Infinite

En tiempo de descuento


Ay, que la balanza se ha movido un poco.

Ayy, que he visto un libro bien publicado, con su presentación en Madrid (sus tags y sus fotos y el posible vermú después) y su papel. Con el tema de crónicas de la crisis, la misma idea.

Días de polillas

[Banda sonora abajo]


Recuerdo temblar congelada, sudar a pleno sol, piel roja convertida después en piel café, recuerdo lluvia.

Recuerdo un encuentro furtivo en la calle con un subdirector famoso de un periódico famoso, aunque no se prodigue en imágenes y nadie reconociera su cara. Arrastrarse para una cifra de 20 dígitos, para que en sus vacaciones pagadas pensara con solidaridad en los que se mueren de hambre por África, más o menos, o allí enfrente de sus narices.

Quince bocatas de pólvora

© Caroline

El momento no puede ser más inadecuado, dicen.

Ahora descubro lecturas abiertas de poemas, foros para jóvenes escritores 18-30 años, encuentros literarios e incluso editoriales nuevas. Cuando ya me he ido. Todo lo que no había antes, ahora existe. Cuando ya no consideran (otros) que pueda asignarme la etiqueta de "joven". Cuando las aventuras, los viajes, las rarezas y las horas ya fueron, sin escaparate de Instagram  para difundirlas. 

Punto de no retorno: Presentación


Hay un punto de no-retorno orgásmico del que, una vez sobrepasado, no se puede regresar. Por mucho que se invente Sánchez Dragó que domina la técnica de retroeyaculación.

Ese lugar inevitable de levantar el pie al abismo y dar el paso. Y caer. Este fin de semana llegó. La balanza se ha inclinado hacia un lado, hasta casi romper el nivel. Mil veces al día lo deshecho y encuentro pegas, mil veces lo retomo. Pero la balanza ha indicado ya una vez un mismo sitio.

Café Noir


Estaba allí aquel poeta de nombre extraño, uno de esos nombres complicados que se escribe de una manera y se pronuncia de otra, el de la tilde invisible que es necesario haber oído antes.

Estaba allí aquel poeta, con un cigarrillo nuevo entre los labios. Incendió el filtro naranja y respiró la parte blanca.

— Qué. Fumo como quiero. No soy yo a quien buscas. Aquel.

La libreta de Dorian


El cielo azul y despejado es lo único azul que soportamos. Y las piscinas celestes. Ni siquiera se adjudica al mar, de color verde esmeralda. Si te construyera una piscina, tendría baldosas verdes.

Los libros se imprimen con tinta negra y por algo será. Hubo llanto cuando obligaron a usar el primer bolígrafo Bic de horrible azul, risas cuando permitieron encargar una caja de 20 bolis negros.

Facebook tiene ese tono de azul tan impertinente.