Me lamo los lunares como si fueran heridas del sol. Hoy quema la lágrima que no ha sabido mantenerse, y es un día bonito porque es víspera de Difuntos. Y los cadáveres se levantan y dan mucho por saco.
En apenas dos semanas he conseguido tener vértigo, sin sufrir del oído. Primero era un pasatiempo, después dio frutos; primero me gustó, luego me entraron ganas de buscarme una concha como el cangrejo ermitaño, después volvió a gustarme y eché a volar, para volver a esconderme... Todo muy bipolar, sí, debería mirármelo. Aunque no sé dónde acudir para que me lo miren, si a un psicólogo, un licenciado en filología hispánica o a un profesor de literatura.