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Día de la Poesía. What?


Día Mundial de la Poesía. Hoy. A la UNESCO le pareció bien marcar esta fecha, todavía no sé por qué (y no, ahora no tengo ganas de mirarlo, que estoy enfadada con Google). Si me preguntaran por el 27 de marzo o el 23 de abril, bueno. Siguiendo un hilo metafórico = 21 de marzo, día estándar del equinoccio de primavera - Primavera, la sangre altera y los poetas se revelan/rebelan - Con el cambio de estación, salen a flote todos sus trastornos emotivos, distimias, bipolaridades y calentones. Así que ¡adjudicado! el 21 de marzo, día de la poesía.

No sólo me niego a celebrar. Para fastidiarles el día, aclaro que estoy de funerales. Y esto es el responso.
Sí, sí. La Poesía es mala, la poesía es peste. La poesía ha sido mi tumba. Empecé escribiendo poesía. Incluso guardo el primero de todos.
El que considero "primero", porque antes había unos treinta. Ya saben, una profesora loca de Lengua y Literatura con ejercicios interactivos. Os doy el principio, escribid el final del relato. Os doy el final, escribid el principio. Os doy una lista de palabras, escribid un poema. Pero con versos alejandrinos. Ahora endecasílabos. Ahora cuartetas. Ahora, CON EL ESTILO QUE QUERÁIS.

Y de ahí salió el primer poema, del que he plagiado una línea aquí.

A partir de entonces, mi mejor amiga y compañera de pupitre siempre me preguntaba cómo podía no atender demasiado en clase mientras estaba de cháchara con ella y escribía poemas sin parar, y encima después sacar buenas notas. Así, curso tras curso. Un misterio. En la universidad fue un pelín más complicado, porque no paraban de dictar apuntes; pero en los breves espacios de explicación, escribía lo mío.

Por supuesto, los buenos recuerdos no se recuerdan: pesa más lo oscuro.

Pesan dos enfrentamientos de gente que, en realidad, no tenían importancia ninguna.

Uno es el de aquel ultra-super-guay empollón absoluto de clase (niño) cabreado porque el mejor poema (y mejor nota) había sido uno mío. No le importaba la poesía en absoluto. Su comentario: bueno, si fuera tan interesante lo que escribes, habrías ganado alguno de esos concursos a los que te presentas, ¿no?
Claro. Le di la razón en silencio y hasta otorgué validez al comentario. En esos tiempos mi paradigma era muy diferente, pensaba que sabía cómo funcionaban las cosas. Ahora, es pura risa. Imposible que 700 versos de una anónima de 14 años tuvieran algo que hacer en el Premio Loewe de Poesía, además sin nada publicado previamente.
El segundo comentario, por el estilo, a cuento de un humilde premio de instituto. Ahora el protagonista fue un ultra-super-guay-soy escritor de clase (hombre). Su comentario: si fuera tan bueno lo que escribes, te habrían publicado ya algo, ¿no?
En ese caso, tampoco hay nada que hacer. Ahora tengo un sentimiento extraño, melancolía por algo que en realidad no existió (¿tiene nombre eso?). Y es que, además de narrativa, entonces había pocas (ninguna) de las editoriales poéticas independientes que hay en estos momentos. Las que existían, buscaban remedos de Juan Ramón Jiménez y Antonios Machados. Ahí no tenía encaje posible. Qué distintas hubieran sido las cosas con una diferencia de quince años. Y claro, estaba muy mal aconsejada. Básicamente, porque no le había pedido consejo a nadie.

El tiempo pasa. Las líneas pasan. Las libretas. Las recopilaciones cambiantes de "libros", ahora quito, ahora pongo este poema, ahora le doy una vuelta y lo cambio. Ahora lo reviso por centésima vez y lo dejo de otra manera. Hasta que me aconsejaron y prestaron a todo un club de merde maudits. No los conocía de nada, todavía esperando recibir la asignatura de literatura universal (es decir, autores con lengua principal que no fuera el castellano).

Carita locos que tenéis todos, ¡mon dieu!

La primera impresión, sin antecedentes, fue en algunos casos el de simples historias nocturnas de mariconeo y borracheras. Muy desencaminada no andaba, desde luego. Aunque no conseguí llegar a los extremos de mi consejero, que los tenía en un altar con velas y todos (casi). Echaba en falta un personaje femenino similar (en importancia literaria, no en actividades) con el que poder indentificarme.

