¿A que la foto es desagradable de cojones? Pues eso (qué asco, pero perfecta ahora). Me meto en selvas (ya ni jardines) con euforia salvaje, se me olvida todo, y es normal la consecuencia inevitable de acabar despedazada.
Este es uno de esos posts que no debería salir de aquí. Una entrada con cuatro versiones completas, de título diferente, fotos distintas pero el mismo sentimiento enquistado: la rabia.
Llevo más de una semana de respetuoso silencio, ocupada con mis cosas. Pertenece al pasado remoto (a la velocidad que vamos) hablar de la metralla cruzada con el pobre Gordo (alias Kim Schmitz/Dotcom), del enésimo debate en la nube sobre el sueldo del artista, la cultura libre a precio cero y el hambre o de la censura en Twitter según los códigos legales/culturales en cada país.
Los sueños como actividad onírica están olvidados. No se habla mucho de ellos últimamente. Alguien debería haberme contado antes, por ejemplo, cómo mutan con la edad y la reubicación/muerte de neuronas. Como simple curiosidad.
Queridos lectores:
(Woh! wooh! ahora puedo decir tal cosa).
He partido en dos el blog. Sin contar esta entrada, las cifras quedan redondas a fecha de ayer. 100 posts escritos. 50 han ido a borradores (algunos no se llegaron a publicar nunca). Quedan 50 publicados. Me dan igual los premios 20Blogs.