Infinite

En la selva de Amazon: autoedición y el mundo exterior




Ha sido una sensación extraña contemplar lo que uno mismo ha puesto en el mapa. Sacarlo de su sitio y que alguien (muy pocos, pero ya hay alguien) lo imagine. 

Y ahí está, lo he encontrado de camino a este reposo vacacional, que me ha traído de vuelta por otros motivos. 

Uno de los capítulos más largos y más dolorosos (pero el más recortado) de todo el texto. Ahí fuera. Muy extraño. 

Ya he concluido las primeras fases de este experimento de edición independiente.

Tenía prevista la fecha del 24 de junio para sacar el texto, pero lo retrasé porque he tenido un paréntesis de un trabajo temporal. Entonces, sin darme cuenta, se produjo una coincidencia numérica que no tenía prevista.

Publicar un libro de 130 páginas, dedicado a Kafka, en el 130 aniversario de su nacimiento... a la hora de la verdad, me he acojonado. La superstición ha podido conmigo, porque además coincide con un periodo de 20 años de escritura. Es decir, el siguiente paso es morirse.

En vez de eso, metí las tijeras correctoras y he eliminado muchas anécdotas (el texto habla sobre el desintegrado mercado laboral español) y, sobre todo, mucha paja personal sobre el drama con el oficio de escribir. 

El resultado se ha quedado en 87 páginas impresas. Para la versión Kindle, estimación de 73. Sigo obsesionada con el número de páginas, me parecen una auténtica ridiculez.

Y sobre todo, la maquetación primorosa está enfocada a la edición impresa; la versión eléctronica tiene fallos, por el sistema automático. Cuando vuelva de este retiro, tendré que arreglarla de nuevo. Disculpas por adelantado.
 

Agradezco también a todas esas personas que se han interesado, de un modo u otro. Son curiosas las reacciones de la gente. También resaltar que este experimento es porque ya escribo gratis en el blog, y no me compensa las colaboraciones de artículos gratis o a 0,50 que ofrecen por ahí. Tengo que sobrevivir para terminar lo otro que tengo entre manos. Y me importa un bledo el nombre, porque ya habéis visto que pienso seguir utilizando el nombre literario (lo que llamáis vosotros "seudónimo").
 
El resumen temprano de esta experiencia es devastador: TAMPOCO cura la sed. De hecho, la ha empeorado. El primer paso en estas "vacaciones" ha sido conseguir una libreta nueva y un bolígrafo, y la libreta ya va por la mitad.

Qué remedio.

Y cuánta tontería tienen encima los que hablan del oficio de escritor.

4 comentarios

  1. Sigo sin entender por qué has cortado anécdotas y "paja personal". Mi principal crítica quizá sea esa. Creo que esa paja da más personalidad al libro, lo vuelve único.

    No entiendo la relación entre Kafka y en recortar el libro.

    PD: hasta los mismísimos de tener que demostrar que no soy un robot cada vez que escribo un comentario. JODER.

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    1. Que no puedo hacer NADA con lo del robot jajaja, que es Blogger, de verdad.

      A ver, lo otro: el texto estaba preparado para hacer clic y que saliera el 3 de julio, exactamente. Me pareció que mejor no y decidí esperar. Como no puedo estarme quieta, en vez de esperar hice otra corrección, la última.

      Como lectora, hay cosas que sobraban y otras que se salían mucho del tema, así que he quitado sin piedad ninguna.

      Y me alegro, porque una vez publicado he leído Magma, de Lars Iyer, y el resultado de las 130 parecería una copia sandunguera de éste (pero con tetas y con gracia).

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  2. Yo soy un robot, así que demostrar que no lo soy me resulta poco menos que imposible. Quizá se debería sustituir por un koan. Así se demostraría que todos somos robots, y nadie podría comentar.
    ¿Recortar o no? Si has tenido la intuición de que deberías hacerlo, posiblemente has hecho bien.
    Lo de la tontería con lo de escribir es muy cierto. Y es a veces inversamente proporcional al talento del escritor en cuestión. Fantasmas de los libros se les podía denominar.
    Robóticos deseos de suerte con el libro.

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