muerto ha hecho que el estado de <i>bloqueo creativo</i> se solidifique en una burbuja pesada y desagradable, rígida hasta la asfixia, que empieza a partirse con este sonido alucinatorio que percibo pero no oigo. Que debería partirse. Ya no lo aguanto más. Las dos manos siguen aquí, incapaces de escribir durante un año, atrapadas en una niebla mental que me ha hecho sobrevivir a la pandemia. </p><p><br /></p><p><i>Un terremoto a cámara lenta.</i></p><p><i> </i></p><p>Y ese cascarón de niebla tiene las paredes de ataúd de madera de roble. No sé cómo romperlo, no sé cómo calcular el puñetazo que desencaje la fisura por última vez hasta abrirlo. La Perplejidad mayúscula del susto que no es adrenalina en el corazón, ni taquicardia, ni sudor real, ni una burbuja real, centenares de muertos con una pademia planetaria y de repente vas a derrumbarte porque has matado un olivo en miniatura, la planta que compraste con cariño para la nueva casa porque tuviste que huir de la anterior cuando se partía. </p><p> </p><p>Esta es la historia de un imposible: durante mi segundo bloqueo creativo (serio) se me ha olvidado escribir. No creo en los ciclos temporales y sin embargo (sin embargo, en serio) el guionista decidió que las circunstancias iban a repetir en bucle un esquema de <i>estrés crónico</i>. Pero esta vez, al ser repentino y externo, ese bucle lo he manejado a conciencia para transformalo en <i>estado berserker</i>. </p><p>Bajo ese estado, en apenas una semana, arrancar de cuajo 10 años de recuerdos y vida de unas paredes agrietadas que se derrumbaban hacia el suelo, a cámara lenta. Siempre a cámara lenta.</p><p> </p><p><i>Serán los nervios de la pandemia. </i></p><p><i> </i><br /></p><p>Rumores de oleaje, crujidos, espesor. La desnudez absoluta cuando no se puede escribir porque hay tantísimo que escribir y empieza torcido desde el primer recuerdo...</p><p> </p><p>Una grieta que durante 11 meses he escuchado de manera no-consciente. Qué 11 meses, durante 10 años.</p><p><i>Llevo 10 años montada sobre un terremoto a cámara lenta que aceleró. </i></p><p><i> </i></p><p><i>El mundo en parálisis bloqueado por la pandemia y tú corres como un tornado. </i><br /></p>Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-21934687367370294202021-01-21T21:21:00.063+01:002021-02-19T17:42:30.151+01:00Lost in Pandemia<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-8xEZyoNmEuI/YApFFdN9OPI/AAAAAAAAG4w/QjYNEUWvNrkhZFhhLrVTec7rGRjXA3vcgCLcBGAsYHQ/s600/street_20210121-195233.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="283" data-original-width="600" src="https://1.bp.blogspot.com/-8xEZyoNmEuI/YApFFdN9OPI/AAAAAAAAG4w/QjYNEUWvNrkhZFhhLrVTec7rGRjXA3vcgCLcBGAsYHQ/s16000/street_20210121-195233.jpg" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;">Han pasado 9 meses desde que un tinte no tocaba los remolinos de mi cabeza. Esto no tiene la más mínima importancia si no fuera por la sorpresa delante del espejo, un día de verano, porque no recuerdo en absoluto cuál era el tono exacto de mi cabeza al natural. Casi cuatro años (2017, 18, 19 y el principio de 2020 <i>antes de</i>). Cada tres semanas un tono distinto, del castaño al morado, del morado al verde, del verde al blanco y luego blanco plateado, otros morados con más porcentaje de rojo, gris plata, castaños y cobrizos varios pero todos de bote. ¿Y el mío <i>de verdad</i>, cómo era?</p><span><a name='more'></a></span><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Han pasado 9 meses desde que dejé de escribir. 23 de abril de 2020 en concreto, el Día del Libro. Miraba las redes y noticias al respecto con total pasividad. <i>¿Libros? ¿escribir? A la mierda todo ya, hombre, PARA QUÉ.</i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i></p><p style="text-align: justify;"><i>Lo contrario que ahora, </i>que la broma de que son las 21:21 horas del día 21 del año 21 del siglo 21 me ha hecho suficiente gracia como para escribir esto casi en <b>tiempo</b> real.<i> <br /></i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/YxihvrLeCX4" width="560"></iframe></div>Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-5650095507046181772020-05-08T19:42:00.002+02:002020-05-08T19:45:10.134+02:00Salir del exterior para regresar a la mente, salir de la mente para regresar a la calle<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-VefL2GhM8vE/Xq1UM6OG3OI/AAAAAAAAGuE/KebH9AqvNrUBaCLawG1zLdY47KKZcnvvACLcBGAsYHQ/s1600/ventanagato.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="344" data-original-width="550" height="400" src="https://1.bp.blogspot.com/-VefL2GhM8vE/Xq1UM6OG3OI/AAAAAAAAGuE/KebH9AqvNrUBaCLawG1zLdY47KKZcnvvACLcBGAsYHQ/s640/ventanagato.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a>¿Por qué hay tantos días y tantas noches seguidas en el mundo?<br />
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<div class="MsoNormal">
<i><span style="font-family: "cambria" , serif; font-size: 13.0pt; line-height: 107%;">pregunta el niño</span></i></div>
<br />
<br />
Mientras la Ciencia nos salva, el Arte nos entretiene.<br />
Mil comportamientos erráticos en el director del mundo,<br />
mil fronteras<br />
mil dudas (de fe).<br />
<br />
¿Por qué hay tantos días, como mil,<br />
y tantas noches en esta civilización que se apaga? <br />
<br />
En el bucle romboidal de amnesia selectiva<br />
se ha abierto un claro<br />
<br />
un nuevo olor en cada nueva esquina<br />
<br />
producir sin mayores consecuencias, todos los días,<br />
tantos días<br />
tres veces miedo<br />
seis veces noche <br />
<i>nueve veces mil</i>. <br />
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
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<br />Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-83626670885735568052020-05-03T16:38:00.007+02:002020-05-04T10:01:33.584+02:00Diario de la pandemia: resistencia a la hilera de obviedades<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-u3vIyk491o0/Xn57uKg1sGI/AAAAAAAAGtQ/aL6F3y_zi_sU1v-qFr2uCZIbhrD73t3SACLcBGAsYHQ/s1600/pandemic_videogame.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="523" data-original-width="700" height="478" src="https://1.bp.blogspot.com/-u3vIyk491o0/Xn57uKg1sGI/AAAAAAAAGtQ/aL6F3y_zi_sU1v-qFr2uCZIbhrD73t3SACLcBGAsYHQ/s640/pandemic_videogame.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En tiempo real: no se esperaba menos de una catástrofe que nos abofeteara a mano abierta en esta época de redes sociales. Y eso hemos tenido, el minuto a minuto desde los primeros días para vencer la irrealidad audiovisual que nos modela, verdadera marca de nuestra generación, esto es, ese lapso desde que llega la información repentina hasta que la asimilas por completo, digerida y separada de una película de Hollywood aunque te alcance por las mismas pantallas. El guion de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Contagio_(pel%C3%ADcula)" target="_blank"><i>Contagio</i></a> (2011) se parece increíblemente a la realidad de este abril, con H1N1 y SARS y uno nuevo que es el protagonista oculto de la cinta, y murciélagos que baten las alas en China, cierres de ciudades y mejor lávate las manos, mantén una distancia de seguridad y no te toques la cara. Vaya previsión la de los guionistas. Incluso el mapa que aparece en el metraje es idéntico al que vemos actualizado cada hora a través de la <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html" rel="nofollow" target="_blank">Universidad Johns Hopkins</a>. Y aún antes, como broma macabra, videojuegos (<i>Pandemic</i> versión cutre flash y su evolución <i>Plague Inc</i>) donde asumes el control de un virus con el objetivo de contagiar y destruir a todo el planeta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a>La realidad se empeña en superar siempre a la ficción. Aunque haya costado asimilar que esto ya no se termina apagando las pantallas que hablan exclusivamente del asunto. <br />
<br />
Tengo una vecina adolescente que el día 3 de confinamiento se reía en voz alta (y maleducada) de lo exagerados que éramos ante una simple gripe, qué barbaridad la gente usando mascarillas en la cola-con-distancia-social de la farmacia. Ahora pasea a su perro (nos cruzamos el día 27 d.conf.) pertrechada con un equipo de cirujano, mascarilla ffp2 y guantes, cabizbaja. Se han sumado varios influencers y youtubers de distintos países retransmitiendo su subjetivo día a día con los síntomas leves o moderados del covid-19, así se habrá convencido de que no es exactamente como una gripe.<br />
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A estas alturas de confinamiento qué te voy a contar. El primer mes se aleja, gastado entre las paredes de casa. Espero que estés bien. Conozco de primera mano casos leves y casos muy graves que ya no verán la recesión de 2021. Espero que tú y tu familia os encontréis bien. <br />
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A estas alturas ya hemos masticado mil y un titulares obscenos, clickbaits con mala divulgación científica, declaraciones aberrantes de políticos cuando en una crisis sanitaria debería primar la vida de los ciudadanos y no tener más <i>poder</i> aparente (aunque es una buena estrategia de comunicación si puntúas altísimo en la escala Hare de psicopatía) junto a un batallón de memes, y memes reaccionado a esos memes, y tanta información reenviada por múltiples cadenas de WhatsApp de tu tía, tu prima o tus amigos, o bulos muy bien inventados pero es que lo dice un médico de no sé qué hospital o un periodista de no se sabe dónde. <br />
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Dramas paradójicos floreciendo aquí y allá. El primero, lejanísimo, monjas de asistencia que abandonan a los que asistían y huyen, seguido de algún paciente testado como positivo que también huye del centro hospitalario al estilo fuga de Alcatraz, o los vecinos que parece que huyen de sus casas según juzgan o creen entender otros vecinos observadores, convertidos en una Gestapo balconera o un simulacro de inquisición franquista porque jalean al resto para que se chiven a la policía del que anda, en apariencia, despreocupado y sordo al encierro por ley. Carteles amenazadores a los vecinos médicos/enfermeros del edificio para que se vayan a otro lado, un hotel por ejemplo, escritos desde el miedo ante el peligro nanométrico e invisible, cómo se les ocurre ponernos en peligro dejando (seguro que lo hacen) los pomos y botones del ascensor comunitario llenos del virus que se traen del hospital. Que se vayan lejos y después aplaudimos todos los días a las 8 de la tarde desde la ventana, bravo por los sanitarios y su trabajo, todos los días, héroes, ole por ellos, pero mejor si no son el vecino del cuarto. Un mes aplaudiendo. Treinta y cinco días. Cuarenta. Ya no sabemos ni por qué aplaudimos, quizá a nosotros mismos, al resto de vecinos que acabamos de conocer por las terrazas diarias y los breves gritos de ventana a ventana. <i>Hola, qué tal. Cómo está tu madre. Feliz cumpleaños a tu niño, era en abril, ¿no?</i> <i>Sí, pasado mañana, verás que sorpresa. </i>Y dos días después un coche de policía local atraviesa la calle con un chirriante megáfono que canta 'cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos de Parchís'. <br />
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Absurdos de no poder reunirse varias personas en un funeral pero sí amontonarse para ir al trabajo, sí poder sacar al perro a dar una vuelta por la manzana pero no a los niños, castigados sin aire de la calle hasta que llega el decreto que lo permite. Y la aparente relajación extrema en algunas ciudades según las mismas cuatro fotos con perspectiva engañosa de gran angular, porque fotógrafos, diseñadores o fotoperiodistas tienen tiempo de explicar cómo se hacen esas imágenes y cuál es la distancia real pero los policías de balcón, de twitter y de facebook ya se han quedado calvos por tirarse de los pelos ante un país completo de aparentes irresponsables. </div>
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A estas alturas también hemos visto el <i>después</i> de ese estallido creativo del primer momento. Artistas e influencers, como monos de feria, aprovechando la ola de <i>motivar y entretener </i>y dar vida a sus canales durante las primeras 72 horas (eterno debate entre cultura/entretenimiento) como si nadie se hubiera quedado nunca en su casa sin salir durante varios días. Directos, canciones, un poema bochornoso que no escribiría ni un niño de 5 años jugando de broma a imitar poesía pero lo han escrito autores que sí salen en prensa como si el género interesara algo. Ya andan por el olvido esas estrofas.<br />
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Después el agotamiento de esa explosión.<br />
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Después el eco de los que peleamos día a día desde la periferia y ya estábamos acostumbrados a resistir. ¿En todo este año ya no tendremos la calle? Nuestras pantallas van a ser más casa que nunca. El viaje hacia Madrid para un recital en el <a href="https://www.instagram.com/aleatoriobar/" target="_blank">Aleatorio</a> quedó pospuesto al coincidir con el pico de la epidemia.<br />
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Confieso que también he hecho un directo con lectura poética en Instagram, cuando habían pasado dos semanas. Quería hacer todas las cosas que se quedaron a medio hacer. El encierro me pilló a medio hacer, intentando regresar a la escritura en abierto, a los vídeos, a los libros. Pero han pasado 15 días, 20, 30. Vergüenza, miedo o sentido ético por no ser oportunista. ¿Tiene sentido volver ahora? ¿Tiene sentido sumarse a tal explosión de vida en pantalla? Esto no es una fiesta, ni siquiera es una cuarentena real para muchos que no nos ha rozado el virus. ¿Por qué bailar y hacer el idiota en vídeos múltiples?<br />
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Han pasado los primeros 15, 20 y 30 días. Ya cincuentena. Me fui al encierro pendiente de un hilo por unas pruebas médicas de síntomas múltiples y graves, no coronavíricos. Había que descartar algún tumor o piedras escondidas en alguna parte de las tripas. El hogar medio roto, un termo que no da agua caliente, una grieta, unas reparaciones imposibles porque las tiendas de suministros están cerradas. Una batería del coche por cambiar. Un negocio físico previsto para abril cuya apertura se canceló. Este proyecto iba a complementar mis talleres ahora detenidos por la cuarentena. y como eran lo único en marcha y contrato por horas, las solicitudes (tan fáciles en la pantalla cuando no se puede ir a la oficina) han dejado un paro igual al salario simbólico de hace 20 años como becaria. Que viene a ser una cifra entre 150 y 151 euros al mes.<br />
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La vida a medio construir, nada nuevo, paralizada de golpe cuando parecía arrancar con ideas, estas sí, nuevas.<br />