Pero el hecho motivador fue buscar el estilo en el idioma original. Después de eso, dejé de prestarles atención. Pero el eco de haberlos leído encendió una chispa peligrosa: buscar y elaborar una versión definitiva de "libro" como tal, abandonando el revoltijo cambiante. Y después vino otro, nuevo, nada de recopilaciones antiguas. Después, pedazos sueltos. Después, silencio.

Hasta 2010, con un montón de sincronicidades, entre las que se cuentan abrir este blog y empezar a copiar los libros sepultados y los poemas individuales perdidos. Intenté dar pasos diferentes (para conseguir resultados diferentes, ya saben). Envié dos originales a una de estas editoriales independientes, aunque sabiéndome vencida de antemano. Coño, que no es ningún secreto, algunos hasta lo sabéis: a Ya lo dijo Casimiro Parker.

Lejos de todo pronóstico, la negativa supuso una... liberación, y convertirme de por vida en una fanática de esa editorial. La calurosa tarde de verano en que fui a la librería por dos ejemplares que buscaba adquirí también una libreta nueva (rosa&negra) y un boli. Volví a entrar, tras muchos años de abstinencia, en mi antiguo templo bar-cafetería donde pasaba horas escribiendo. Llegué a las 17.30h y salí cerca de las 21h. Había leído más o menos la mitad de ambos libros, el estómago lleno con dos tés pakistaníes y un té darjeeling, y dos horas perdidas escribiendo-estrenando la libreta, sin darme cuenta.

En los siguientes tres meses recuperé el tono muscular; no me separé de la libreta en ningún momento. Trabajando, en la playa, de paseo, en el water, con la libreta a cuestas para apuntar en cualquier momento lo que brotara. 

Volví a caer en la corrupción absoluta, sin embargo. Otra vez. En el momento que armé el tercer libro de poemas y lo envié a no sé qué concurso de jóvenes talentos, al que ya me había presentado hasta en tres ocasiones. En esa edición número 11 volvió a ganar, de forma consecutiva, otro poeto.

La libreta rosa&negra se siguió gastando, con los excluídos de la primera criba armé el cuarto libro. La mayoría eran pequeños haikus (sin saber muy bien las reglas para un haiku ni pretender que lo fueran).

Por estas mismas fechas primaverales, un año atrás, apareció la urgencia de "hacer algo". Y así es como en un ataque de locura transitoria, durante 24 horas uno de los libros estuvo publicado en Bubok (sólo formato digital, y gratis). Otro día, los cuatro pasaron 48 horas en Sribd. También los quité de ahí. Así, no.

En otoño se desparramaron algunos poemas por redes sociales gratuitas, junto a lo que había por el blog. 

Hasta que tomé la decisión de tirarlo todo, para empezar desde cero. Y así anunciaba en un post (ahora borrado, también) de enero 2012 que entre los proyectos futuros estaba escribiendo el 5º/1º libro de poemas, del que avisaría en marzo aunque a nadie le importara. Contenidos extras (más fotos, más dibujos y material audiovisual que los anteriores). 

A punto, casi. Rápidamente encontré otro puto certamen literario en el que podría encajar. Por eso frené de manera brusca. Lo he dejado a medias, no, en los principios, y me he dedicado a pulir ideas una tras otra para la novela.

¿Día de la Poesía?

Ni en pintura. A LA MIERDA. Estoy de funeral. Hoy lloro por última vez.

R. I. P.  - Requiescat in Poetry

Jung, encantado, va a meterme en uno de sus manuales

2 comentarios

  1. La autocrítica es buena, pero lo tuyo es ser una hija de puta contigo misma. No te seas tan dura, el trabajo termina por traer recompensa, pero creo que veo en tu forma de hacer las cosas demasiados giros y cambios, espero que no te lo tomes a mal. Yo estaría encantado de leer una novela tuya.

    P.D: yo sí voy a celebrar el Día de la Poesía.

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  2. ¡Uy, lo que me ha llamado!

    Has escrito lo que he tratado de decir sutilmente: por eso está ahí Jung, aunque parezca que no viene a cuento. :)

    P.D: hombre, por supuesto que celebro el Día de la Poesía, eso no es tan literal jajaja.

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