Infinite

Y ahora qué...

Mi fuerza de trabajo es débil. No importa que me divierta el ejercicio físico, tampoco la disciplina y el sacrificio de horas de Ballet reventándose los pies hasta hacerlos sangrar. No importa levantar 180º las propias extremidades con la fuerza combinada de cartílagos y tendones, porque transportar con la misma disposición heroica palés de objetos que quintuplican mi peso y altura no ha servido para renovar ningún contrato. Sólo para que alguien gritara no tienes creatividad.

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Querido diario (I): de colores, la ira sagrada y machistas antimachistas



Querido diario:
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Medianoche (Insomnio nocturno II)


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Insmonio nocturno (I)


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La luna de los desastres


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Huir de la mediocridad gris: la negación revolucionaria


Todos piensan esta semana en una cuestión de estado tan importante como que se rompa el Estado, y desearía también analizar sobre política o fabricar algún artículo pero la actualidad que me roba la atención es otra; una preocupación unipersonal referida a los platos de comida, si al ponerlos sobre mi mesa estarán llenos o vacíos, porque de las ofertas recientes en una ya podría estar de alta, ay, voces amables, es algo.
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Versos recitados - II Combate Poético


El 20 de septiembre se celebró la segunda edición del Combate Poético, idea de la asociación Sen Ánimo de Nome, dentro de los actos de la Semana europea de la movilidad. Como en la primera vuelta organizada en julio, otros 16 poetas "jugamos" a pelearnos lazándonos versos unos a otros, en una liga donde el público asistente votó en directo quién pasaba a la siguiente ronda.
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Poesía ilustrada II



Fraude (Surrender) - Septiembre 2017

#elclubdelospoetasvivos
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Mágoa


Soy hipersensible por dentro y por fuera pero ya no me avergüenzo. 
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Meditación para la gran Batalla


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El estallido de la Sombra

Resulta agotador que el lunes sea un lunes con todas sus dimensiones. Horario de salir temprano como el resto, cuando las calles acaban de ponerse en su sitio. Frío de golpe, terapia de choque sin posibilidad de síndromes postvacacionales: inmersión de cabeza. En movimiento antes de las ocho de la mañana, con un día nublado de discreta llovizna. Ayer sol y verano, hoy amanece como si fuera un noviembre que habla de recogimiento, concentración y otoños.
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Poesía ilustrada




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Extrañeza

La sociedad es una fuerza opositora contra el individuo que transita un camino diferente.

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Fraude {surrender}


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Juicios para los insomnes que duermen


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Green


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Soledades, identidades

Es curiosa la frecuencia con la que oigo cierta frase, "ser escritor es una profesión muy solitaria". Solitaria, ¿respecto a qué? ¿se diferencia en algo de otras actividades donde también y siempre trabajas solo? La gente que emite esa sentencia, ¿necesita en serio compañeros de oficina?
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21 días

Dicen las malas lenguas, lo habéis escuchado seguro en alguna parte, que se tardan 21 días en cambiar un hábito. El precepto así resumido quiere apoyarse en distintas investigaciones sobre neuroquímica del cerebro y cómo nuestra máquina perturbadora fija y da esplendor, con las interacciones, señales y recompensas, a determinados patrones de conducta que alcanzan el estatus de rutina habitual. También es un mito producto del resumen: fue el Dr. Maxwell Maltz, cirujano plástico, quien expuso en su obra Psycho Cybernetics de 1960 que sus pacientes tardaban mínimo 21 jornadas hasta que la sensación fantasma de un miembro amputado desaparecía o hasta que se acostumbraban a su nueva imagen en el espejo. Como mínimo, dijo, aunque el reduccionismo marcó 21. La investigadora Phillipa Llay ha comprobado que la media  son 66 días.

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Nueve

Toda una noche. Esto era un juego. Toda la noche completa. Ya no lo recuerdas porque nadie lo recuerda, cuando hablaban las horas como minutos. 

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Hacia los domingos de verano

Hace muchos domingos que no era domingo. Incluso con su sol. Tengo que revisar las cifras una y otra vez para calcular las pocas entradas de 2016. ¿Qué pasó con aquel mayo de un post diario -o el intento de-? En 30 días nacieron más cosas que en todo un año.
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Bernardiano suena bien como adjetivo


He escrito 8 libros. Es más de lo que han hecho algunos que hoy pueden poner en su tarjeta de visita o en la casilla profesional "escritor", "poeta". Cuento sólo aquellos libros que considero definitivos; si calculara con la edición de las colecciones de relatos, 2 libros más. O la edición de los diarios literarios, hasta 3 libros más. Pero 8. Serán 9 con el que voy a publicar. ¿Importa alguno? En absoluto.

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Desmadejando los hilos rojos y 20 coronas checas

Los ilusos, como nosotros, pensamos que el simple hecho de escribir un montón de entradas sobre un cambio de vida o decirlo en voz alta provocará que las circunstancias sean diferentes de un día para otro. Porque sí, lo harán ellas solas. Igual que cuando decides dejar de fumar y esperas que, por ciencia infusa, tu cuerpo abandone la intoxicación adictiva sin protestar y no interfiera en el proceso y todo sea sencillo. Eso no ocurre salvo contadísimas excepciones (como que se te quite el mono de nicotina porque tus pulmones deciden una bronquitis y basta ya).

