Infinite

Meditación para la gran Batalla


El estallido de la Sombra

Resulta agotador que el lunes sea un lunes con todas sus dimensiones. Horario de salir temprano como el resto, cuando las calles acaban de ponerse en su sitio. Frío de golpe, terapia de choque sin posibilidad de síndromes postvacacionales: inmersión de cabeza. En movimiento antes de las ocho de la mañana, con un día nublado de discreta llovizna. Ayer sol y verano, hoy amanece como si fuera un noviembre que habla de recogimiento, concentración y otoños.

Poesía ilustrada




Extrañeza

La sociedad es una fuerza opositora contra el individuo que transita un camino diferente.

Fraude {surrender}


Juicios para los insomnes que duermen


Green


Soledades, identidades

Es curiosa la frecuencia con la que oigo cierta frase, "ser escritor es una profesión muy solitaria". Solitaria, ¿respecto a qué? ¿se diferencia en algo de otras actividades donde también y siempre trabajas solo? La gente que emite esa sentencia, ¿necesita en serio compañeros de oficina?

21 días

Dicen las malas lenguas, lo habéis escuchado seguro en alguna parte, que se tardan 21 días en cambiar un hábito. El precepto así resumido quiere apoyarse en distintas investigaciones sobre neuroquímica del cerebro y cómo nuestra máquina perturbadora fija y da esplendor, con las interacciones, señales y recompensas, a determinados patrones de conducta que alcanzan el estatus de rutina habitual. También es un mito producto del resumen: fue el Dr. Maxwell Maltz, cirujano plástico, quien expuso en su obra Psycho Cybernetics de 1960 que sus pacientes tardaban mínimo 21 jornadas hasta que la sensación fantasma de un miembro amputado desaparecía o hasta que se acostumbraban a su nueva imagen en el espejo. Como mínimo, dijo, aunque el reduccionismo marcó 21. La investigadora Phillipa Llay ha comprobado que la media  son 66 días.