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Las pantallas se llenan con centenares de expertos ofreciendo sus servicios en talleres literarios. Apunto ideas en mi libreta, sin descanso. Ha llegado el primer indicio de pánico durante el encierro: se gastaron todos los bolígrafos negros en casa. Esa actividad menospreciada, tan facilísimo conseguir en el chino libretas y bolígrafos, ahora es imposible. No, pero queda uno nuevo, el boli de emergencia.<br />
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Siempre he tenido uno.<br />
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Con ese bolígrafo apunto a mano citas y horas, direcciones de farmacias con mascarillas disponibles, un resumen de los resultados.<br />
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Apunto esquemas de síntomas y esquemas de ejercicios. He asistido a una charla/taller vía Facebook sobre cómo <i>no escribir un bestseller durante el confinamiento</i>, evidente iniciativa de humor irónico ante la amenaza de una masa crítica escribiendo sus diarios de confinamiento, y respiro aliviada porque me he escapado por los pelos de la ironía: lo de las tripas es sólo un déficit agresivo de cierta vitamina, ese es el motivo de tanta fatiga en los últimos meses, el motivo de haberse dejado la vida a medio hacer y de no encontrar las energías necesarias para invertir por completo en el negocio que hubiera saltado por los aires con su cierre abrileño justo al inaugurarlo, por no ser esencial. Tantas veces repetí la simpatía por <i>El signo de Marte </i>que sería kafkiano acabar en un encierro donde sólo pudiera escribir mis memorias mientras un tumor me ponía fecha exacta de caducidad, menudo panorama. Apunto listas de alimentos con la vitamina faltante. <br />
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Descubro que no he visto los síntomas de depresión orgánica aunque los tuviera delante de las narices y ser un tema para los exámenes de junio. Que no he podido escribir ni una sola línea. Las primeras líneas escritas sirven para solidificar los pensamientos-imágenes que no encajaban juntos, entre ellos esta ajenidad a la reacción de la masa que veo en las pantallas: no, no he podido notar ninguna diferencia entre la vida en confinamiento y la vida de los últimos cinco meses que llevo sin escribir. Que en marzo de 2020 se cumplían 20 años exactos del mes que pasé confinada por enfermedad respiratoria infecciosa. Del primer "sueldo" de becaria, que es exactamente igual al de ahora. Que el miedo y la incertidumbre laboral/vital son exactas a cuando la crisis en 2010. Esas mismas pantallas sólo reflejaron soledad, distancia e indefensión aprendida, vieja conocida. ¿Otra vez? ¿Por qué se repite todo otra vez, no es curioso?<br />
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¿Aprenderemos algo esta vez?<br />
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Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-69928128910630725052020-02-17T05:54:00.001+01:002022-11-19T07:17:40.816+01:00Febrero, camino hacia qué<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-aRvU7BbDaEU/XjjscbLvjaI/AAAAAAAAGsQ/IQk5NaPgHZs5d3rj-j6SFtYIsvd6u708wCLcBGAsYHQ/s1600/mascara%2Bcarnaval.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="560" src="https://1.bp.blogspot.com/-aRvU7BbDaEU/XjjscbLvjaI/AAAAAAAAGsQ/IQk5NaPgHZs5d3rj-j6SFtYIsvd6u708wCLcBGAsYHQ/s1600/mascara%2Bcarnaval.jpg" /></a></div>
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Resuena la bocina imponente de un barco cuando empiezo estas líneas. Tres toques de aviso. El eco reverberante me recuerda a la escena inicial de la película Titanic, tan llena de movimiento, con un Leonardo DiCaprio tan feliz y tan rubio correteando entre el gentío para embarcar, sin saber que acabará azul. Echo mano de Google para que me encuentre los horarios. La nave se llama <i>Oceana</i>, dos mil y pico pasajeros, cubre el trayecto Coruña-Southampton. Avisaba a toda la ciudad de su partida hacia Southampton. Ese puerto, sí, el del Titanic. DiCaprio, qué haces, <i>ar favó</i>, no subas a ese barco, que luego una repipi te dice que en la tabla no porque se hunde y prefiere salvarse ella. </div>
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<a name='more'></a>Sonrío por la casualidad y la perspectiva de otro febrero, camino del fondo del Atlántico que vamos. Desde el primer día de este capicúo año vuelve el aire conocido de escribir cada día por aquí. Confieso que al estrenar las primeras horas (resacosas, hay que decirlo) del 20-20 la secuencia de movimientos fue, en este orden: un café / abrir el blog / hojear las notas de dos libretas simultáneas (confusión logística con resultado de dos libretas a la vez) / la idea fulgurante de retomar la tarea diarística de antaño.</div>
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Como en los orígenes. ¿Por qué no?<br />
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Cuántos quedan de esa generación que nos paseábamos hace unos cuatro, cinco años (espera... ¿seis?) con el impulso de narrar cada día y mantener en forma el músculo periodístico, cuando vivían los blogs literarios que no hacía falta convertir en vídeos ni en posts de instagram. Algunos han tenido esa idea desde el día 1 exacto, con la diferencia de que lo han hecho. A mí me han dado las tantas de febrero.<br />
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¿Qué hemos hecho mientras tanto? Es imposible recordar cómo era el mundo sin las uñas de Rosalía arañándolo todo. Experimento el paso del tiempo porque las jóvenes estrellas youtubers cumplen 30 años y los llaman viejos, pero no porque los iconos noventeros de mi juventud empiecen a morir. <br />
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¿Y si me he oxidado? El <i>descanso</i> ya es agotador. Echo de menos las redacciones, estuvieron cerca muy cerca en 2019 pero todos los proyectos se han derrumbado, uno a uno, goteando sangre, hasta disiparse con el viento de febrero, otra vez.<br />
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Si arranca (por fin) este registro es por la urgencia de adelantarme a la broma. A quien no lo recuerde, a quien no lo sepa después de tantos años de blog, febrero es el mes retorcido que me vio nacer en su último día. También un despropósito que acumula circunstancias durante 27 días hasta que se calman con el cumpleaños. Tu nochevieja es mi febrero. Ceses, rupturas sentimentales, paro laboral, incubar cosas, han coincidido justo en los febreros anteriores. Lo de incubar cosas tiene el bonito patrón invariable de 1, 11, 21, 31 años, el último día de febrero toca enfermedad. Y si seguimos la estela rítmica, cumplo ¡41, a lo Kafka! y tocaría otra vez. Y ganan por mayoría las enfermedades pulmonares. Tú imagina con un año y una neumonía atípica, no será ahora con 41 que vuelva a tener otra, y encima <i>Made in China</i> (el coronavirus wuhanés se manifiesta con neumonías atípicas). Valiente regalo de cumpleaños. No tengo ya suficiente con que, mire donde mire, todo lo que llevo o uso es made-in-china como para que también lo sean los mocos. <br />
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O simplemente que tanta inactividad agota. Resulta que lo que no se cuenta, existe. Sigue existiendo como una larva dormida. Respira y se mueve despacio, pero existe. Hasta que empieza a quejarse porque no recibe la luz del sol y roe las paredes desde dentro. Qué harás, portador de las palabras, ¿esperar a que la enfermedad llegue por desuso? <br />
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Y a todo esto, sigo preguntando: pero qué hacíamos antes sin las uñas de Rosalía arañándolo todo.<br />
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<pre class="tw-data-text tw-text-small tw-ta" data-placeholder="" id="tw-target-rmn" style="text-align: left;"><span style="font-size: large;"><i>Nǐ hǎo!</i></span></pre>
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<iframe allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/JTxLd-XFp6o" width="560"></iframe><br /></div>
</div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-57988505223693512682019-12-26T21:08:00.000+01:002019-12-27T12:21:10.722+01:00El año del pensamiento mágico<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-NHoku4W2vFA/XW9yP7F3muI/AAAAAAAAGoo/fNb0sIdRT2wvJgjd4EeO299Fhw9SorwoACLcBGAs/s1600/2019_green.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="394" data-original-width="700" height="360" src="https://1.bp.blogspot.com/-NHoku4W2vFA/XW9yP7F3muI/AAAAAAAAGoo/fNb0sIdRT2wvJgjd4EeO299Fhw9SorwoACLcBGAs/s640/2019_green.jpg" width="640" /></a></div>
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No sé si he escrito menos que nunca en el blog y por eso me he despistado, o primero me despisté y por eso he abandonado esta casa, cuando antes era el único lugar posible. Incluso he mandado a la carpeta de borradores despublicados una serie correlativa de posts (acción nunca antes vista aquí) porque no era su lugar ni momento. Pero regreso, como viejos amigos que se encuentran y reconocen después de viajar por todo el mundo. <br />
<a name='more'></a><br />
<i>¿Dónde has estado? ¿Qué has hecho allí?</i><br />
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Aparece el resumen perfecto en cinco palabras, <i><a href="https://www.amazon.es/dp/B07Q649QN4/ref=dp-kindle-redirect?_encoding=UTF8&btkr=1" target="_blank">el año del pensamiento mágico</a>, </i>una obra de Joan Didion aunque no la haya leído, pero es ese título, esa sería la frase perfecta con sus cinco palabras, y por qué no encuentro más y por qué ya está inventado si ni siquiera lo he leído, barrunto, hasta que la causa de la idoneidad aparece: en las redes he visto demasiadas veces, con atención oblicua, el anuncio con la reedición del libro acompañado de la ilustradora de moda, <a href="https://www.instagram.com/paulabonet/" target="_blank"><b>Paula Bonet</b></a>, justo cuando pienso en retrospectiva para este resumen de año. <br />
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Por eso una frase ya escrita por otros encarna la perfección poética absoluta para explicar torbellinos. Podría ser cualquier otra frase, no entiendo por qué esa, maldita publicidad. Siempre he aborrecido colocar citas de nadie porque, salvo excepciones escasísimas tirando a cero, no decían nada que no pudiera ya decir con palabras propias. Utilizo esta rareza por segunda vez. La primera cita directa que he utilizado (una de H.P. Lovecraft sobre el miedo) se esconde dentro de <a href="https://piedrapapellibros.com/2019/02/01/bovedacelestesarambernard-2/" target="_blank"><i><b>Bóveda celeste</b></i></a>. <br />
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Como viejos amigos que se encuentran, permanece un hilo común pero todo ha cambiado. Decía hace mucho tiempo: <i> </i><br />
<blockquote class="tr_bq">
<i>Destruir para unir</i><br />
<i>las antiguas fuentes del sur</i></blockquote>
y eso ha sido este año, excavar en la montaña de escombros, reconocerlos, quizás tomarlos entre las manos uno a uno (como un remedo de la flipada Marie Kondo con su método) para charlar con ellos y despedirlos si era el caso.<br />
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Todo un año para una larga, larga, larguísima digestión.<br />
<br />
<i>¿Sabes, amigo? ¡No tengo ni idea de dónde estuve tanto tiempo!</i><br />
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Es curioso todo lo que reflexionaba en voz alta en este espacio frente al silencio a gritos que ha acompañado mi digestión inmensa. Los antiguos moradores de este blog, si es que sobrevive alguno, han sido testigos de cómo se arrastraba una desesperada y anónima ciudadana (doblemente anónima por permanecer tras un nombre literario) que no sabía cómo salir de una vida que no funcionaba. Si quieres llevar una vida de currante normal y esconder lo que eres y dejarte de cosas no-prácticas como el arte, tienes un problema grave cuando ese sacrificio de jugar al escondite no ha valido una mierda porque los trabajos fraudulentos no te permiten ni respirar. Y así, desde el principio, este ha sido un depósito de lamentos y ansiedades. Sin dinero no se puede trazar ningún plan para el <i>cambio de vida</i>, salir a ninguna parte ni recorrer el mundo.<br />
<br />
Y sin embargo, ha ocurrido. Sin trazar un plan concreto. Lentas e inexorables coincidencias. Retomar la vida donde la dejé 20 años atrás, hasta llegar sobre los escenarios de nuevo, a que me inviten a actividades literarias como "escritora invitada", a impartir talleres varios de poesía, relato, escritura, a publicar un libro. No uno de esos en el que tenga que ser, además de escritora, también correctora, editora, maquetadora y publicista, sino uno por editorial.</div>
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¿<i>Cuántos mimbres de la estructura original siguen en pie?</i><br />
Diría que ninguno. Es por eso que el árbol morado, que arrancó como símbolo lejano, se ha convertido en una profecía. Viejos moradores, tenéis que entenderlo: faltaba el final de esa historia, no podía dejarlo como un compendio de lamentos infernales.<br />
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La inactividad de este año ha sido una digestión larga de rumiante, masticar el torbellino, tomarse quizá en serio el cambio porque la primera vez (más de 20 años ha) nadie se lo tomó en serio -ni siquiera la hacedora- ni existía una tribu con la que compartir. Como en una película guionizada por Kafka, la irrealidad del cambio o las posibilidades de su naturaleza de espejismo ficcional han protagonizado esta larga digestión angustiosa. ¿Real o espejismo?<br />
<br />
<i>¿Dónde has estado?</i><br />
<br />
No lo sé, pero quiero seguir ahí. <i><br /></i></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-72233544235419324552019-10-22T04:30:00.000+02:002019-10-30T07:46:04.424+01:00Lo que arde [identidad digital o verdadera, seudónimos y el asco de enseñar en Instagram]<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-Kn3qzpjU9SA/XM-1XEW7o1I/AAAAAAAAGgA/CFkYxw6S2pcnz-Szkg69x2DQ_qlsZjbjgCLcBGAs/s1600/selfie.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="427" data-original-width="994" height="274" src="https://3.bp.blogspot.com/-Kn3qzpjU9SA/XM-1XEW7o1I/AAAAAAAAGgA/CFkYxw6S2pcnz-Szkg69x2DQ_qlsZjbjgCLcBGAs/s640/selfie.JPG" width="640" /></a></div>
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Tú lo sabes. Yo lo sé. Lo sabemos todos, claro. Quizá lo sé <i>demasiado</i> porque he metido los dedos en publicidad y márketing. Pero me resisto una y otra vez a hacer <i>eso</i>, aunque parezca inevitable, tendencia, moda.<i> Tienes que cuidar eso. Podrías hacerte un perfil serio.</i> Etcétera.<br />
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<a name='more'></a>La misma cantinela de la que he participado por años desde que tengo un perfil público como <i>escritora</i>.
Y hoy era un buen día para reiniciar. Digo <i>era</i> por el hoy delegado, empiezo a teclear el post el Día de las escritoras y lunes, encima, y pasa una semana porque mil cosas por el camino. <br />
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Lo que sería mi marca personal, firma, o sello, es justo: la realidad a secas. Podría exhibirme en medias de rejilla y tacones de aguja, venderse, con versos superpuestos en la imagen, venderlos, una cosecha más abundante que nunca de <i>likes</i> para concluir que a alguien le importa una mierda lo que pone, que luego se va a comprar y leer el libro. Muchos poetas y poetos andan así por Instagram. Pero estaría mintiendo. Los versos surgen cada día, medias y tacones ni son habituales ni tengo ánimo, cuando están, para disimular en una foto que no hay mala cara recién levantada ni durante todo el resto del día. A veces, los versos tampoco quiero compartirlos. La mayoría de ocasiones, prefiero mis fotos contradictorias en las que aparezco real a propósito, con pijama, la ojera y el moco colgando, las cejas despeluchadas, en una palabra: <i>mal. </i><br />
<br />
Un perfil <i>serio</i> debería ser expresar las cosas como son y dejarse de tonterías, si eres un <i>autor</i>. Es lo que hago, no sé (ni quiero) hacerlo de otra manera y tan difícil resulta entender que se me olviden las nociones de <i>copywriting</i> aplicadas, aunque todo el mundo lo haga y lo cuide. Aunque lo haya ejecutado para alguna empresa, marca o particular, previo contrato. Pero se me olvida <i>quedar siempre bien</i> cuando es mi nombre. Quizá esta actitud es la huella indeleble de cumplir 28 años escribiendo cada día, con independencia de versos, relatos o novelas en curso también los diarios personales, pensados para <i>ser leídos</i>. Las tripas fuera, todas. A buenas horas me planteo que no debería insistir en novelas de terror sino mirar a Iñaki Uriarte, por ejemplo, como otra diarista pura sangre y orgullosa.<br />
<br />
<br />
La historia comienza una de tantas veces que ingresé al paro en calidad de periodista a la que le cierran el medio. En mi sector la crisis tenía pinta de ir para muy largo. Mi firma no había alcanzado poder alguno para subsistir por sí sola, por lo que se abría un turbio abismo donde los esfuerzos de toda la vida estudiante podrían no servir para nada (desperdicio) y estaría obligada a correr por el sendero del cambio de profesión (pero dónde). En los nueve años siguientes, de hecho, he vuelto a trabajar para un medio de comunicación apenas cuatro meses más, pero eso es otra historia. <br />
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Como tantos otros ilusos traté de exhibirme con discreción en las redes. Que si un blog o una web personal para colgar tus fotografías y artículos, ya sabes, para no perder el músculo del redactor diario, la dosis de estrés. Quizá una revista online independiente, lo típico. Algo con lo que el paso del tiempo tuviera sentido.<br />
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El bofetón de realidad fue contundente: <i>ni te molestes en intentarlo, nunca vas a existir para Google</i>. Una decena de perfiles, hispanohablantes, con el mismo nombre y apellido. Nada extraño. Y también una actriz y directora de cine. Y una fotógrafa. Y una periodista (mismo nombre, mismo apellido) fundadora y CEO al otro lado del Atlántico de un periódico nombrado igual (La Opinión) que otro en el que fui redactora.<br />
<br />
La concurrencia de tantas profesiones por separado chocaba con el mismo nombre y apellido, mi perfil, que pretendía agrupar todos los empleos de actriz, fotógrafa y redactora en La Opinión. Ellas eran tres, yo sólo una. Por supuesto, los punto com, punto net y todos los puntos estaban en uso, inalcanzables para una futura casa virtual.<br />
<br />
Con esa coincidencia di la batalla por perdida y decidí tomar una opción aleatoria. Idiota en ese momento, para pasar el rato. De vida o muerte años después.<br />
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Tomé la decisión de salir del armario: <i>hola, qué tal, soy escritora y comparto mis mierdas en un blog</i> como hace todo el mundo. Ya lo hacía en la era de los foros php y MSN y ahora empiezo en la nueva era de las redes sociales. He permanecido en la retaguardia de mi burbuja y nunca he contactado con un editorial, ni siquiera sé si me dirían que <i>no</i>. Pero mi profesión oculta, ocultada y verdadera es <i>escritora</i>. Igual que siempre, escribo con seudónimo, manía de tantos concursos literarios. E interacciono por esas redes, que las lleno de escritores y periodistas, donde todos nos vemos impelidos a enlazar la actualidad, comentar noticias o poner juegos de palabras de los que usamos en los textos. Que ha evolucionado hoy a que el ciudadano de a pie sienta la imperiosa necesidad de comentarlo todo y opinar de todo, como si estuviera atado a una redacción o fuera un community manager, pero también es otra historia.<br />
<br />
Hasta ahí normal.<br />
No esperaba ninguna repercusión. Sólo expresarme en algún sitio para frenar los estragos de no ver futuro alguno, trabajos cada vez peor pagados en las antípodas de lo que yo era, no ya en lo profesional -donde pintaba lo mismo que un cojín tirado en un sofá- sino también en lo personal y ético. Una angustia continua, cuesta abajo hacia algún problema de nervios. <br />
<br />
Un caos.<br />
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Mi verdadero ser aparecía, como siempre, cuando abría la boca pero <i>así, por escrito</i>, el único sitio donde he sido de verdad toda mi vida. En la vida real era otra completamente distinta, lo que se esperaba para fundirme con la masa sin desentonar. Pero es otra hist...<br />
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Ahí está clave, mi juego, la diversión. Con mi (o mis) nombres literarios he sido yo todo el tiempo. La distancia entre eso y la persona cotidiana no se puede (a fecha de hoy el verbo correcto es <i>podía</i>) contabilizar; directamente un abismo. Nada de postureo con el drama de <i>escribirse encima</i> que algunos pretenden vivir, era tendencia natural y <i>era una desgracia.</i> <br />
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Y los seudónimos se utilizan por vergüenza, no por orgullo. Para ocultar quién ha dicho qué, mira lo que piensa en realidad ese autor cuando narra aquel episodio pseudobiográfico. Para sonar bien dentro de la publicidad, no es lo mismo ni estético María Eustaquia González Morales que Lady Gaga.<br />
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Seudónimo, personaje, impostura. Mi caso es al revés: el personaje impostor era la del nombre civil y la auténtica era la del nombre libremente elegido. Cumpliendo el juramento que hice con 5 años, bajo la premisa de que era un choque aberrante contra la libertad personal no poder elegir tu propio nombre como ser humano, afirmé que en el futuro sería <i>Sara</i>, el que había elegido, y así reparar el error familiar, porque estuvo entre las posibilidades de bautizo pero no ganó esa opción. <b>Y la había elegido. </b>Sólo tuve que esperar 25 años. Pero no porque sonara mejor para el mundo publicitario.<br />
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Y entonces, empezaron a prestar excesiva atención.<br />
<br />
Porque pensaron que Sara M. Bernard era un personaje. Un personaje heterónimo del escritor Alberto Olmos, quien ya tenía experiencia curricular con el personaje<i> crítico-bestia </i>de Juan Malherido.<br />
<br />
<i> </i><br />
Así que en esta ocasión,<i> </i>¿no eran curiosos todos esos mimbres? Alguien que aparece de la nada pero dice que lleva 20 años haciendo libros. Joven de treinta y poco que critica el postureo joven y no tan joven del mundillo literario español, desde la virginidad que otorga vivir fuera del circuito. Y la crítica no era envidiosa desde la prepotencia de un genio incomprendido al que las editoriales han rechazado mil veces, sino desde la acidez y la pureza de alguien con dos décadas -decía- en su burbuja. Tan ajena que desconocía a sus laboriosos coétanos de pluma; acababa de descubrir, entre otros, al propio AO y se declaraba ultra-mega-la hostia de fan. Siguen por ahí los tuits que incluyen las palabras "dios" y "alberto olmos" comparándolos como la misma entidad sin atisbo de vergüenza. También hablaba de la crisis, el monotema de 2013, pero en su versión mediocre e invisible: no había drama, no había niños que pasaran hambre por no llegar a fin de mes, ni amenaza de deshaucio por un hipoteca sin pagar -o la hipoteca mensual o la comida de los niños, la dicotomía que planteaba la prensa con frecuencia esos días- porque su vida laboral no le había dado ni para tener niños siquiera. Y, por último, especificar abiertamente que era un nombre literario, seudónimo, que ni se llamaba Sara ni se apellidaba Bernard. Pero el otro nombre <i>no se filtraba por ningún lado. </i><br />
<br />
En qué momento la lectura de todos esos detalles llevó a la conclusión de ser un personaje más de la mente del segoviano, no lo sé. Una posibilidad que lanzo al vuelo en retrospectiva, cuando ha pasado el tiempo y más de dos y más de cinco personas preguntaron (siguen preguntando, hoy) si realmente existo o soy una historia heterónima.<br />
<br />
Entonces sólo era incredulidad. Así aparecieron lectores o followers en cascada, quizá por la duda de la existencia independiente o no, de quién se ocultaba detrás de aquellas palabras. Y lectores anónimos que pasaban por allí. También lectores del tipo <i>en realidad quiero hablarte de mi libro</i>. Si no cuento mal, me mandaron 5 libros enteros y otras 7 invitaciones por si quería leer otros tantos libros y hacer una reseña o algo; todos aquellos noveles desconocidos ejercían un automárketing de aura tiñosa, colocándome en sus puntos de mira por ser <i>alguien</i> si tenía esas otras firmas concretas de seguidores.<br />
<br />
Y después, incluso, he llegado a mi cumbre de personaje literario. En una novela decía la protagonista <i>escribe; después lo piensas</i> y también <i>llevo escribiendo sin descanso desde 1991 </i>y además una copia gratis que el autor tuvo el detalle de regalarme por correos.<br />
<br />
Seguí mi camino hasta hoy, con el parón de los últimos dos años. <br />
Podría decirse que he estado fuera de las redes ese tiempo, en unas extrañas vacaciones. Durante el proyecto de contar una de esas historias inconclusas de arriba, el asunto se deshizo por completo. Los papeles se han invertido este tiempo que he estado <i>fuera</i>. Quizá la resolución por la que tanto he gimoteado aquí una y otra y otra vez, ejecutada de forma surrealista.<br />
<br />
En el mundo real ejerzo, por fin, de Sara M. Bernard. Salí a <i>dar conciertos</i> y estar en la calle. Algunos versos de los escritos en esta casa se han dicho en persona. Análisis y pensamientos que estaban por aquí los he expresado en voz alta a otros seres humanos. Y todavía estoy haciendo esa digestión. Intento regresar poco a poco pero la selva de Internet ha seguido su curso acelerado.<br />
<br />
Ahora AO pasó de la categoría <i>rebelde</i> a la de <i>otro señor mayor amargado</i> porque chocó contra el feminismo pop y la tuitstar de turno. Ahora me caen reprimendas y <i>manspreadings</i> porque soy un delicado copo de nieve que me creo especial, ofendidita como si el mundo me debiera algo, vamos que me confunden con alguien de 20 años cuando tengo ya 40, caballero, QUE TENGO 20 EN CADA PATA, no es nada de eso, que vengo de la otra crisis y aún no me he recuperado, no soy una ofendi...<br />
<br />
Ahora casi debería ser mi obligación dar la turra con material gráfico, posados, carnes y bikinis, y qué menos encima cuando podrías sacar provecho de un cuerpo de 40 que se mantiene igual que con 20, invéntate algo de <i>fitness</i>, no entiendo como no haces eso, etcétera. Que poses, maldita sea, hemos pasado de la dictadura de la belleza perfecta a la dictadura de enseñarlo todo, todo el rato, mira qué oportunidad estás desaprovechando para tener más likes, mira todas estas estrategias y trucos que podrías utilizar para comprar seguidores y bla bla blA BLA.<br />
<br />
No, gracias, no me da la gana esa esclavitud. La única deuda que tengo es con el teclado. <br />
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Mi perfil serio es <i>este</i>. <br />
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Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-47881198547208182302019-05-28T18:58:00.000+02:002019-06-14T17:07:01.934+02:00La crisis de los 40<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-EyUrx0qG6jk/XOkb8zwcpnI/AAAAAAAAGh4/EJjnDqmwPak0fP0kW0CSmiGZoMYW1vCmwCLcBGAs/s1600/CanasP-PV.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="372" data-original-width="718" height="329" src="https://1.bp.blogspot.com/-EyUrx0qG6jk/XOkb8zwcpnI/AAAAAAAAGh4/EJjnDqmwPak0fP0kW0CSmiGZoMYW1vCmwCLcBGAs/s640/CanasP-PV.JPG" width="640" /></a></div>
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<a name='more'></a>Hay un sí pero no inombrable que me gustaría desatender de inmediato, ese parloteo insistente de la llegada a los 40 y la <i>crisis de los 40</i>, que soy mujer a la que obligan a la invisibilidad por más de 40 -cumplo ahora 40 años y 3 meses, es <i>muy poca vejez</i>-, incluso una urgencia de seguir narrando con fastidio la evolución de mis canas como si fuera un capricho arquitectónico de la naturaleza, a saber: que no me salen, que en su día apareció una -o encontré una, la primera- cuando acababa de publicar el primer ISBN, qué metáfora y qué casualidad, para colegir al poco que no era una cana auténtica de madurez sino que crecía en el centro de una espinilla-herida que me rascaba durante las noches de corrección de ese libro, con la cabeza apoyada en una mano y los dedos rasca, rasca y ya está, una cicatriz sangrante y en el centro ese pelo que se había quedado blanco, pero ninguna cana más, y tengo esa necesidad por destacar la sorpresa de unos genes anti-blancos porque alrededor hablan -se quejan- de sus canas y eso me aleja de una experiencia común que todos parecen compartir, la madurez quizá, fíjese que en el registro está documentado que la segunda cana llegó dos años después, tras la publicación del segundo ISBN, entonces qué, cuántos libros tengo que publicar para conseguir la cabeza entera de color gris plata o blanco, dígame, no me va a dar tiempo, eso no puede ser, que las cuento y no salen más, y la pareja albina descansa en un sitio estratégico donde no se ven demasiado.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-zJU3Vt8A1as/XOp4WN3y-sI/AAAAAAAAGiE/-ndu3L-6zqoMXzvKLQxDkP_djlKvmUIMACLcBGAs/s1600/21743374_1500301013351432_2590421934153689715_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="866" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-zJU3Vt8A1as/XOp4WN3y-sI/AAAAAAAAGiE/-ndu3L-6zqoMXzvKLQxDkP_djlKvmUIMACLcBGAs/s200/21743374_1500301013351432_2590421934153689715_n.jpg" width="180" /></a></div>
Así que no he dudado un segundo para convertirme en profesor chiflado con su laboratorio químico a cuestas. Durante una temporada he probado experimentos con decolorantes de última generación, tonos rubio platino y otros tantos matizadores para conseguir un blanco reluciente que degenera a su gusto (según contaminación, luz solar o temperatura de la ducha) en tonos verdosos, rosados, azules o grises cenicero-lleno.<br />
<br />
En esa temporada respiro tranquila porque la evasión experimental me entretiene de lo importante, aunque sepa que bajo esos pelos de abuela sólo hay dos cabellos, de varios miles, a los que les ha desaparecido la melanina de forma natural sin que medien experimentos del Quimicefa.<br />
<br />
El proceso lo repito un total de cuatro veces hasta que cansa. No hay nada que hacer. Incluso se convierte en tendencia porque la moda nunca se detiene: ¿qué hacemos con esa población madura, harta de tintes para ocultar el paso del tiempo? Cambiemos la fórmula, digamos ahora que las canas están bien y son sexis, así les vendemos lo mismo (seudo tintes, matizadores y realzadores) para que lleven el <i>pelo natural</i> y compren la misma cantidad de nuestros botes de productos.<br />
<br />
Me produce cansancio. Sigo encerrada en mi isla desierta de la que creí haber tomado unas vacaciones, pero estoy en el mismo sitio, <i>la isla con eco</i>. El lavado de cara ha sido, en resumen, equivalente a una recalificación de terrenos urbanizables, construcción de un embarcadero, un muelle y dejar una lancha fuera borda preparada para su uso. Pero sin gasóleo. Por tanto, no consigo hacerla funcionar para cruzar al continente. Permanezco aquí, en la isla desierta, mientras la experiencia común se aleja una vez más.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-QxrMcdTerZc/XOvaeOMdujI/AAAAAAAAGik/Lng18SkbvJU8_wSTEcvDFAD3BBjJxhXzQCLcBGAs/s1600/IMG-20170928-WA0023%2B%25282%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="345" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-QxrMcdTerZc/XOvaeOMdujI/AAAAAAAAGik/Lng18SkbvJU8_wSTEcvDFAD3BBjJxhXzQCLcBGAs/s200/IMG-20170928-WA0023%2B%25282%2529.jpg" width="151" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Por fin parezco más vieja que mi abuelo, <i>respect</i></td></tr>
</tbody></table>
Eso que llaman <i>crisis de los 40</i> -ya pasada de moda, también; con las nuevas estrellas mediáticas, la crisis se produce a los 30 porque es un drama ser <i>tan viejo</i>- a la hora de la verdad no supone ninguna crisis, tal vez mi propia madurez de aceptar que vivo en está isla desierta del limbo, sin buscarlo, sin pretenderlo como estilo de vida, sin que fuera opción en ningún momento. La narración de mi experiencia no deja lugar a dudas: no hay término medio. De una vida profesional cargada de paternalismo a una vida invisible por ser muy mayor para los trabajos de subsistencia. Forzada a una vida de Peter Pan que no he elegido. A una vida sin hijos, no por decisión ni por conciencia planetaria ni ninguna otra cuestión moral, sino porque no había capacidad monetaria para ello. Producto, a su vez, de ser vapuleada en constantes posiciones de adolescencia profesional porque <i>es lo único que tenemos disponible ahora, encima deberías dar las gracias. </i><br />
<br />
Los ensayos químicos eran una débil transducción externa de rebeldía. Harta de esa posición obligada de adolescente. Y de un día para otro, sólo con una cifra, tampoco eres visible porque <i>deberías estar en otra situación acorde a tu edad, dónde tus hijos, dónde tu carrera, no hay nada.</i><br />
<br />
<br />
Sé que habrá otro centenar de islas formando un atolón espectral, por puras matemáticas. Tiene que haberlas. Todavía no tenemos etiqueta aunque hoy guste tanto poner etiquetas, hashtags y títulos fáciles para el clickbait. Ahí fuera tiene que haber (no los conozco ni son cercanos) miembros desclasados y perdidos de esa generación X a los que la crisis partió en dos e impidió su crecimiento planificado, como ha hecho el resto. A los que los estudios no le sirvieron para trabajos "mejores", ni la emigración, ni cambiar de sector para sobrevivir. Los que eran adolescentes a finales de los 90 y pillaban un curro a media jornada para ahorrar en un capricho, quizá sacaban 300 euros en un mes, para que 15 años después lo que encuentren para comer -después de dar tumbos porque sus empresas han ido cerrando- sean curros de 299 al mes y más de media jornada. Los que vieron nacer internet y eran <i>frikis</i> entonces, y ahora se manejan igual que la generación siguiente, supuesta <i>nativa tecnológica</i>, pero pareciera un insulto controlar así, como si el proceso de aprendizaje se detuviera en algún momento, y sólo lo hace cuando sufres alguna patología cerebral. Todos esos individuos, que no conozco -porque el círculo cercano tiene boda, hijos, hipotecas, propiedades, un perro en el jardín- flotamos en un limbo con cara de culpables, como si fuera delito, como si quisiéramos ser <i>peterpanes</i> porque lo hubiéramos elegido y no es el caso. Otros -hay de todo- sí lo han elegido y prefieren ser adolescentes <i>ad eternum</i> de fiesta en fiesta. Nosotros ni siquiera hemos podido elegir. Los<i> fracasados X</i>, sonoramente porno. Fracasados viejunals.<br />
<br />
En mi isla se han abandonado los esfuerzos por arrancar el motor sin gasóleo de la lancha seca. En vez de eso, se hacen reuniones en el embarcadero que incluyen una ruta turística por las playas repartidas en la línea de costa del lugar, usando unos remos artesanales. Esas playas y parques naturales que pertenecían sólo al continente son una estafa: las auténticas están repartidas en calas secretas por esta isla. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-11205112724576048102019-05-03T07:31:00.000+02:002019-05-28T14:37:13.184+02:00Apropiarse del espacio que siempre fue... por el camino raro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-tosiR6KiOPk/XMcwa1t17vI/AAAAAAAAGfc/iBy4xYjtQJsHBHtfK41OBJG7M4T4KE5JACLcBGAs/s1600/poemariosenlacalle%2B%25282%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="392" data-original-width="725" height="346" src="https://4.bp.blogspot.com/-tosiR6KiOPk/XMcwa1t17vI/AAAAAAAAGfc/iBy4xYjtQJsHBHtfK41OBJG7M4T4KE5JACLcBGAs/s640/poemariosenlacalle%2B%25282%2529.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Una semana antes de cumplir los 40 años está impreso, táctil, con sus solapas ensuciables, mi primer libro vía editorial. <i>Uuuy.</i> Por los pelos obtengo esa etiqueta consuetudinaria del mundillo literario que dice <i>escritora/poeta joven</i> (menor de 40). La semana antes cuenta dentro de plazo, ¿verdad? Con su ISBN de España, no de Amazon. Y su depósito legal en los olivos de Jaén. Nada de fotocopias ni grapas, lejos de talleres europeos de factura umbría empaquetando autoedición. <br />
<a name='more'></a><br />
No es un parto virginal en absoluto porque suma el tercero. Quizá esperaba que, tras (X) años ansiando la etiqueta de oficialidad -hasta prometí tatuarme el logo de la editorial que lo hiciera- el subidón duraría en consecuencia un poco, un poco más que las otras veces. Duración real: tres horas. La crudeza de siempre vuelve luego. Que es un poemario enclenque, demasiado corto y ridículo por mucho que la editorial lo haya aceptado. Tampoco vamos a montar una guerra civil por el gusto del editor, ellos sabrán. Pero tendría que haber sido más largo. Que los versos están desmañados e insípidos, tantas veces recitados sobre el oído de otros, con y sin música de fondo, tantas veces eyectados por mi garganta con más o menos gritos. Un libro que se terminó en una semana. Aunque esto último es mentira, hay textos almacenados durante el período 2017-2018 con vistas a formar parte del engendro, pero a niveles prácticos el orden, la corrección y muchas nuevas líneas se hicieron en una semana. Así que el embarazo, al redondeo, queda en cinco días.<br />
<br />
Ese abismo de disgusto se corporaliza de forma grosera unos días después, durante la aparición de sudores mortales en una cita de micrófonos, porque llego a destiempo, no he decidido con antelación qué textos trovará la noche, y el ritual dicta medio minuto de hojear selectivamente mientras otros comienzan sus versos, minuto que no tengo porque he llegado tarde, por lo que cunde el pánico una página tras otra cuando se acaban, qué pocas páginas son, qué basura todo, qué contado ya en tantas ocasiones, nada de interés, <i>para qué todo esto, qué hago aquí, a quién se le ha ocurrido que es buena idea publicar libros, si nadie lee.</i><br />
<br />
Pero las tablas tiran, amigo, no se pueden <i>desaprender</i>. ¿Creéis que alguien se da cuenta del abismo? Al contrario, no queda tan mal la lectura, palabras cariñosas y de felicitación que aparecen terminado el acto, y las gracias de vuelta, cortesía azorada y pequeñísima porque no le veo mérito alguno en darle sentimiento, proyectar la voz y esos etcéteras que ya aprendí en clases de teatro o sobre los escenarios, que encima el texto no es texto de tan trillado sino un escupitajo de pésimo gusto, me parece inservible por mucho que lo haya leído directamente del libro impreso. Pero así es, deduzco, este detalle de la situación real con un libro <i>real,</i> estas cosas que no pueden aprenderse en cabeza ajena porque necesitas de tu propia fórmula. Igual que para una obra de teatro, o para grabar un programa de televisión necesitas unos niveles aceptables de ansiedad en las tripas, estar nervioso, porque el estar/sentirse relajado significa el desastre absoluto -perderás la concentración sí o sí por el relax y no sabrás qué decir, se evaporará el texto, ni cómo improvisar-, también con un libro físico necesito que poco después se vuelva abominable, ridículo, escaso en tiempo y forma, para así poder escribir el siguiente con cero culpabilidad por ignorar al anterior.<br />
<br />
Me alegro tanto de que eso suceda, a la hora de la verdad, como una confirmación de lo que ya sabía: nunca es suficiente, y para cuando lo sea, tendré un pie puesto en el hoyo. Me alegro porque no ha cambiado el post-libro, a pesar de esta temporada viviendo <i>en la literatura</i>. Esa inmersión (2017-18) me ha devuelto a los tiempos verdaderos, en los que pensaba, respiraba y hacía escritura, y además, hacia afuera y compartida. Recitales periódicos. Minipoemarios versión fanzine que no me he avergonzado de vender por la calle, incluso al lado de una feria del libro, en versión top-poesía-manta. El trato directo con el público, con el que lee, con la tribu: con la gente.<br />
<br />
Sin embargo, el blog se ha reducido casi a cero porque el refugio lo respiro cada día, en la calle y con las manos llenas de tinta. Hoy no sé cómo ha ocurrido, esta ciudad donde siempre llueve en arcoiris me dio una pista los primeros meses, regresé a un recital de micro abierto justo cuando las obras escritas que me acompañaron en la mudanza reposaban en la basura y tenía la decisión de empezar desde cero, desde mi otredad periférica y la ajenidad a una generación literaria que no conocía de mi existencia. El mismo organizador también llevaba una escuela de escritura, y el festival literario de la ciudad, hasta que se mudó justo a la ciudad del sur de la que yo había partido. Después, un breve interludio en el que lloriqueaba por esta casa, para que la casualidad me llenara con esa tribu de poetas callejeros que hemos organizado dos temporadas de jams poéticas y micros abiertos, a veces cada semana, resistentes, dispuestos a buscar esa magia de la conexión en textos propios y prestados, y el proyecto por delante que se perfila para las próximas temporadas.<br />
<br />
Esta casa, en consecuencia, se ha quedado vacía porque no necesitaba seguir lloriqueando, ni recordar los breves minutos de escribir sin culpa alejada de una redacción, ni lo lejos que estaba de una labor cotidiana que consideraba normal, pero a la que no sabía cómo volver. Y ahora, tampoco sé cómo lo he hecho. Por segunda vez, me salva la literatura.<br />
<br />
Lógico; no soy otra cosa.</div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-85433128099445108642018-12-09T01:27:00.001+01:002018-12-09T03:50:08.637+01:00Bailad, malditos -capítulo 700-<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://3.bp.blogspot.com/-GtLkH5mYmn8/XAxjBrMgsoI/AAAAAAAAGW0/OZVMM-5Vx8s3T_hCPXvo4OR8_O2EM0MpQCLcBGAs/s1600/beksinski1.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="559" data-original-width="561" src="https://3.bp.blogspot.com/-GtLkH5mYmn8/XAxjBrMgsoI/AAAAAAAAGW0/OZVMM-5Vx8s3T_hCPXvo4OR8_O2EM0MpQCLcBGAs/s1600/beksinski1.JPG" /></a></td></tr>
<tr align="right"><td class="tr-caption"><a href="http://www.beksinski.com.pl/lata-90-1999/malarstwo.html" target="_blank"><i>Zdzisław Beksínski</i></a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<a name='more'></a>Bailad, malditos.<br />
<div style="text-align: justify;">
El viaje ha terminado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Danzad. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sólo han sido 30 años.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De la casualidad, por combinación química, tienes un organismo que piensa, debate, -construye y destruye-, encuentra las leyes para los patrones de energía y el comportamiento de las moléculas de las que surgió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Dónde la ley?</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Dónde la <i>Trampa</i>?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/d8KFyGodC1E" width="560"></iframe><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Bailad, malditos. Se recupera la calma frente a la chimenea, los días vírgenes, las cosquillas en la nuca. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>I promise you</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Te prometo que siempre te destruiré para volver a levantarte. </div>
<div style="text-align: justify;">
Que en la sombra de la conciencia hay un secreto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>I promise</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://4.bp.blogspot.com/-c4-y9PoIAaE/XAxjDdta9yI/AAAAAAAAGW4/l8RAjWLoJbcd7Q2qlanh7hmiPa9V6zKHgCLcBGAs/s1600/beksinski2.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="747" data-original-width="732" height="200" src="https://4.bp.blogspot.com/-c4-y9PoIAaE/XAxjDdta9yI/AAAAAAAAGW4/l8RAjWLoJbcd7Q2qlanh7hmiPa9V6zKHgCLcBGAs/s200/beksinski2.JPG" width="195" /></a></td></tr>
<tr align="right"><td class="tr-caption"><a href="http://www.beksinski.com.pl/lata-2000-2005/malarstwo-2000-2005.html" target="_blank"><i>Zdzisław Beksínski</i></a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Te diré cuántas veces puedes huir, cuántas, hasta regresar al cruce de caminos donde sopla el viento, en mitad de la montaña nocturna llena de zarzas irritantes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuántas</div>
<div style="text-align: justify;">
noches</div>
<div style="text-align: justify;">
en el viento</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>ordalía</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> </i>en el círculo sagrado</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> fuego</i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuántos pasos para regresar al centro de la espiral donde todo emanó la primera vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Danzad, malditos, el viaje ha terminado. </div>
<div style="text-align: justify;">
Hemos llegado a un puerto distinto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://2.bp.blogspot.com/-CsEWEHjoyGQ/XAxjFQUw7AI/AAAAAAAAGW8/dzJjVXjCt4EkyaEptalvSbJSX-i2W7a5gCLcBGAs/s1600/beksinski3.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="748" data-original-width="379" height="320" src="https://2.bp.blogspot.com/-CsEWEHjoyGQ/XAxjFQUw7AI/AAAAAAAAGW8/dzJjVXjCt4EkyaEptalvSbJSX-i2W7a5gCLcBGAs/s320/beksinski3.JPG" width="162" /></a></td></tr>
<tr align="right"><td class="tr-caption"><a href="http://www.beksinski.com.pl/lata-2000-2005/malarstwo-2000-2005.html" target="_blank"><i>Z B.</i></a></td></tr>
</tbody></table>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-66941014148152963272018-12-07T00:42:00.000+01:002018-12-09T00:48:18.124+01:00Murzim<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-LdTWmW9bOC8/XArnJR479xI/AAAAAAAAGWc/zwhTNlO4VAoNFK7orOWBJ0WVooa-kJJxwCLcBGAs/s1600/20181205_225914.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="640" src="https://2.bp.blogspot.com/-LdTWmW9bOC8/XArnJR479xI/AAAAAAAAGWc/zwhTNlO4VAoNFK7orOWBJ0WVooa-kJJxwCLcBGAs/s640/20181205_225914.jpg" width="480" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Mira a Orión y ten los ovarios para asegurar que no es ahí.<br />
