Infinite

Funestos escrotos de miles de euros

Anoto, para la posteridad, este sentimiento nuevo que provoca el fallo en mi teclado de conexión USB con cable. No hace nada cuando enciendo el ordenador de sobremesa. No responde. Nada. Pruebo con un segundo teclado de conexión USB, inalámbrico ahora, que tengo por casa. Tampoco. El primero otra vez, mientras uso el atajo de teclado en pantalla, pongo la contraseña señalando una a una las letras con el ratón y abro el antivirus, por si acaso.

Hoy hace falta Fe

"Este es un libro de fe. Quizá también un grimorio para invocar a seres espectrales. Pero, por encima de todo, es un libro de fe en la Literatura y en el Arte de la Escritura. Un Tratado personal, llamémoslo Ars Scriptorum, mi libro prohibido de formación."

Siempre hay un escalón más en la sorpresa

Ha sido el año más improductivo respecto al blog de todos los que lleva en funcionamiento. Mientras me desangro terminando el nuevo libro para el 15 de octubre (correcciones tan radicales que suponen cambio de páginas completas) me golpea el último, único, exclusivo detalle que nunca pensé fuera a materializarse. A fin de cuentas, hablamos de una escritora estadounidense. 

Al otro lado

Revolotean quince-veinte páginas de un prólogo que intento recortar, por favor, un prólogo introductorio no puede tener quince páginas, qué pesadilla.

Restos del orden


Reconozco que he acudido a las páginas de Marie Kondo a investigar su método para ordenar la casa. Es un problema que arrastro después de muchos años de convivencia en pareja, un desorden reaccionario y consciente, motivado porque lo de limpiar no es algo en lo que necesite ayuda sino una responsabilidad compartida. Al existir dejadez por la otra parte, hacer lo mismo y no mover un dedo, a pesar del profundo asco que me causa el desorden.