La tercera manzana

In memoriam

Ya lo sabemos todos. Las tres manzanas que cambiaron el mundo: la de Adán y Eva, la de Newton y la de Steve Jobs.

Poco se puede decir a estas horas que no haya corrido ya por la red, o por las tiendas físicas llenas de flores, manzanas mordidas y llantos. El co-fundador de Apple fallecía ayer a los 56 años, un día después de la keynote del nuevo iPhone 4s.

Para dar lustre a la leyenda, igual que las otras dos manzanas, queda el discurso de Stanford, como legado de su carisma y su visión particular de la vida, aplicada según él mismo a continuar trabajando para dar nacimiento a las ideas tecnológicas que han convertido el mundo informático en lo que es hoy.

Y es que Jobs era un genio creativo. Posiblemente único. Y encima, sin haber terminado la licenciatura en la universidad. Hay quien dice que si no hubiera sido él, cualquier otro lo habría inventado. Creo que no. Están el sistema operativo (no me hagan comparar con Windows-Microsoft) y los propios ordenadores con un diseño cuidado (esos teclados de iMac, ¡paraíso!). Está el famosísimo trío iPod, iPhone & iPad, que ha revolucionado el concepto de música, telefonía y medios. Y antes de todo eso, Jobs tiene la culpa también de la popularidad de los iconos y del ratón.

Jobs pudo imaginarlo. Y su compañía hizo que funcionaran. Los aparatos llegaron a manos como las tuyas o las mías. [Y son mejores que otros]. Y además, un maestro del marketing, que ha conseguido posicionar sus productos y la imagen de marca a niveles legendarios; tanto que todo son alabanzas y lágrimas en un día como hoy.

Si crees que la generación digital que le llora exagera, o no sabes por qué le llamamos genio, puedes revisar, una a una, las 317 patentes registradas que inventó.

Steve Jobs era un visionario creativo. El futuro tecnológico está en encontrar ideas igual de creativas. Esperemos que sirva de inspiración a las siguientes generaciones de ingenieros, programadores e informáticos. Porque los usuarios ya hemos tomado nota: