San Juan Mal-Herido, patrón de los escritores frustrados |
¡Pufffffffffffff!
No llega en el mejor momento patético las reflexiones de Dolorosas imprentas locales (II). O quizás sí. Viví muchos años cerca de una de esas imprentas, con sus olores a tinta y a grasa de maquinaria, un negocio que sobrevivió el tiempo suficiente para llevarle un montón de folios a encuardenar. Me devolvieron un libro de piel marrón y letras doradas, la tesis fin de carrera.