Mira a Sirio parpadeante desde la playa oscura, en blanco, azul y rojo, Sirio A, Sirio B (¿Sirio C?) y ten los cojones de decir que no es ahí, ahora. Cuándo.<br />
<br />
Sigue creyendo que todos los desastres son miles que te persiguen y ninguno verdadero, que el destello de la suerte te es ajeno. Di. Cree lo malo y no lo bueno. ¿Para qué? <br />
<br />
Mira cómo sonríe la sensación de existencia, imperturbable.<br />
La vida existe para que el arte no nos destruya, ¿y ahora? El mensaje de la botella tiene una caligrafía imposible para los mensajes secretos sin código de un Larra despeinado que se niega a escribir más. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Ten los ovarios para decir que no es ahora, cuándo, bajo el material sintético de una chaqueta llena de pulgas y escombros.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Mira a Orión, ten ovarios para decir que resta algo de miedo, que puede mantenerse en pie el frío, te diré cuántas veces puedes huir de la niebla. Te diré dónde comer. Dime. La imaginada importancia qué es ante esta risa, la risa de la inmensidad. Pulgas y escombros.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Dice Sothis que Neit lo sabe cuando se levanta en occidente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-iDqaFmabYJQ/XAsB51NTalI/AAAAAAAAGWo/j5E6SSrjlkQOV3N95e6JwczfFKW5y4QhQCLcBGAs/s1600/siriushieroglyph.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="210" data-original-width="250" height="167" src="https://1.bp.blogspot.com/-iDqaFmabYJQ/XAsB51NTalI/AAAAAAAAGWo/j5E6SSrjlkQOV3N95e6JwczfFKW5y4QhQCLcBGAs/s200/siriushieroglyph.jpg" width="200" /></a><i><span style="color: black;">Soy todo lo que ha sido, lo que es y todo lo que será. Ningún mortal ha sido capaz de alzar el velo que me cubre.</span></i> </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dice Sothis que Neftis siempre acompañará a su hermana, hija de las dos aguas. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Mira a Sirio parpadeante con los pies dentro del mar.<br />
Mira bien arriba y te diré cuántas veces puedes huir.<br />
Cuántas.<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/4yIpuzpsuoA" width="560"></iframe><br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-57479765829026598242018-10-17T19:45:00.000+02:002019-08-19T19:58:45.051+02:00El camino torcido del burro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-z30x9Xzn4K8/W8aV3tB5feI/AAAAAAAAGVY/b7NuN3dAcFw9OooExg6cczdEOj8m1Z-QwCLcBGAs/s1600/image-2018-10-17.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="580" src="https://2.bp.blogspot.com/-z30x9Xzn4K8/W8aV3tB5feI/AAAAAAAAGVY/b7NuN3dAcFw9OooExg6cczdEOj8m1Z-QwCLcBGAs/s1600/image-2018-10-17.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
No sé hasta qué punto puede ser una astenia otoñal. Las astenias, por tradición, me dan durante febrero, justo todo el mes anterior a mi cumpleaños. O hasta qué punto tiene que ver con el artículo al que le doy vueltas una y otra vez de forma diaria, la parte siguiente de <a href="https://libresparanada.blogspot.com/2018/07/mi-verdadera-historia-parte-1-malditos.html" target="_blank"><b><i>Mi verdadera historia ~ Malditos cerebros</i></b></a>. Porque está quedando demasiado largo para las prisas actuales, aunque corte, resuma y vuelva a resumir hasta lo imprescindible. Porque significa masticar el relato completo de ese período amorfo que -ahora puedo nombrar con certeza absoluta- fue un episodio depresivo mayor y no la simple tontería de <i>paso todo febrero un poco baja de ánimos hasta que llega mi cumpleaños el 28. </i>Quizá es miedo a quedarme corta para que se entienda la gravedad del asunto pero con la posibilidad, sin caer en la magufada, de otra serie de motivos por los que salí adelante, sola, negándome a intervención alguna de mis próximos compañeros de profesión y relacionados -psicólogos y psiquiatras-. Quizá son dudas por toda esa gente que me ha conocido en la versión 2017 en la calle, y se pregunten <i>quién es esta, que me la han cambiado del todo,</i> alguien ajeno a lo que era durante el relato en cuestión.<br />
<br />
<a name='more'></a>Pero tampoco. <i>Astenia otoñal</i> es un insulto, ni siquiera se parece a lo de febrero, ni mucho menos a ese período 2013 del post que lleva semanas como borrador cambiante. Dónde va a parar. La explicación más simple: el efecto secundario por estos meses de verano en los que he tomado el triple de antibióticos y otros medicamentos que en todos los 18 años anteriores juntos. Maldita última muela del juicio, qué batalla ha dado la cabrona para arrancarla de mi mandíbula. Después de ese castigo, normal que cuerpo y cabeza se resientan un poco.<br />
<br />
Mi memoria reconstruye y revive, excepto ese período. La distancia es tan enorme como para observar tras la verja de un zoológico algo exótico y lejano mientras como palomitas sin ser capaz de entrar al foso. Aunque siga todos los días con el post enquistado entre los dedos, todos esos días que no van a ningún sitio. Otras cosas no han cambiado. Los cálculos que hice entonces, por ejemplo, en los que matemáticamente no tendría jubilación aunque me contrataran al día siguiente a jornada completa. Hoy se habla de la subida del salario mínimo a 900€ y se hace herida nueva sobre cicatriz. Mi último sueldo mensual fijo eran 600 raspados (599€). Y el anterior fue de 640. Y el anterior, 800. A medida que avanzamos, menos. El salario del que se habla sería un lujo, por fin. La memoria. El periódico El País vuelve con otra de sus sentencias clasistas, que desde 2008 ha aumentado en más de 300.000 personas las que tienen título universitario pero están en riesgo de pobreza, hasta sumar más de un millón. Qué risa. Como cuando se partían el pecho con la pobreza de los <i>mileuristas, </i>y a mí me quedaban varios años para tener mi primer <i>sueldo oficial</i> de 1.000.<br />
<br />
La memoria reconstruye, como Jimina Sabadú que recuerda las <b><a href="https://medium.com/@jiminasabad/diez-cosas-que-he-hecho-mal-en-el-trabajo-6507c059be3f" target="_blank">diez cosas que ha hecho mal en el trabajo</a> </b>o que sigue haciendo, cuando la crisis le pilló con 27 años y ahora tiene 37, como la crisis que me pilló con 29 y ahora tengo 39. Pero no revive. De hecho, la memoria vomita. Risilla incoherente que se me escapa ahora que recuerdo, justo antes de estos dolores y operaciones de muela, el intento ajeno más reciente y único del que llamaron, otra vez de promotora: entre cifras mensuales, porcentajes anuales maquillados, impuestos, retenciones y un equipo joven y fantástico y dinámico, el resultado que ofrecían era 5 euros la hora por aguantar de pie gastando saliva para que los clientes se llevaran esa máquina de café. Salí de la entrevista <i>de trabajo</i> con la furia hirviendo en las sienes y en un punto del cráneo donde el hueso occipital se une a los parietales (después me enteré que tiene nombre, lambda) y copias de los <a href="http://libresparanada.blogspot.com/p/versos-recitados.html" target="_blank"><b>poemarios</b></a> en la mochila, y con el impulso de esa furia me planté en la calle como cuando tenía las carpetas de ONG y vendí poemarios hasta hacer 10 euros en media hora escasa. Lo suficiente para que la ira dejara de quemar, tampoco arreglan nada.<br />
<br />
No sé hasta qué punto pueda ser una astenia estacional, con la violencia de un día casi a 30ºC y al siguiente nublado, las lluvias y el frío. Quizá el primer parón porque no llegan encargos de correcciones, no hay ensayos de teatro ni actuaciones programadas a la vista, ni vídeos que editar ni tampoco clases particulares que dictar, toda esa maraña que explotó en 2017 (vivir de verdad, por fin) y me ha arrastrado por 2018. Quizá porque delante tengo la tensa espera de las órdenes del editor, un mes completo de noviembre para pulir el libro-libro oficial-oficial, el primero si nos ponemos estrictos, el primogénito con editorial. El 1 de noviembre cumplo 27 años ininterrumpidos de escritura. Llevo la cuenta porque en esta misma fecha de hoy, el año pasado, me acordé y mi escapatoria fue editar el vídeo.<br />
<br />
El año pasado eran 26.<br />
Peor que un burro, sigo sin ver otra cosa. <br />
<br />
Esperando.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/IHKbzYRnmsM" width="560"></iframe><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-60151531199491828392018-07-03T03:59:00.000+02:002018-07-04T03:59:42.837+02:00135<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-_44LirdXU9I/Wzwphb3GIEI/AAAAAAAAGQw/FC_8RL68dYspVcK_DQZD40v9Z4r5G2nigCLcBGAs/s1600/20180704_035450.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1261" data-original-width="1600" height="504" src="https://4.bp.blogspot.com/-_44LirdXU9I/Wzwphb3GIEI/AAAAAAAAGQw/FC_8RL68dYspVcK_DQZD40v9Z4r5G2nigCLcBGAs/s640/20180704_035450.jpg" width="640" /></a></div>
<a name='more'></a><br />
Música para danzar<br />
bailes de agua, sueños que se cortan<br />
a media proyección,<br />
despacho, contrato, firma y tinta,<br />
esbozo por la calle de piedra con<br />
música para danzar<br />
bailes de sol en el agua, sueños más cerca<br />
de la yema de los dedos,<br />
camino, puerto, hoja y tierra,<br />
planto por la orilla burbujeante<br />
una firma<br />
<i>nuestro sello</i>.<br />
<br />
Fiuncho, romeu, codeso, fento macho, herba luisa e abeloura.<br />
<br />
El akelarre crece.<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/vsi1ivi03sE" width="560"></iframe><br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-24926421966421785612018-07-02T04:30:00.000+02:002018-07-07T08:18:29.403+02:00La extrañeza tiene un por qué ~ Malditos cerebros (II)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-K5jxlei_aDY/Wv66VqyIhGI/AAAAAAAAGNo/pcsUukD7qkQlpj5SR69vKiGvvbPKXjcHQCPcBGAYYCw/s1600/el%2Bpensador_Rodin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="504" data-original-width="960" height="336" src="https://3.bp.blogspot.com/-K5jxlei_aDY/Wv66VqyIhGI/AAAAAAAAGNo/pcsUukD7qkQlpj5SR69vKiGvvbPKXjcHQCPcBGAYYCw/s640/el%2Bpensador_Rodin.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Imagina una persona intolerante a la lactosa y alérgica al gluten, pero que no lo sabe. Durante la infancia aparecen marcadores en un examen rutinario, pero según los analistas es una tontería y no repercutirá en modo alguno sobre su vida cotidiana. La vida que rodea a esa persona es muy fácil, porque de todas las múltiples direcciones existentes, todo se enfoca hacia una: ser futuro participante en concursos de Comedores de Tartas con Nata. También flota en el ambiente un halo extraño de lejanía, aunque el desarrollo para formarse en ese camino sea más o menos apacible. Durante la adolescencia, el halo se vuelve sólido en algunos puntos, la persona se siente incómoda porque el futuro no pueden ser sólo las tartas con nata; un nuevo examen apunta la presencia de intolerancia y alergia, de nuevo los analistas aconsejan que se ignore. No es para tanto ya que está a punto de concluir su formación en Concursante y nunca tuvo problemas graves con ello. Siga el esquema de vida proyectada.<br />
<br />
<a name='more'></a>Así que la persona termina su educación y se lanza a la tarea de concursante en activo. Apenas consigue algo relevante mientras el resto de compañeros se gana la vida masticando tartas sin parar. La persona lo intenta, se ha preparado para eso, asiste a todo tipo de concursos. Cada vez peor, como si no ubicara del todo su lugar correcto a pesar de tantos años de preparación. Una leve incomodidad sorda, dolores abdominales intermitentes, ¿y qué tal ese episodio de diarrea? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Recuerda el análisis de adolescencia y decide hacerse otros como joven adulto; para su sorpresa, no aparecen ni rastro de alergias alimentarias, el hecho de que no avance no tiene que ver con eso, dicen. Quizá los exámenes anteriores estaban mal. A fin de cuentas, no se puede sobrevivir con esas intolerancias pero inflándose a nata, le dicen. Los exámenes anteriores eran mentira. Ahora es un adulto, trabaje más duro en sus concursos. <br />
<br />
El único remedio es resignarse y duplicar los esfuerzos. Lleva años entrenando, domina el arte de masticar a dos carrillos, obtiene tiempos récords en fulminar tartas de dos pisos y la incomodidad latente, a fuerza de voluntad, se ha ignorado con pocas dificultades. Los efectos secundarios son peores, sin embargo, con aumento de largas semanas de hinchazón. La voluntad se muestra un arma insuficiente para sobreponerse. No consigue entrar en la clasificación de los diez primeros, ni siquiera entre los cien primeros de cada certamen. Los dolores pasan de intermitentes a constantes. Diarrea continua, vómitos. <br />
<br />
Le han dicho que no le pasa nada. La conclusión es fácil: otros se ganan la vida con sus concursos y la persona simplemente es un inútil, por mucha formación o entrenamiento que tenga. No sale adelante porque es un fracaso mediocre, incapaz de mantener a su familia ni a sí mismo; a cierta gente le toca brillar en la vida y otra nace para estrellarse, es así de crudo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La consecuencia inevitable al asumir su incapacidad es un proceso depresivo y unas intensas ganas de quitarse de en medio. Antes de suicidarse, como ya no hay nada que perder, decide probar algunas cosas para<i> </i>mitigar<i> la pregunta</i>, que sigue gritando como el primer día: <i>el futuro tiene que ser algo más que las tartas con nata. </i>Una temporada de leche sin lactosa. Pan de cualquier cosa menos trigo. Las mejorías son espectaculares y correlacionadas, adiós hinchazón o dolores en los períodos de experimentos. <br />
<br />
Y si las tartas con nata, entonces.<br />
<br />
Y si el origen de todo.<br />
<br />
Busca un nuevo análisis independiente. Esta vez va a un experto en la materia, no al médico de cabecera. Los análisis dan positivo por tercera vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Intolerancia a la lactosa y alergia al gluten como una casa, exacerbadas a límites peligrosos para la salud por tanta insistencia justo, justo en una actividad vital tan inadecuada como inflarse a tartas con nata rellenas de nata y adornadas con nata. El analista en esta ocasión no le resta importancia sino que explica con datos e información la dieta específica que debería seguir. Porque en el mundo también hay Concursos de tartas <i>veganas</i>, por ejemplo. O de Comedores de Vegetales Crudos. O incluso otras posibilidades más extensas, como dedicarse a cultivar trigo en vez de comérselo. <br />
<br />
¿Por qué no se lo habían explicado antes? Casi se revienta las tripas insistendo por años en una actividad que no le sirve ni le servirá nunca para sobrevivir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-iWBtliid_sA/TaRWQk9YVoI/AAAAAAAAFjs/CnhWNU2Rxl8dJfDb6SKa5Gq3dv8igMA7wCPcBGAYYCw/s1600/logoTrece.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="303" data-original-width="247" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-iWBtliid_sA/TaRWQk9YVoI/AAAAAAAAFjs/CnhWNU2Rxl8dJfDb6SKa5Gq3dv8igMA7wCPcBGAYYCw/s200/logoTrece.gif" width="162" /></a></div>
<br />
<br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-80094879349268516102018-06-07T00:31:00.001+02:002018-06-07T16:04:27.916+02:00Cuando ya no te importe<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-JJQ9b9gWOz4/WxhcgQaCfDI/AAAAAAAAGO0/-GRlpy5nzdAkvqVPWR-55miDWPcpYti9gCLcBGAs/s1600/ankh2018.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="413" data-original-width="552" src="https://1.bp.blogspot.com/-JJQ9b9gWOz4/WxhcgQaCfDI/AAAAAAAAGO0/-GRlpy5nzdAkvqVPWR-55miDWPcpYti9gCLcBGAs/s1600/ankh2018.JPG" /></a></div>
El sol nos vuelve locos.<br />
<br />
