Mi personaje no es ser tú. Como tú, gran triunfador. A mí me gusta contar las infamias de las cosas. Lo anodino. La cualidad de perdedor. Hasta dejar cualquier personaje.
Eso no gusta. Porque no pertenezco a ninguno de los dos extremos.
No tengo una historia especialmente truculenta que contar, de las de guerras ni miembros humanos tirados por la calle. Es una historia más bien fea, pero dentro de la normalidad. Tampoco estoy en el otro extremo, a saber: no soy especialmente rica, no salgo en las revistas, no estoy buena (código estándar). Soy normal.