Infinite

Recuerda mi nombre: necesito tu ayuda

Vamos al grano: esta es la portada definitiva para el texto en el que estoy trabajando. No era broma, si viste el vídeo pensaba sacarlo para el 25 de abril. Escrito en unos pocos días. Nada extraordinario que no ocurriera en una semana de 2013 o varios centenares de veces en los últimos 25 años. Mi ritmo de trabajo es un tornado.

Destino y sublimación: el estado de escribir


Al refugiarme en mi escritorio, con el nuevo libro de Eduardo Laporte como tesoro, tengo un ataque de risilla tonta, muy tonta, porque no puedo creer lo que estoy viendo en la pantalla del ordernador que dejé encendido. La tabla, de cuyo cuerpo argumental conozco: va de un muchacho que la lía parda haciendo windsurf y se convierte en náufrago por un día, se refleja en el salvapantallas aleatorio de mi Windows 10. Ataque total de risa, que con las serendipias acabo por mearme encima.

Pulmones estropeados y las segundas oportunidades

Estreno mi tercera "gran" enfermedad pulmonar y a la tercera va la vencida, dicen. Hace años que no prestaba atención a mocos ni pulmones porque lo último fue una gripe versión A (sí, la famosa A) que me contagió un compañero de aquella redacción de mierda en 2010. Qué asco da el periodismo en los pueblos (escribo bien, pueblos, no un absurdo "de provincias", pueblos de 30 mil habitantes o menos) y con jefes que no son periodistas. Pero ese es otro tema y será otro día.

El cisne postmoderno y el adoctrinamiento social [II]

Pero un día se acerca un pato viejo muy enfadado. Interpela al cisne, qué coño haces. ¿Perdón? responde. Que te he visto el cuello, tú no eres un pato, qué haces. El cisne se asusta primero. Después ve su reflejo sobre el agua y queda en shock. Es cierto, es cierto, hay un cuello demasiado largo. Retorcido, pero diferente. Intenta estirarlo pero le cuesta, por la forzada postura durante tanto tiempo. Prueba a dejar el cuello en una posición que le resulta más familiar. También decide probar en el agua, dejarse flotar libremente y entonces no se parece en nada a un pato: cruza sobre el estanque como si fuera aire, no es un pato. Y entonces llega la confusión. El viejo se da cuenta y parece que no le gustan los cisnes. Desaparecen las migas de pan, ese pato es demasiado grande. [II]