Infinite

A la very guasa

Ésta la considero como mi "casa", este blog, un pozo sin fondo con centenares de idioteces que surgen al abrir el editor blogger. Hay cosas que no recuerdo haber escrito, hace un mes, tres o seis. Al releerlas, me sorprendo de tanta barbaridad. Casi llega a vergüenza ajena cuando recuerdo el contexto y lo que había realmente detrás de cada una de las líneas.
A la vista de todo el mundo se ha desarrollado un proceso desquiciante de altibajos, euforia y gritos y desesperación. Por eso quizás surge la vergüenza propi-ajena. También en este tema hay paradoja personal: los diarios de hace 20 años son una joya no vergonzante pero me sonrojo con lo escrito hace un mes. Igual sucede con ciertos sitios que visité de enana y al regresar, ya adulta, parecen haber triplicado su tamaño. Lo mismo que todas esas biografías cargantes de escriba que primero fue mozo de almacén y mil cosas más, antes de conseguir dar a luz su primera novela con gran esfuerzo. Ahí también, también, soy una señoritinga que salió de la carrera con trabajo, trabajó de lo suyo la mayor parte del tiempo y ahora con la Gran C desarrolla labores infames (=no intelectuales) de moza de almacén. Al revés todo, oiga, por llevar la contraria. Y no lo hago aposta.

No pocas veces me he derrumbado con tanto exceso de información y teorías literarias, aplastada bajo un sentimiento de culpa, o despersonalización, o estado alterado de conciencia al mirar el sector editorial. Todo depresivo calculando años de publicación, edad cronológica o número de empresas que no estaban antes y que, si hubieran estado, las cosas serían distintas. Llegar a destiempo con el dominio propio en la era pre-blog y llegar a destiempo de nuevo en la era post-blog, tantos años sin espacio propio, bla, bla, bla, bla.

Bla, bla, bla, bla. Qué más da. Que es demasiado largo y va a parecer una nueva retahíla de lloros y lamentos.

Seis frases. Borra-cambia-borra-cambia-cambia-siete y media-borra-cambia-borra-cero.

Acabo de atascarme un poco al intentar resumir el estado de contradicción mental que presidía los minutos dedicados a redactar un post tras otro en este hueco. Y los accesos de rabia. La versión siete frases y media había quedado como una charla entre Jodorowsky y Paulo Coelho borracho. Quita, quita. Lo resumo.

Intento definitivo:

Es muy gracioso ser 100% uno mismo escribiendo cosas por la red (siempre lo he hecho y lo seguiré haciendo) y que la audiencia lo confunda con una pose, autopromo o similar. Por eso estoy tan obsesionada desde hace dos décadas con lo de ser escritora, porque soy de verdad en la hoja y ninguna vez ha existido el folio en blanco. En la vida real... hago como que no pienso o no tengo imaginación. Excepto con la gente de confianza, esas saben que pienso demasiado. Con lo cual se entra en una espiral filosófica de Arte, Literatura, inspiración, profesión-mercado de la que se puede hablar horas sin llegar a nada. Otro día.

En su momento no me tomé en serio la tarea. Lo dejé estar para más adelante y entré en un mutismo forzado. Hasta que volví a interesarme por escribir con este maltido blog (el primero de temática personal) y acabé repentinamente desquiciada, llena de rabia. La gente "normal" sufre de envidia, que Fulano publica y yo no, y el de más allá y etcéteras varios. Lo mío era una rabia efervescente. Contra mí.

Ahora empiezo a vislumbrar respuestas y he llegado a un nirvana de relax. Por cada post publicado aquí, hay un promedio de 2 que se quedaron en borrador y unas 10 páginas de diario que hablan de otro centenar de cosas. A quien le gusta escribir, lo hace hasta mientras caga en el water.

¡Relax, juerga y guasa everybody!

Ya veréis que dejo de lloriquear protestar por todo. Por cierto, ¿a qué venía este post? Otro que acabará en la sección #vergüenzaajena.

P.D. Echevarría perdóname. Pero es que no entiendo que no entiendas Internet. 


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