Infinite

Estreno: un trozo

Así porque sí. Porque hace tormenta. Porque estoy cansada. Porque llevo unos días de abandono al comprobar que la misma gente leemos las mismas cosas, y la Literatura (véase la parte proporcional del mercadillo editorial) es un círculo cerrado que intenta hacerse inexpugnable a gente como Emma. Porque todo parece inventando ya, eso cansa algunos días.

Esto es un extracto a la mitad de un capítulo del que ni siquiera os puedo decir el número, por la capacidad mutante de ese dato.

Regreso a mi cueva por otros pocos de días.
Stay in touch.

La enfermedad literaria

El médico dictamina: enfermedad.
Reclusión de un mes.
Tú dictaminas: eres buena poeta
pero mala mujer.

Violenta cabeza editorial: desde MCMXC al Día del Libro 2012

Ah, mi cuello... aah. Mira cómo está. Sin darme cuenta lo he forzado hasta conseguir, creo, un esguince cervical y contracturas musculares en los hombros. Como por despiste.

Estos días he hecho cosas en la calle, sí, varias, pero en realidad no me he despegado de la mesa a jornada completa. Si quito los menesteres ociosos y otros varios, quedan unas cinco-seis horas de media, en días consecutivos, escribiendo al ordenador. Que eso es SER ESCRITOR, un aburrimiento a menos que los personajes te hablen, o se pongan a hablar entre ellos y los escuches.

Generación 'Lost': estamos aquí, enfurecidos

Llevo unos días cavilando sobre temas económicos y sociológicos, visionando material de hace unos meses, releyendo secciones demágogicas de algún períódico sobre la crisis; pero hoy, me han dado el último empujón con el vídeo destacado en Youtube de la Generación Perdida (que está incrustado al final del post, así que léetelo).

Estamos cansados de lamentos y cansados de etiquetas: en este país, de igual si es más al norte o más al sur, se tiende por igual a un pensamiento simplista de blanco-negro. Y a etiquetar. Ahora hay una supuesta alerta mediática (es decir, tema de relleno día sí y día también) por esos pobres jóvenes, los que acaban o están a punto de terminar sus carreras y los que empiezan. Pongamos la horquilla 18-24 años.

Gato evasivo

Abrazo al gato muy fuerte. Es del tamaño apropiado, ahora que es mayor, para simular un cojín esponjoso. No es el momento. Se rebela, estira las patas, hace fuerza clavando ocho puñales en mi espalda y toma impulso para saltar. Huye despavorido de mis brazos.