<a name='more'></a>Ir a destiempo es lo que produce dolor<br />
ser igual que hace 20 años<br />
destiempo <br />
querer lo mismo que hace 20 años:<br />
quererlo todo<br />
a la vez<br />
y ya.<br />
<br />
Es esto, seguir la misma vuelta,<br />
el sol nos vuelve locos<br />
porque nunca se detiene<br />
ni tú en la indignación de lo políticamente correcto<br />
que hoy son minorías oprimidas<br />
que dan discursos<br />
sin haber sentido su opresión<br />
aún<br />
a destiempo<br />
ser igual que el sol que nos vuelve locos<br />
imposible aprendizaje de cinco mil años<br />
escritos cuando ya no te importan.<br />
<br />
Hay que destruir para unir<br />
las lejanas fuentes del sur.<br />
Tirarlo y empezar de nuevo<br />
o tendrás un castillo de arena seca<br />
con paredes de arena mojada<br />
parches<br />
un cemento de agujeros.<br />
<br />
El sol nos vuelve locos<br />
porque recuerda a esa tierra del desgaste<br />
donde vivimos,<br />
donde cada uno iba a lo suyo y en silencio<br />
sin tender la mano a nadie<br />
y entre nadies se acuchillaban por ser Nadie.<br />
<br />
El sol<br />
tan lejos<br />
(cuando ya no te importe) <br />
<br />
<br />Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-46207322414229293152018-05-15T23:45:00.000+02:002018-05-16T23:45:54.989+02:00Amanecer del 15M: Crónicas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-w9MPaPTn8es/T9UIMoP7a_I/AAAAAAAAFjs/JybngNmSZYghKRSmHqnE1Lm2be03Rv_lQCPcBGAYYCw/s1600/arbolmorado2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="400" height="480" src="https://4.bp.blogspot.com/-w9MPaPTn8es/T9UIMoP7a_I/AAAAAAAAFjs/JybngNmSZYghKRSmHqnE1Lm2be03Rv_lQCPcBGAYYCw/s640/arbolmorado2.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Del 15M han pasado siete años y lo único claro es que entonces tenía morriña de un futuro que no iba a suceder. El mismo que ahora: sólo dispongo de la fecha que he decidido para mi muerte, 15M de 2052, y ni siquiera eso porque es 15 de <i>marzo </i>cuando pretendo morirme<i>, </i>después de la resaca de otro febrero estrepitoso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
A niveles racionales, la destrucción ha seguido cuesta abajo hasta encontrarme con sueldos tres veces inferiores a los de entonces. Qué gran fracaso ese concepto de la subida del precio del dinero a medida que la civilización avanza; quién tuviera ahora 1.200 al mes. Si haces la cuenta, incluso menos de un tercio: 299, a veces.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A niveles simbólicos, que son los únicos, en el fondo, a los que hago caso, el camino desde ese supuesto inicio revolucionario que se evaporó como un mosquito estival me ha catapultado al tipo de vida que siempre soñé y desarrollaba de adolescente (escribir, otras actividades artísticas y estudiar todo el rato), que se truncó en una pausa de vida formal y volvió a torcerse el mismo 15M cuando quedó claro que mi profesión se esfumaba y el periodismo era la ruina.<br />
<br />
No se me ocurría dar clases, qué iba a saber yo de cámaras o edición de vídeo, aunque acabara de finalizar mi contrato en medios.<br />
No se me ocurría subir vídeos a la plataforma Youtube, como referencia adjunta al cv para productoras.<br />
No se me ocurría futuro al periodismo. Tardaría tres años en volver a una redacción. <br />
Ni se me ocurría otra cosa que acidez y pena, angustia del pulso retumbando en las sienes, porque ese poemario nuevo escrito en mes y medio tenía que mandarlo a algún concurso más, a ver si ahora tenía sentido, porque qué iba a saber yo de escribir si en las dos décadas anteriores, nada.<br />
<br />
El latido aún reciente del seguimiento de noticias, la noche en vela, las conexiones en directo, sólo pude verlo de lejos, ciudadana ajena por el ensimismamiento en su fracaso personal. De forma extraña, en el interludio de un paseo, ese 15M fotografié el árbol morado, hermano de raza del otro árbol, porque llamó mi atención sin saber por qué. El camino ha sido tan lento que el hilo de ese árbol me ha llevado al cataclismo 2017 y a responder, al 100%, las preguntas existenciales más duras que me han perseguido estos 38 años y medio. <br />
<br />
En vez de avanzar hacia adelante, ese día marcó el inicio del retroceso hacia donde era mi vida. <br />
<br />
El 15M de 2018 me levanté al amanecer con la liviana sensación de que escribir ya no me importa.<br />
Soy eso.<br />
No puedo ser otra cosa.<br />
<br />
Ya no siento culpa por serlo. </div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-8094730466883807412018-05-09T14:03:00.003+02:002019-10-30T14:37:47.272+01:00Exponerse<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-Vk-UgCO5cZI/WvLPXhW9v0I/AAAAAAAAGNE/F6L7i7iDMTUcpJMiMo8CD7IHxh8WVfGGACLcBGAs/s1600/20180502_saragrafiti.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="580" src="https://1.bp.blogspot.com/-Vk-UgCO5cZI/WvLPXhW9v0I/AAAAAAAAGNE/F6L7i7iDMTUcpJMiMo8CD7IHxh8WVfGGACLcBGAs/s1600/20180502_saragrafiti.jpg" /></a></div>
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Los comentaristas resucitados del blog devuelven el sabor conocido de 2013, cuando esto funcionaba con un poco de movimiento -porque los blogs estaban de moda como zona de batalla; hoy son otras- y el regusto, agradable, de que el anonimato relativo permite ejercer mi hipergrafía en toda su extensión. Puedo, y quiero, contestar a cada una de las gilipolleces, sin censura, aunque vaya contra lo que se supone debe hacerse a nivel mecánico. <i>¿Sería capaz de soportar una exposición máxima?</i> surge la duda. Agradezco, como siempre, la ridiculez cinética lejos de estrellas de las letras o Instagram o Youtube. Porque tengo la mala costumbre de contestar a todo, de tener la última palabra, a lo bueno y lo malo, aunque sea un tono excesivamente incorrecto de trolear al troll. No puedo estar quieta encima de un teclado porque me divierto mucho. <i>¿Qué pasaría si manejo cifras mayores de ojos pendientes a cualquier coma que se me escape? </i>Quizá no tendría manos para contestarlo todo. Quizá no pase nunca.</div>
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<a name='more'></a><br />
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Así que desde mi privilegiada situación de anónima de tres al cuarto me dispongo a liarla contra el nuevo energúmeno de chichinabo, en la adjudicación rápida de ese tono y contenido a ciertas entidades humanas que considero escombros absolutos después de chocarse contra mí. Freno, espantada. Quizá no es ese. Puede ser este otro. O aquella persona. <i>El otro de allá</i>. ¿Y este? Demasiados candidatos, algunos de carne y hueso, presentes o revividos, que <i>pueden </i>estar diciendo eso, tomándose la molestia de un comentario, sólo por fastidiar. Porque se acordaron de mi existencia y en la suya tienen tiempo libre de sobra.</div>
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<br /></div>
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Guardo la diversión plena para otro día. Al poco, otro energúmeno (¿el mismo?) aparece en otro frente, la página de los vídeos, y le sigo el rollo. Que puede ser este. No, el otro. O aquel de más allá. Así no hay manera de insultar, sin saber el quién exacto. Quien sea, con la paciencia de una hormiga, se molesta después en visitar uno a uno los vídeos anteriores, con perfiles distintos o de conocidos que se prestan (las artimañas cibernéticas son múltiples y no voy a extenderme) para colocar el mismo número sospechoso de <i>dislikes</i> a toda la producción audiovisual. En su inquina absurda no sabe que me hace un favor, un verdadero favor, al aumentar el número de visualizaciones.</div>
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Pero vuelve la duda. ¿Qué pasaría a ciertos niveles? No me llegarían las manos. Supongo que, por eso, las estrellitas mediáticas no lo hacen. O porque las cifras son sólo cifras, sin gente detrás. </div>
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<br /></div>
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No saben lo que se pierden.</div>
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Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-46389659222771147872018-05-08T14:03:00.000+02:002018-05-09T14:03:23.174+02:00El choque frontal<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-cEBRpfC_8_Y/WvAN54PhiSI/AAAAAAAAGMg/HbfTbvvkPYQK0kHjy2o5WGjcjh_lGf8IQCLcBGAs/s1600/20180425_kafka.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="420" data-original-width="560" src="https://3.bp.blogspot.com/-cEBRpfC_8_Y/WvAN54PhiSI/AAAAAAAAGMg/HbfTbvvkPYQK0kHjy2o5WGjcjh_lGf8IQCLcBGAs/s1600/20180425_kafka.jpg" /></a></div>
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Por motivos diversos llevo semana y media rodeada de libros con olor a polvo, caca de ácaros y centenares de huellas húmedas, primero en un espacio pulcro y ordenado de compra-venta, después en otro acumulativo al filo del síndrome de Diógenes. En el segundo tuve que mirar, tocar y recolocar montañas que derrumbarían los nervios de un bibliotecario decente; revistas con tetas de los años 70 junto a libros escolares de cuando mis abuelos eran críos y Franco joven, seguidos portada contra lomo de una edición de <i>La metamorfosis</i> anoréxica (ejemplar más delgado que las libretas de 80 páginas que gasto como diarios) u otra edición cualquiera de <i>Un mundo feliz</i>, de Huxley, al lado de un ejemplar -modernísimo en comparación con las anotaciones a lápiz de caligrafía antigua- de los primeros cien de <a href="http://erratanaturae.com/" target="_blank">Errata Naturae</a>. </div>
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<br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Y en esa mezcla delirante, sin nombre propio -síndrome de Gutenberg, tenemos que inventarlo, cuando la acumulación de tantos libros y tantas lecturas y tantísimas posibilidades machaca las cuentas que pueden hacerse con los dedos de ambas manos- en ese torbellino, digo, se desvanece cualquier alboroto porque regresa la alegría calma de la infancia. Si es que alguna vez existió esa calma. El conglomerado de nombres imposibles de literatura supera, ya hace décadas, cualquier juego que pudiera salir de la mente <b><a href="https://www.megustaleer.com/libros/no-derrames-tus-lgrimas-por-nadie-que-viva-en-estas-calles/MES-075596" target="_blank">Patricio Máquina de Títulos Enrevesados Pron</a></b>. <i>Es increíble que hayan publicado eso con ese nombre</i>, pero ahí están, curiosa década de los 60 y los 70 del siglo XX.<br />
<br />
La calma. La auténtica. Desde el otro lado no se miran los libros igual, pero el peso de saber cómo se empieza la primera hoja hasta el punto último de fin, las horas y las correcciones, se ha llenado de mugre estos años, con un peso inopinado e impropio, cuando para otras cosas el tiempo -y el sudor físico, y las lágrimas reales, y el dolor de estómago con antiácido en pastilla de colores- puede ser igual. Por ejemplo, en teatro: ¿qué hay más expositivo que el teatro, donde la herramienta no son tus palabras, sino tu propio cuerpo, tu respiración, tu voz? Y sin embargo, el desaliento no llega. Las horas de preparación para cualquier pieza teatral, el estudio de personajes, los ensayos y repeticiones, son ridículos en comparación a una convocatoria para la que sólo llegan un puñado de espectadores y las entradas vendidas no costean ni una centésima parte del trabajo. Pero el desaliento se aprende. Hace 20 años que lo aprendí, si aparece un espectador, aunque sea un espectador único, la función sigue adelante y se hace con el mismo ímpetu, energía y respeto que si fueran 100 espectadores. O 1000.<br />
<br />
O para aprenderse una canción en el piano hasta que sangren los dedos, aunque su destino sea un concierto casero de navidad después del postre. <br />
<br />
O para un cuadro.<br />
<br />
Pero para escribir, el peso sobre los hombros. Injusto. <br />
<br />
Rodearme de libros de centenares de desconocidos que no sobrevivieron al tiempo o de temas diversos, no necesariamente novelas o poemarios, borra ese peso que no tienen otras artes, esa característica que no comparto con ninguno de mis congéneres autores. Respirar no es un trabajo. Respirar no se puede planificar, la mayor parte del tiempo, a menos que hagas <i>mindfulness</i> en una hora reservada del día. Respirar es identidad. He pasado tantos años escribiendo como modo de vida, todos los días -un ratio aceptable de 8 obras en 10 años- sin que nadie creyera en mí que he aceptado el borrado de identidad. Hasta que la escritura brotó furiosa de nuevo, cada día, a todas horas, y la única perspectiva que da la madurez es un sentimiento de culpa abrumador porque esa actividad es antisupervivencia, porque no alimentas a tu familia ni a ti con ella, y tampoco va a sonar la flauta porque si no te puedes concentrar, no puedes hacerlo al nivel de siempre y ni flauta ni gaitas.<br />
<br />
Las montañas acarosas y polvorientas restan gravedad a la culpa. Aligeran el peso, la discusión identitaria, las actividades para jóvenes escritores que proliferan en la tierra que me escupió y que hubiera necesitado dos décadas antes de la destrucción, no ahora.<br />
<br />
Ha costado pero las heridas cicatrizan. Tanto como para volver anotando mentalmente los versos para un proyecto nuevo, el guion para el espectáculo-presentación de dicho proyecto, las páginas a cambiar en BeAM para añadir más datos y el inicio del tercer texto en discordia.<br />
<br />
Aunque no haya motivos para que el peso se vuelva liviano, busco la locura con el ritmo productivo de siempre. </div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-55908775845176916172018-04-25T10:36:00.000+02:002018-07-05T07:53:14.371+02:00Malditos cerebros (I)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-iWAX2Ls8U3I/WsnbKA6mdFI/AAAAAAAAGKA/Z8aPVyQfgMggEUGxuGmoMOdOCWQclCftwCLcBGAs/s1600/campana%2Bgauss.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="531" data-original-width="655" height="350" src="https://4.bp.blogspot.com/-iWAX2Ls8U3I/WsnbKA6mdFI/AAAAAAAAGKA/Z8aPVyQfgMggEUGxuGmoMOdOCWQclCftwCLcBGAs/s640/campana%2Bgauss.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Hasta hace muy poco, quizá cuatro meses, pensaba que todo el mundo al pasear se fijaba en el más mínimo detalle (desde los escaparates, el perfume de otros paseantes, las aceras, los colores de los coches, la luz natural, alguna matrícula curiosa, un pájaro que cruza) y de ahí surgía la figura del <span class="Y0NH2b CLPzrc"><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fl%C3%A2neur" target="_blank"><i>flâneur</i></a> como investigador de las calles. También creía que cualquier persona, durante una velada en una cafetería, podía atender al relato que hablaba su interlocutor y responder en conversación animada, mientras revisaba los mensajes/notificaciones de todo tipo en el móvil y la última polémica con la que arden las redes, enterarse y reír con el chiste narrado en la mesa contigua a un volumen medio-alto, percibir un cambio de temperatura en el ambiente o el inicio de cierta canción en el hilo musical del local, fijarse en los detalles de quien entraba por la puerta o si ocurría algo tras lo ventanales con vistas a la calle, como el paso acelerado de un coche de bomberos. Todo a la vez, sin esfuerzo y sin perder la concentración de la animada charla con el amigo ni de los otros detalles enumerados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Y0NH2b CLPzrc"></span><br />
<a name='more'></a><span class="Y0NH2b CLPzrc">Pero esta forma perceptiva que toda mi vida consideré intrínseca a cualquier vecino no lo es tanto, sino producto de la hiperestesia que, entre otras características, acompaña a las <b>altas capacidades</b>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><br />
