Infinite
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Malditos cerebros (I)


Hasta hace muy poco, quizá cuatro meses, pensaba que todo el mundo al pasear se fijaba en el más mínimo detalle (desde los escaparates, el perfume de otros paseantes, las aceras, los colores de los coches, la luz natural, alguna matrícula curiosa, un pájaro que cruza) y de ahí surgía la figura del flâneur como investigador de las calles. También creía que cualquier persona, durante una velada en una cafetería, podía atender al relato que hablaba su interlocutor y responder en conversación animada, mientras revisaba los mensajes/notificaciones de todo tipo en el móvil y la última polémica con la que arden las redes, enterarse y reír con el chiste narrado en la mesa contigua a un volumen medio-alto, percibir un cambio de temperatura en el ambiente o el inicio de cierta canción en el hilo musical del local, fijarse en los detalles de quien entraba por la puerta o si ocurría algo tras lo ventanales con vistas a la calle, como el paso acelerado de un coche de bomberos. Todo a la vez, sin esfuerzo y sin perder la concentración de la animada charla con el amigo ni de los otros detalles enumerados.

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Celebrar Hallowen a lo raro: «Writers Royal Rumble»

Esto no me sale, oyes

Se os acaba el tiempo. ¡Se me acaba el tiempo! Es lo que pasa por dejarlo todo para el último día. O para el momento correcto, según se mire.

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Oh, Wood!

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Personas sin futuro: en tierra de nadie


A 4 días de cumplir 34 años, las circunstancias indican que todo va a ir mucho peor; no es necesario que venga Bruselas a decirlo, ni que se anuncie en grandes titulares extranjeros mientras aquí no cuentan nada vía plasma. Los responsables políticos, en su inopia de cuento, en su miopía múltiple sin corregir, aman las etiquetas para separar en trozos a las personas y empaquetarlos como trastos. 
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Das Rote Grab

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El 'establishment' hipócrita

Otro granito de arena más, pequeño y ridículo. Estaba aquí sentada en la oficina, cuando empecé a escribir este post. No es mala idea eso de que el Fin del Mundo sea mañana, por qué no. Decido aprovechar estos minutos en rebeldía.

Estaba aquí sentada, como digo, sin hacer nada. Porque se supone que es un trabajo lo que escribo en el ordenador, pero no pagan (día 20 de mes, ojo, y era el 5). Así que gasto el tiempo en escribir en el blog, que tampoco pagan, a menos que pinchéis por caridad en los anuncios Adsense que he puesto por ahí...

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Odiar por momentos

 State  of Emergency. Steven Meisel (2006)
Una sección completa, subperiódico de un periódico, se está conviertiendo en el depósito de todas las náuseas que caben en mi cabeza. Las náuseas en el estómago, figuradas o reales, tienen solución. Las del cerebro, no.

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Reentrada a qué

Ya ha llegado septiembre, sí, como se repite en todos los espacios comunes. Leer una y otra vez la cantinela de la vuelta a: las publicaciones vuelven a publicar, los bloggers a bloguear, las vacaciones finalizan y te puede dar un síndrome de no sé qué por el regreso a la vida cotidiana.

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Mentalidad de garrulos y a seguir timando


Rajoy anuncia en estos instantes los recortes y la subida del IVA genral al 21%. Al mismo tiempo, estoy redactando estas líneas, tengo otras 15 pestañas abiertas en el navegador con páginas de empleo, páginas propias de empresas, callejeros, servicios de consulta jurídico-laboral y oficinas virtuales del ayuntamiento. Y tomo café. Y maldigo en arameo gitano.


Todo junto, ya ven, multifuncionalidad extrema.

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Riau riau pum

Mi primer San Fermín no lo recuerdo demasiado bien, para qué nos vamos a engañar: contaba con cuatro meses de vida, reales. Es decir, un embrión de cuatro meses. Pero la memoria fáctica no ha sido impedimento para que, año tras año, y porque sí, me levante el 6 de julio canturreando por lo bajini lo correspondiente. Es otra manía indescifrable de origen incierto, sistemática y perpetuada durante décadas, independiente al hecho de ver o no el chupinazo por la tv.
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Las reglas han cambiado

El vértigo no es cosa mía ni en lo alto del Dragon Khan. Quizás una sensación de aceleramiento en el estómago, subir-bajar, la gravedad maldita a 9.81 m/s². Esa velocidad toma impulso con el choque de dos pulsiones que se muerden en la boca. Visualiza dos dragones estilo chino, gigantescos, a dentelladas y guantazos.
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Mísery, con tilde en la i de idiotas

Esto no es una queja quejicosa, es un grito de guerra. Porque estoy divinamente harta de tantas estupideces. Que vale que el mundo actual no tiene sentido, pero...
 

El clímax de teclarrea se ha visto cortado estos tres días por estar a prueba en un empleo hostelero. No quise decir nada por la antiquísima superstición de que se jodiera el asunto. Según me comunicaron esta tarde no hay permanencia, así que reescribo este post dejado a medias.
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