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El sueño del viajero (II)


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Burbuja: Un entrenamiento para cambiar de vida (III)

Un día especialmente duro en la batalla sangrienta de ideas opuestas. No en vano tengo un remolino en la frente y otro en la coronilla; cuando se sincronizan, son un tornado categoría EF5.
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El resto puede estar equivocado: Un entrenamiento para cambiar de vida (II)

Esto va así: en la primera relectura del día para continuar la corrección, una de las metáforas resulta simplemente genial, o mejora respecto a la jornada anterior -hoy hace sol y ayer llovía-. La terrorífica estampa del Ánima Sola, que con precaución anticipatoria inserté en el booktrailer, es hoy un símbolo redondo. Cómo no se me había ocurrido años antes, en vez de buscar por mitologías exóticas, sin éxito.
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No me vendas humo: Un entrenamiento para cambiar de vida (I)

Quedan 101 euros en mi cuenta para el resto del mes -y esto pasa el 11 de febrero-, después incluso de un ingreso de 10 euros (hay que estar loco) por la venta anticipada de mi próximo libro (reloco) de alguien que pasaba por aquí y ha decidido sumarse como nuevo lector del coño de la Bernarda (loquísimo). Aparece en la televisión, apenas dos minutos, un vendehumos tatuado que responde al nombre de Josef Ajram, conocido por argumentos con la profundidad de un charco pero estandarte de una actitud exterior que alcanza la fosa de las Marianas, nivelando el engaño general.
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Febrero (otra vez)


Voy en busca de la tormenta, madre.
Voy en busca de la tormenta y el remolino.
En este febrero sí se siente -desde el primer día- la borrasca que hace embudo en la calle y suena como tiene que sonar, a huracán apocalíptico.

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El día en que descubrí que soy pobre _ La sociedad del Mundo Feliz

El día en que descubrí que soy totalmente pobre no estaba haciendo nada especial. Mi cabeza, de hecho, se relajaba en la falta de concentración durante una pausa de estudio. Descanso permitido para comer algo en el salón, frente a la tele. Con el mando a distancia salto de un número a otro, de un canal a otro, increíble desgana. Hasta la palabra zapping ha pasado de moda. Y no voy a mentir, ya no es habitual estar ahí sentada, mirando nada elegido que puedas poner en pausa o revisionar, ni nada elegido minuto a minuto. Veo más internet que televisión.

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Cuando todos son iguales menos tú, tú eres el raro, el peligro al que hay que eliminar

Si hubiera leído con más atención a Zygmunt Bauman antes de que se muriera, no habría caído en la trampa de estos espejismos que me han costado caro. Como un entorno de indiscriminados follows por las redes sociales, que amortiguan la Soledad de tantas décadas viviendo entre congéneres de altas posibilidades económicas, pero sin interés por desarrollar ni su cerebro ni las artes, mucho menos la Escritura. 

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Qué es lo importante

Enfrentar lo mítico es un ejercicio de heroicidad. Hay que tenerlos bien puestos porque habrá cosas incómodas, irrealidades que se pensaron firmes y pueden explotar en un segundo si nunca fueron así como las cuentan.

Vale para la realidad histórica, para la historia personal o incluso para autores u obras literarias clásicas, simple desvergüenza parvularia cuando se les hinca el diente. Sólo nombre.
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El rumor del viento


Nunca deja de sorprenderme esta naturaleza.

Un enorme cuervo, con sus familiares puntas de alas como dedos, atraviesa a media altura la carretera. Izquierda a derecha. Sigo su vuelo y justo ahí se abre una salida, cambiando la nacional de asfalto por un camino salvaje.

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Comunicado oficial "Bajo el árbol morado. La creatividad maldita"

Durante la primavera del primer año en Periodismo imité la costumbre de mi novio, estudiante de tercero y prestamista de varios libros de simbolistas franceses (si tuviera que elegir una etiqueta, mi poesía se parece a esto, declaré al devolvérselos). Golden Virginia era la costumbre, un delicioso tabaco de liar, un placer inmenso tocar las hebras frescas y envolverlas en su papel y su filtro. Y muchísimo más barato, entonces, que el tabaco industrial de cajetillas.
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Arrancar

La rémora de cansancio sigue el miércoles 4 de enero, todavía horas de sueño y hastío, pero sopla de a poco una energía familiar: pienso en el artículo diario para el blog, temas, dame temas. Pienso en el parecido de este propósito de año nuevo con la imagen de una garrapata, fija, férrea en su posición inamovible gracias a las extremidades de anzuelo atravesando la carne.
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Al final o al principio de la línea

Funesto es el adjetivo que preside el lluvioso día de entrada. Funesto, con esa luz cegadora de color hueso de muerto. Cuando llueve hace menos frío aquí, nos alejamos de los cero grados de la madrugada. Este blanco espectral suma irrealidades a la convención de un nuevo año, porque el calendario (la Tierra, el camino del Sol por la galaxia) no se ha detenido un segundo: atentados en Estambul, una mujer fallece al caerse por una ventana y se investiga a su expareja con orden de alejamiento que, sin embargo, estaba demasiado cerca. Las luces de feria de los horrores siguen en la tienda, tal y como las dejé el año pasado. 

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El Principio

Exhaustos llegamos al post número 30, al intento de post número 30 para que sea redondo el fin de año. Son las 20 horas. Por fin en casa después de un horroroso día de esclavitud entre pasillos de la tienda. Fuera 3º C. Las estufas y el ordenador en marcha. El horno también está prendido. Quiero completar unos últimos párrafos para exorcizar este cansancio, para olvidarme de la amargura del día.

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