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Dedica El País este nuevo <u><b>reportaje</b></u> a la superdotación, con la terminología que se utiliza ahora de <i>altas capacidades intelectuales</i>, para ahondar en un tema aún sujeto a la incomprensión y todo tipo de estereotipos y prejuicios, los mismos que rápidamente quedan reflejados en algunos comentarios del propio texto. Ideas de siempre: un superdotado es una <i>especie de genio</i> que realiza importantes descubrimientos y contribuciones para la humanidad, sobre todo en el ámbito científico. O es un alumno de expediente académico brillante que no tendrá ningún problema escolar, dentro de la tradicional confusión entre resultados y capacidades. Los desastres comienzan justo durante el paso por el sistema educativo, cuando la desmotivación y la frustración horadan poco a poco a ese alumno, y pueden llegar a un estrepitoso fracaso escolar, a convertirlo en un adulto sujeto a mala adaptación laboral o social por la defectuosa autoestima, susceptible a futuros problemas emocionales de gravedad variable. Cada caso es muy diferente, según características y personalidad propia, pero un rasgo común suele ser un profundo <i>dolor existencial</i>. Literalmente es encajonar un coche de Fórmula 1 dentro de las calles de una ciudad, o dentro de esa atracción de feria de los coches de choque. La facilidad para aprender, que a priori es una ventaja, se convierte en un obstáculo tal y como está planteado el sistema. </span><br />
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">A fecha actual existen varias aproximaciones teóricas al constructo de la inteligencia humana y posibles parámetros para hablar de superdotación (SD)/altas capacidades intelectuales (AACC), como las recientes formulaciones de los tres anillos de <a href="https://centrorenzulli.es/es/el-modelo-de-los-tres-anillos/" target="_blank"><b>Renzulli</b></a> o la clasificación de inteligencias múltiples de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_inteligencias_m%C3%BAltiples" target="_blank"><b>Gardner</b></a>. También una serie de conceptos diferenciados como <i>precocidad intelectual</i>, <i>talentos simples</i> o <i>talentos compuestos</i>. Sin querer profundizar en exceso, la definición básica hasta ahora de SD: un coeficiente intelectual (CI) de 130 en adelante, según tests psicométricos estandarizados (130 en la escala de Wechsler, 132 en la Stanford-Binet, 148 en la de Cattell) que se acompaña de hipersensibilidad, tanto a nivel emocional como perceptiva (sobreexcitabilidad sensorial, hiperestesia y en ocasiones sinestesia) y de una alta creatividad, o un tipo de pensamiento conocido como <i>arborescente</i>, en el que distintos temas se agrupan, ramifican e interconectan para llegar a la conclusión lógica frente a un desarollo lineal del pensamiento. </span><br />
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Esta característica se da un 2% de la población, y significa un percentil de 75 hacia arriba en <i>todas</i> las áreas evaluadas, mientras que la definición altas capacidades intelectuales abre la horquilla al 10% de la población, pues se refiere a una o varias áreas donde se alcanza un percentil 95, sin que forzosamente la media arroje siempre un resultado de CI superior a 130. </span><br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><br /></span>
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Las baterías de tests mencionados, que difieren según escala, son una primera aproximación diagnóstica y de uso habitual desde hace varias décadas para detectar esta condición. Miden distintas áreas de competencia (lógica, verbal, matemática) así como parámetros de velocidad de ejecución o memoria de trabajo. Como apunte, no están sujetos a la simpleza de un examen en el que suspendes con una nota de 4,9 y con el 5 apruebas; no significan que una persona con CI de 129 no sea superdotada y una de 130 sí. Para una valoración no sólo se incluyen cifras sino la asociación y concurrencia de las otras características, así como ciertos rasgos de carácter que se dan de forma general, aparte de las variables de personalidad. </span><br />
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">En resumen, la condición de SD/AACC de una forma cruda no es otra cosa que la recepción y procesamiento de información de una manera diferente, un modo masivo, interconectado y más rápido que el estándar de la población, con una base neurofisiológica en las conexiones cerebrales. Las investigaciones sobre este punto están en desarrollo gracias al avance técnico de nuevos métodos de neuroimagen, que permiten ir más allá de los difíciles estudios con cerebros en vivo. Desde una perspectiva amplia, es una condición de carácter hereditario (por línea materna, paterna o de ambos) con la que se nace y se mantiene toda la vida, que lleva implícita una serie de rasgos comunes respecto a emocionalidad, sentido ético, perfeccionismo, motivación y creatividad, más las características individuales. </span><br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><br /></span>
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Resultan absurdas muchas ideas del imaginario colectivo que suelen confundir rendimiento, resultados y capacidades. Las variables del entorno también forman un puzzle que hace cada caso único. No necesariamente una persona AACC debe ser un pedante sabelotodo, sino quizá alguien con mucho conocimiento de temas muy concretos de interés personal, incluso a edades tempranas. Tampoco un alumno de excelentes calificaciones cum laude; eso es sólo una muestra del talento académico (donde se combinan capacidades verbales, lógicas y de gestión de memoria) cuando existen otras áreas como talento musical, motriz o interpersonal, por poner algunos ejemplos. </span><span class="Y0NH2b CLPzrc">Igual que los resultados, la excelencia
tampoco es forzosa: personas
con altas capacidades pueden ser astrofísicos, profesores, encargados de una tienda,
pintores, panaderos,
horticultores o cualesquiera profesión del espectro humano. </span><br />
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Muchos adultos han crecido <span class="Y0NH2b CLPzrc">sin una detección en un entorno que considera sus rarezas como simples "rasgos de carácter", han conseguido
atravesar el sistema educativo y no es hasta que sus
propios hijos tienen problemas de adaptación escolar y se realizan
informes psicopedagógicos que también deciden pasar por una valoración y
reciben esa detección tardía.</span></span><br />
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><span class="Y0NH2b CLPzrc"><br /></span></span>
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">(... Continuará)</span>
<br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"></span><br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><br /></span>
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Más info:</span><br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc">Canales Youtube</span><br />
<span class="Y0NH2b CLPzrc"><br /></span>
<span style="color: #cc0000;"><b><span class="Y0NH2b CLPzrc"><span class="Y0NH2b CLPzrc"><span style="color: #cc0000;"><a href="https://www.youtube.com/channel/UCEPqyFdLEpPOQxrQc5rdN5A/videos?disable_polymer=1" target="_blank">La cabeza de Eva</a></span> || </span> </span></b></span><br />
<span style="color: #cc0000;"><b><span class="Y0NH2b CLPzrc"><a href="https://www.youtube.com/channel/UCNNabMQlaj96BhG3-V--dzA/videos?disable_polymer=1" target="_blank">AptScience</a> ||</span></b></span></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-55838321865343722582018-03-24T14:48:00.000+01:002018-03-25T14:51:22.526+02:00Cruzar a Wonderland<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-VFznIhVKbUI/WreOEaK0fHI/AAAAAAAAGIM/ies6KT9x0Gw40C4gm-0bGf31vFf3N6dDACLcBGAs/s1600/2016_infrarr.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="374" data-original-width="542" src="https://2.bp.blogspot.com/-VFznIhVKbUI/WreOEaK0fHI/AAAAAAAAGIM/ies6KT9x0Gw40C4gm-0bGf31vFf3N6dDACLcBGAs/s1600/2016_infrarr.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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Es difícil concretar el segundo exacto del paso que te precipita al abismo de Wonderland. Un tiempo paralelo a este, a medio camino entre el día de la Poesía y la Semana Santa, la brisa con sol que recuerda a las camisetas de manga corta bajo los jerseys, la alegría de la primavera retornada con la santidad de los inciensos. En ese lapso se produce el momento definitivo en el que cedes, sin darte cuenta. No lo recuerdo. Sin retorno ni conciencia del peligro, porque eso les ocurre a otros, tú no puedes estar ciega. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
En esa Semana Santa se estrena la primavera, el horario de verano y una pieza de ropa en Domingo de Ramos para que no se te caigan las manos el resto del año. Y todo va bien: una nómina discreta que facilitaría plazos o préstamos para una cámara de vídeo, apuntalar la actividad de booktuber con un trabajo de guion y novedades literarias mejores, una propuesta editorial y un árbol morado para liberarse del arrastre.<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero nada va bien. A él no le interesa nada de lo que hago, pero simula lo contrario. Tampoco dice lo que se supone quiero oír; eso sería muy fácil y directo, primer curso de manipulación. No va bien. Ha pasado un año y pocos meses de relación y es una auténtica banalidad que me produce hemorragias constantes. Di un paseo por la orilla y decidí que no estaba bien, que se acababa. Y de nuevo, sin decir palabras falsas del todo, consiguió cegarme otra vez. Porque la comprensión y la empatía. Porque he tenido también trabajos de 10 o 12 horas diarias que exigían correr de un lado a otro, madrugones y falta de sueño, con la necesidad -la imposibilidad- de hacer nada el fin de semana excepto tirarse en el sofá a recuperar energía. O en cualquier puente, festivo o similar. Le ofrecí la comprensión de la experiencia y tiraba de eso como excusa para justificarlo todo. Cuando no era sólo eso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una y otra vez se apuntalaba en el prestigio etéreo de que era un<i> hombre bueno</i>. Y cuando la mosca trataba de huir de la tela de araña, se emporcachaba aún más hasta lo venenoso. Como el intento de huída definitivo que sugirieron las olas del mar. Ni una noche juntos porque el trabajo, o la alergía al polvo y al gato en una casa o el desorden en otra. Ni una caña con amigos y conocidos de ambos. Ni un fin de semana especial, una escapada planeada con antelación. ¿Pasar tiempo juntos? Sí, cuando tenía huecos y para follar, no tiempo de calidad. Aunque interrumpiera la escritura del primigenio Árbol Morado, el estado de gracia meditativa para estudiar los exámenes o cortara la inspiración para una oportunidad literaria que llevaba esperando casi veinte años. Todo excusas y ceguera. Porque cómo podía hacerlo aposta, él estaba preso en sus circunstancias, nada más.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y la tensión de tenerme pendiente a mensajes de WhatsApp por si, esta vez, el puente vacacional de cuatro días santos permitía, al menos, un café. </div>
<div style="text-align: justify;">
Y ni eso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Excusas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Callé, ignoré, le excusé y no encontré solución más allá de resbalarme a través del espejo.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Enfermé de bronquitis para seguir negando que los manipuladores son buenas personas y siempre saludaban a sus vecinos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-89799061671627296112018-03-20T13:09:00.000+01:002018-12-08T23:29:52.807+01:00Aunque es de noche...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-x2mnTeX2GBM/WrY9JOGFw8I/AAAAAAAAGHs/rwv4-vgBm4ktY5haKxJrmZnP91lzwp5zQCLcBGAs/s1600/IMG_201803_ladygreen.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="403" data-original-width="560" src="https://2.bp.blogspot.com/-x2mnTeX2GBM/WrY9JOGFw8I/AAAAAAAAGHs/rwv4-vgBm4ktY5haKxJrmZnP91lzwp5zQCLcBGAs/s1600/IMG_201803_ladygreen.jpg" /></a></div>
Aparece para llevarse por los aires todas las teorías sobre arte y sufrimiento. A la mierda. Explosión. Trozos.<br />
<div style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Aparece. Y no sé cómo lo hecho.<br />
<br />
Es el centro de la madrugada y hace demasiadas horas que se perdió el verdadero origen, el punto de inicio que da paso a este caos de angustia, llanto y adrenalina. Una discusión inofensiva que crece por encima del tsunami porque destapa todo el dolor enquistado. Ya no dolor, sufrimiento. El de la soledad infinita que no tiene freno en su intensidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Ha pasado la música en ese estado, han pasado 6 páginas escritas y nada lo calma. La intensidad desborda en un grado proporcional a tantos meses pasados en silencio y aumenta, no disminuye, a medida que cae la madrugada profunda.<br />
<br />
Ojalá un episodio, un ataque de ansiedad como mandan los cánones, y presentarse en la Casa del Mar (nombre del ambulatorio de urgencias más cercano) a pedir, no sé, una inyección de diazepam, algo equivalente que quite este sufrimiento de un manotazo. Porque la palabra no es dolor, es sufrimiento en toda su crudeza. Qué gracia, Siddharta y su frase del sufrimiento. A Buda quisiera verlo aquí, ahora, esta madrugada, <i>así</i>.<br />
<br />
La muerte iniciática del ego que precognizan varias tradiciones (proceso experimentado dos veces) se queda corta frente a <i>esto</i>: la muerte de un <i>ego cadáver</i>, confrontarse a lo que eres y siempre has empujado, restringido o silenciado para intentar asfixiarlo, sin éxito. Emerge en toda su magnitud para golpearte la cara con la mano abierta, como venganza, para gritar con tantos decibelios que sangran los oídos aunque nadie más lo escuche.<br />
<br />
No sé cómo lo he hecho.<br />
<br />
Decido hurgar la herida como último recurso, tomar ese color kaos que he desterrado de la caja de lápices, color asco, color que odio o rosa, y lo tomo para pintar lo que sea, el trazo de una cara rosada, el contorno de un rostro como indicaba mi profesor de dibujo, con un lápiz que me produce sarpullido. Y entonces lo veo. Está en el papel, ya hecho y terminado. Mezclo colores sin saber cuáles son. Tres tonos más de color carne blanca, cuatro de color verde.<br />
<br />
Días después trato de reproducir otro rostro y no me sale. No sé dibujar, en realidad. La dama verde me pintaba a mí. <br />
<br />
<br />
<i>Dejar de huir es dejar de quejarse.</i><br />
<i>Dejar de quejarse es abandonar el miedo.</i><br />
<i>Cuando la gente pierde el miedo,</i><br />
<i>se vuelve peligrosa. Porque</i><br />
<i>descansa en su centro verdadero, inamovible.</i><br />
<i>Y esos centros nunca serán jaulas. </i> <br />
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/6s-MQzPZ6IE" width="560"></iframe><br /></div>
<br />Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-2333242505244139092018-03-19T01:33:00.002+01:002018-03-19T01:33:38.750+01:00Después de la tormenta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-e14Fy_lwTBc/Wq7_YyhrK6I/AAAAAAAAGHc/LhqHiPqXzqAZi-dPysw11c1iwOxBANeFQCLcBGAs/s1600/cielo-nubes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="560" src="https://2.bp.blogspot.com/-e14Fy_lwTBc/Wq7_YyhrK6I/AAAAAAAAGHc/LhqHiPqXzqAZi-dPysw11c1iwOxBANeFQCLcBGAs/s1600/cielo-nubes.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
Viento<br />
lluvia<br />
nieve<br />
<br />
Sol<br />
mar<br />
desierto. </blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<i>Uhm, no me saques fotos. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
