Infinite

Los perros

El mundo emocional de las altas esferas mentales

Sobre dibujo original de Khiel
Empecé a llorar cuando todavía no se habían inventado las lágrimas. Ya entonces, crecían bien adentro. El sentimiento del funeral perpetuo, sin descanso ni requiescat, sin alma del gozo. Tan lejana de aquella postal de los querubines dorados.

¡C'est fini!

Son horas nada más que para sentarse en la hierba, a descansar de tantas putas malas. Esas de la gonorrea y la sífilis y el hambre, las que nunca tendrán cuerpos esculturales de silicona ni apartamentos privados.

Sobran las pulgas y necesito un baño con el jabón de los perros. Tengo una herida que puede producir la muerte, mañana habrá que disimularla para trabajar.

Esta noche, descanso.


No me he ido: morir de a poco

Fotografía levemente censurada por si tenéis estómago débil
Mirad, hasta he encontrado al motorista. O ciclista.

Estas cosas no me gustan: coger carrerilla de 2 posts (1 oculto) y no llegar a tiempo ni para encender el ordenador.

Irritada, acabé en la librería, ahora o nunca.

La doble barrera (John Hawkes II)

Anodino, difuminado y simple. Ha costado verdaderos esfuerzos encontrar más información sobre John Hawkes (el novelista) porque todo lo ocupa John Hawkes (el actor). Del Hawkes de carne y hueso. Profesor universitario durante décadas y asmático. Y poco más. Por fin un loco normal, POR FIN. Ni cuernos, ni puteríos, ni sífilis, ni alcoholismo, alucinógenos o suicidio. Quizás era muy discreto para esas cosas o que no hubo nada de eso. Creo que la solución es muy sencilla,  todos los niños con problemas crónicos de pulmón acabamos con una imaginación suprahumana; al fin y al cabo, ¿no era que los yonkis también utilizaban los jarabes para la tos? Así empiezan las pesadillas. Es una teoría personal.