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Lost in Pandemia
jueves, 21 de enero de 2021Han pasado 9 meses desde que un tinte no tocaba los remolinos de mi cabeza. Esto no tiene la más mínima importancia si no fuera por la sorpresa delante del espejo, un día de verano, porque no recuerdo en absoluto cuál era el tono exacto de mi cabeza al natural. Casi cuatro años (2017, 18, 19 y el principio de 2020 antes de). Cada tres semanas un tono distinto, del castaño al morado, del morado al verde, del verde al blanco y luego blanco plateado, otros morados con más porcentaje de rojo, gris plata, castaños y cobrizos varios pero todos de bote. ¿Y el mío de verdad, cómo era?
El choque frontal
martes, 8 de mayo de 2018
Por motivos diversos llevo semana y media rodeada de libros con olor a polvo, caca de ácaros y centenares de huellas húmedas, primero en un espacio pulcro y ordenado de compra-venta, después en otro acumulativo al filo del síndrome de Diógenes. En el segundo tuve que mirar, tocar y recolocar montañas que derrumbarían los nervios de un bibliotecario decente; revistas con tetas de los años 70 junto a libros escolares de cuando mis abuelos eran críos y Franco joven, seguidos portada contra lomo de una edición de La metamorfosis anoréxica (ejemplar más delgado que las libretas de 80 páginas que gasto como diarios) u otra edición cualquiera de Un mundo feliz, de Huxley, al lado de un ejemplar -modernísimo en comparación con las anotaciones a lápiz de caligrafía antigua- de los primeros cien de Errata Naturae.
Aunque es de noche...
martes, 20 de marzo de 2018
Aparece para llevarse por los aires todas las teorías sobre arte y sufrimiento. A la mierda. Explosión. Trozos.
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Otro febrero, otro
miércoles, 21 de febrero de 2018
Una alfombra de césped llena de pulgas.
Esta sensación previa, este despertar, otra noche de danzar sobre la alfombra.
Y ahora qué...
lunes, 25 de diciembre de 2017
Mi fuerza de trabajo es débil. No importa que me divierta el ejercicio físico, tampoco la disciplina y el sacrificio de horas de Ballet reventándose los pies hasta hacerlos sangrar. No importa levantar 180º las propias extremidades con la fuerza combinada de cartílagos y tendones, porque transportar con la misma disposición heroica palés de objetos que quintuplican mi peso y altura no ha servido para renovar ningún contrato. Sólo para que alguien gritara no tienes creatividad.
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