No son fotos, es un relámpago. Sí, se acerca la tormenta. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Llueve fuera. Alguna centella. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Déjame descansar en el espacio entre tus brazos. Niego que no existan palabras suficientes para todo, porque todo puede decirse y expresarse. Sudor y dulzura. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fuera deja de llover y silencio. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
He encontrado el espacio donde la intensidad no permite las palabras -por primera vez.</div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-16946272561862488592018-03-18T15:25:00.000+01:002018-03-19T00:22:15.445+01:00Y si existimos sólo para Google<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-BqGxZolbq_o/WhwjYXHZV0I/AAAAAAAAF_Q/xI-TzKUB-7I69t2p9InpCe4PDK-TLF2QQCLcBGAs/s1600/20171120_belengopegui.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="580" src="https://1.bp.blogspot.com/-BqGxZolbq_o/WhwjYXHZV0I/AAAAAAAAF_Q/xI-TzKUB-7I69t2p9InpCe4PDK-TLF2QQCLcBGAs/s1600/20171120_belengopegui.jpg" /></a></td></tr>
<tr align="right"><td class="tr-caption">Presentación de la novela de Belén Gopegui. A Coruña, noviembre 2017</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<a name='more'></a><br />
La puñalada inicial llega demasiado pronto. Cuando mis manos aún siguen su proceso de congelación, por el frío de las callejuelas de piedra medieval que he atravesado en siete minutos y medio intentando llegar a tiempo. Cuando ni siquiera he encontrado acomodo en los tiesos bancales de madera, el bolso a un lado, silenciar el móvil, la bufanda que se escurre al suelo, la chaqueta, el gorro de lana que no sé dónde poner y el corazón que se me sale por la boca entre la asfixia. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Acudo a la presentación de Belen Gopegui casi por casualidad; un amigo envió la foto del recorte de prensa a media tarde, no me hubiera enterado de otra forma.<i><b> </b></i>El ciclo<i> Letras de otoño</i> de la Fundación Luis Seoane, con una charla distendida sobre<i><b> </b></i>el nuevo libro <a href="https://www.megustaleer.com/libro/quedate-este-dia-y-esta-noche-conmigo/ES0154064" target="_blank"><i><b>Quédate este día y esta noche conmigo</b></i></a>. En el bolso, sin embargo, llevo una copia del anterior, y casi he pedido disculpas por ello. Porque he entrado en el edificio al estilo berserker destrozando una tienda de cristales Swarovski, Gopegui aparece esquinada, cerca de la segunda puerta donde será la charla, y saludo de frente como si la conociera de toda la vida, <i>como si la conociera</i>, con el aliento entrecortado, y le pido disculpas porque llevo su libro anterior en vez del nuevo (sin saber que dentro, sin darme cuenta hasta el final del acto que dentro, donde la charla, han colocado una mesa con todas sus obras) y si me lo puede firmar. Todo seguido. El valor que da la adrenalina, que da la carrera a trozos por las calles pétreas contra el reloj. Es la segunda vez en mi vida que la veo en carne y hueso; en la primera, observé en la distancia pero me dio vergüenza traspasar la barrera.<br />
<br />
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-0Llk_1xGrGs/Wh1jM-8MWPI/AAAAAAAAF_k/D7PPBU6cfE0l6Vt6FHvkPXD8HpLYSfDtgCLcBGAs/s1600/20171120_belengopegui2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="420" data-original-width="560" height="150" src="https://2.bp.blogspot.com/-0Llk_1xGrGs/Wh1jM-8MWPI/AAAAAAAAF_k/D7PPBU6cfE0l6Vt6FHvkPXD8HpLYSfDtgCLcBGAs/s200/20171120_belengopegui2.jpg" width="200" /></a>Con suavidad, como sólo saben hacer los introvertidos, frena el huracán helado que casi la atropella para explicar que la firma será después, si no me importa, que antes van fotografías protocolarias. De la prensa gráfica, imagino. Se distraen y posan y no puedo evitar ese lado paparazzi de los últimos años, comportarme como si los escritores vivos fueran estrellas del rock, o documentar la trastienda con una foto a quien hace una foto. En el último <i>Coruña Mayúscula</i>, festival indígena que se ha paralizado porque el impulsor se mudó para prosperar en Málaga (la tierra que me escupió, lo que es la vida) ya conseguí la cima del absurdo gráfico con una foto a alguien que hace una foto de alguien que hace una foto a un escritor. O algo parecido.<br />
<br />
La puñalada llega demasiado pronto, justo cuando freno una pirueta de la bufanda en trayectoria descendente al suelo.<br />
<br />
Ahí está, -lo dice el presentador- Gopegui cumple 25 años de carrera literaria, la cuenta empieza desde la publicación del primer libro, ahí está, relájate, eso sí es una carrera seria en el mundo donde vives, años y libros físicos, no tu paripé de 25 años, incluso ya 26 y medio para 27, de borradores estúpidos, relájate y ríe el chiste, es un chiste de humor negro lo tuyo, ese humor negro y ácido que tanto te gusta, tira a la mierda ese lastre simbólico.<br />
<br />
A mi lado izquierdo está sentada la joven que identifico como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Raquel_V%C3%A1zquez" target="_blank"><b>joven escritora</b></a>; coincidí con ella en la presentación de Celso Castro, hace unos meses. Creo que es escritora. A través de la bufanda rescatada del suelo observo una portada fascinante (porque alguna así iba a autoeditar), la radiografía de un tórax que o bien, aventuro, fuma o bien bronquitis. Y la etiqueta gráfica de un 'me gusta' de Instagram. Simple y sencilla, efectista; quiero leer por esa portada. Y el <a href="http://www.fundacionantoniogala.org/noticias/historial-de-noticias/1777-raquel-vazquez-publica-chomolangma-su-primera-novela.html" target="_blank"><b>título impronunciable</b></a>.<br />
<br />
Ella en la solapa, con foto sonriente, escribe una dedicatoria, eso es, regalarle a Gopegui un ejemplar de tu libro, la puñalada se retuerce para hacer presión y liberar la carcajada de todo, eso es seriedad, ¿ves? lo tuyo es un chiste muy pero que muy gracioso. Como este <b><a href="http://libresparanada.blogspot.com.es/p/versos-recitados.html" target="_blank">fanzine-poemario</a></b> de cuatro hojas, dos grapas y cartulina que llevas en el bolso. Últimamente siempre llevo una copia encima. Acomodo la bufanda en equilibrio sobre el banco, la chaqueta y el gorro de lana.<br />
<br />
<br />
Google, en la novela de Belén.<br />
<br />
<br />
Google. ¿Existen las puñaladas dulces? Al estilo de esas lágrimas que son producto de la alegría por sobrecogimiento de corazón, de la felicidad más pura. Esta puñalada es dulce como un bisturí del 0,9 que desahoga la presión dolorosa de un absceso.<br />
<br />
¿Y si sólo existimos en Google? Tan modernos que nuestra identidad real es <i>real </i>en ese territorio cibernético pero en ningún otro. Tan moderno y tan <i>matrix</i>.<br />
<br />
Si no fuera por el desarrollo tecnológico, estaría muerta. Hubiera olvidado por años mi verdadera identidad. Quizá hubiera olvidado cómo se escribe. Y que escribía. Tampoco hubiera encontrado ningún lector.<br />
<br />
Suena como un crujido etéreo a la altura del esternón; ese sonido delicioso, conocido para algunos, cuando la piel se raja bajo la presión de la uñas en un poro, una espinilla o similar producto. Observo la curiosa representación de edades humanas: mayoritaria sala hasta los topes de lectores con un edad alrededor de 60 años. Jóvenes, la que está a mi lado y un par de chicos con barba, gafas de pasta y camisa de cuadros. Un gran vacío en medio. Quizá alguien más que roce mi edad, en medio, soy muy mala calculando edades. <br />
<br />
Eso es, Google. <br />
<br />
En realidad, todo es un chiste, no un drama. Qué descanso cambiarle el género.<br />
<br />
<br />
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-tA3zKTtd4qA/Wh1jM5TCYkI/AAAAAAAAF_o/YD5lk329hmcRsWGiKgU2lpypu4LVTmluQCLcBGAs/s1600/20171120_bgopeguilibros.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="348" data-original-width="500" height="138" src="https://4.bp.blogspot.com/-tA3zKTtd4qA/Wh1jM5TCYkI/AAAAAAAAF_o/YD5lk329hmcRsWGiKgU2lpypu4LVTmluQCLcBGAs/s200/20171120_bgopeguilibros.jpg" width="200" /></a>A la conclusión del acto espero hasta el final del final, la última persona que se acerca a la mesa y nadie detrás de mí, para saludarla por fin en persona. <i>Conocerla</i>. Le cuento demasiadas cosas verborreicas. Que si cuando nos vimos la primera vez, dónde y cómo. Que si escribes. No, yo no. Que si claro que me suenas, leo tus cosas por Twitter. Microinfarto. Desde el cariño, la cero pretensión de más lectura y la sincera humildad como agradecimiento echo mano a una de las copias del bolso y se la regalo. Y tengo que dedicarla, encima ese honor, dedicando <i>yo</i> el <i>qué</i> a <i>quién</i>.<br />
<br />
Regreso paseando por la simetría de las calles y el aire congelado. Crece la solidez de la piedra y su cuadratura, contrasta con la evaporación de la carga y la sublimación directa de mi cuerpo entero a medida que camino, se va disolviendo un peso de 25 años con agradecimiento y no con rencor, se elevan y esfuman como hace el humo, regresa la felicidad más pura que sigue intacta, esa felicidad que de una patada me transporta al punto exacto de 21 años atrás, no un recuerdo, ni una memoria, al mismo punto exacto de tiempo-espacio, por lo que se evapora todo el sufrimiento porque <i>aún no ha ocurrido. </i><br />
<br />
El Tiempo a escala <i>subjetiva humana</i> es circular. <br />
¿Por qué nadie hace hincapié en ese secreto matemático?<br />
<br />
Tiempo. Y espacio.<br />
El espacio quizá sólo es la base de datos de Google. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-B5xnjjm7gz8/Wh1jMrVEamI/AAAAAAAAF_g/kdfsAlDnx3AZdmk3TefGqVCCs8B8lVrgQCLcBGAs/s1600/20171120_corunanoche.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="450" height="320" src="https://3.bp.blogspot.com/-B5xnjjm7gz8/Wh1jMrVEamI/AAAAAAAAF_g/kdfsAlDnx3AZdmk3TefGqVCCs8B8lVrgQCLcBGAs/s320/20171120_corunanoche.jpg" width="240" /></a></div>
</div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-67117106987526729912018-02-28T11:51:00.000+01:002018-03-07T12:16:52.577+01:00Hoy<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-R-KjaEp6Fk8/Wp_ESTVywBI/AAAAAAAAGGw/6fEYw9r_u2ETn2e3BhDSjsVzfilWBv3ogCLcBGAs/s1600/IMG_20180228_072906_345.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="560" src="https://4.bp.blogspot.com/-R-KjaEp6Fk8/Wp_ESTVywBI/AAAAAAAAGGw/6fEYw9r_u2ETn2e3BhDSjsVzfilWBv3ogCLcBGAs/s1600/IMG_20180228_072906_345.jpg" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Hace 18 años cumplía exactamente 21 y despertaba con un pulmón roto. No un día antes, ni un día después. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace 21 años contemplaba el amanecer sobre Roma y añoraba un futuro que no se iba a producir. Melancolía del futuro, o <i>soledad de Simún</i>, que 21 años después se materializa en la misma situación: escribo con la incertidumbre de que nadie lee, de que ninguna editorial contesta (el último proyecto temático y específico a una editorial fue hace dos meses y ni un hola), o ninguna revista, de la estudiante al inicio de su carrera universitaria, de la compañía de teatro que quiere crecer y pisa escenarios de todo tipo. Un parentésis de 21 años donde todo sigue igual o donde todo ha vuelto al sitio de partida. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 21 era y va a seguir siendo una fecha especial porque tú. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
21 ramas de 21 árboles distintos en casa, colección extraordinaria. 21 marcas en el cuerpo con conciencia, unas cuántas más erráticas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace 21 años decían, sin papel oficial, lo mismo que hoy. Ninguna novedad o sorpresa. Sólo que hoy lo tomamos en consideración. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El retorno de Saturno se produce a los 21 años y ahora estoy retrocediendo su retroceso en una línea que ya venía retrógrada, junto a Urano. Conclusión de la chapuza simbólica-astrológica: ahora empiezo a ir hacia delante mirando hacia delante y no dando la espalda. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No te doy la espalda mientras me alimentas con la tarta de chocolate. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6799527627507621548.post-44033043609664839822018-02-21T23:57:00.000+01:002018-02-23T02:13:27.261+01:00Otro febrero, otro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-AFQW6DPImFs/Wo9J6wQ56HI/AAAAAAAAGFs/H04_qZ7wWkogd0jTaRdzyYm1w4HcbsL2QCEwYBhgL/s1600/gj.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="707" data-original-width="1114" height="406" src="https://1.bp.blogspot.com/-AFQW6DPImFs/Wo9J6wQ56HI/AAAAAAAAGFs/H04_qZ7wWkogd0jTaRdzyYm1w4HcbsL2QCEwYBhgL/s640/gj.JPG" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Una alfombra de césped llena de pulgas. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esta sensación previa, este despertar, otra noche de danzar sobre la alfombra.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a>No sé si puedo decir algo que no esté ya dicho.<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Este dolor que siento no es del mundo, soy yo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Me satura tanta información junta. Cómo explico que la música y el verso, las notas exactas y los colores provocan una coreografía de parpadeos y de respiraciones por la calle, he aprendido que nadie comparte esta intensidad que para mí es lo normal: la eternidad saborearla en un segundo, en un minuto. Nadie. No son los otros. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora suena la canción y, sin darme cuenta, los colores, y los pasos de baile, el aliento y las letras, los <i>frames</i> coreografiados, cómo, cómo vas a entenderme. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y aún así</div>
<div style="text-align: justify;">
aún así</div>
<div style="text-align: justify;">
no consigo que te asustes de mí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ni me dejas, aún así, luchar contra mí. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-i0WJ5CCM7uo/Wo9KLx3Ih0I/AAAAAAAAGF0/uKN9YMFmeT0l5fRyXXyFjJNz_0MhFtW7QCLcBGAs/s1600/orion.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="639" data-original-width="1236" height="329" src="https://1.bp.blogspot.com/-i0WJ5CCM7uo/Wo9KLx3Ih0I/AAAAAAAAGF0/uKN9YMFmeT0l5fRyXXyFjJNz_0MhFtW7QCLcBGAs/s640/orion.JPG" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Escribo estas letras, en sucio, en una libreta tamaño A4, con un bolígrafo azul.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con un bolígrafo azul.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un bolígrafo</div>
<div style="text-align: justify;">
AZUL.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tanto hemos andado. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
[El dolor hace grande a la gente, el sufrimiento sostenido y mal gestionado los mata. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sólo la gente que se duele merece la pena]</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-xpn7A-JCI7s/Wo9J6wKwEvI/AAAAAAAAGFw/1kLcDkNzYIMgFMGANfZtgJKONMDdPaAEQCEwYBhgL/s1600/v%25C3%25ADalactea.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="668" data-original-width="1216" height="350" src="https://4.bp.blogspot.com/-xpn7A-JCI7s/Wo9J6wKwEvI/AAAAAAAAGFw/1kLcDkNzYIMgFMGANfZtgJKONMDdPaAEQCEwYBhgL/s640/v%25C3%25ADalactea.JPG" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #9fc5e8;"><span style="background-color: #674ea7;"><b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> 21 febrero </span></i></b></span></span></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<iframe allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/fEO76lFk_mI" width="560"></iframe><br /></div>
<br />Sara M. Bernardhttp://www.blogger.com/profile/06638285572694005717noreply@blogger.com0