Infinite

A la very guasa

Ésta la considero como mi "casa", este blog, un pozo sin fondo con centenares de idioteces que surgen al abrir el editor blogger. Hay cosas que no recuerdo haber escrito, hace un mes, tres o seis. Al releerlas, me sorprendo de tanta barbaridad. Casi llega a vergüenza ajena cuando recuerdo el contexto y lo que había realmente detrás de cada una de las líneas.

Un día aleatorio

Un día cualquiera, aleatorio entre centenares del mismo corte. El despertador suena a las 07.41h.
Despegas los ojos con dolor, estás medio recuperado del cansancio extremo de ayer. Pero no del todo. En algún momento hay, o hubo, un estado de ausencia de dolor, de batería cargada al 100%. Pero tienes esa sensación difusa como de batería al 50%, pinchazos múltiples de forma sorda. El exceso de adrenalina deja una sensación como de agujetas en tus nervios. El pecho está opacado, igual que un filtro sucio de cafetera, por los dos paquetes de tabaco del día anterior. Te planteas dejarlo por mil millonésima vez.

¡Aaahhhh! cansancio extremo

Pensamientos sueltos:

La Nocilla se come untada en pan, no en los libros.
Rebanadas de pan Bimbo. mmmm, ambrosía.

Estreno: un trozo

Así porque sí. Porque hace tormenta. Porque estoy cansada. Porque llevo unos días de abandono al comprobar que la misma gente leemos las mismas cosas, y la Literatura (véase la parte proporcional del mercadillo editorial) es un círculo cerrado que intenta hacerse inexpugnable a gente como Emma. Porque todo parece inventando ya, eso cansa algunos días.

Esto es un extracto a la mitad de un capítulo del que ni siquiera os puedo decir el número, por la capacidad mutante de ese dato.

Regreso a mi cueva por otros pocos de días.
Stay in touch.

La enfermedad literaria

El médico dictamina: enfermedad.
Reclusión de un mes.
Tú dictaminas: eres buena poeta
pero mala mujer.

Violenta cabeza editorial: desde MCMXC al Día del Libro 2012

Ah, mi cuello... aah. Mira cómo está. Sin darme cuenta lo he forzado hasta conseguir, creo, un esguince cervical y contracturas musculares en los hombros. Como por despiste.

Estos días he hecho cosas en la calle, sí, varias, pero en realidad no me he despegado de la mesa a jornada completa. Si quito los menesteres ociosos y otros varios, quedan unas cinco-seis horas de media, en días consecutivos, escribiendo al ordenador. Que eso es SER ESCRITOR, un aburrimiento a menos que los personajes te hablen, o se pongan a hablar entre ellos y los escuches.