Me inclino ante tus tetas naranjas, sí. Genuflexión, genuflexión, y eso que sólo me interesan las mías, pero qué importa ese detalle. He obtenido una excusa para contenerme una semana y pasar de refilón otro post quejicoso. Adriana Bañares publicaba esta entrada que me dejó pensativa: ¿es verdad? ¿es una crítica? ¿es ironía fina? ¿un lamento, tal vez? Hasta el comentario que pongo arriba, entonces ya me quedó claro.
Manual de autoayuda para desaparecer con éxito
domingo, 20 de enero de 2013
Los muertos empezarán a desfilar frente a tu puerta abierta.
Perdido en el sofá, seguirás girando la cabeza
porque esto no va contigo.
Perdido en el sofá, seguirás girando la cabeza
porque esto no va contigo.
La mentira de la generación 2.0 y la repugnancia
viernes, 11 de enero de 2013Es repugnante que las personas se hayan convertido en objetos de mercado, en una cosa que se denomina "marca personal". Viene a ser el "darte a conocer" de toda la vida, pero mucho más complicado e imposible. Lo suficiente como para ofertar tomaduras de pelo con el título de máster, posgrado o especialización en redes sociales.
Proyectos para 2013 - Ruido
sábado, 5 de enero de 2013
Ya estamos fuera, tíos.
Lo sabéis tan bien como yo: el enfermo moribundo tiene unos instantes preciosos de lucidez, justo antes de morir.
Lo sabéis tan bien como yo: el enfermo moribundo tiene unos instantes preciosos de lucidez, justo antes de morir.
2013 brillante
martes, 1 de enero de 2013
La batalla está a punto de finalizar. O quizás ya se acabó y entregamos las armas sin darnos cuenta. El sol brilla el 1 de enero, 2013, igual que lo hizo ayer y la semana pasada o la anterior.
Aquí no ha habido ningún cambio sustancial pero a los humanos nos gusta marcar los calendarios, ofrecer buenos deseos, pensar en positivo. Es lo que tienen estas fiestas del mundo occidental: en el fondo nos impregna la masa crítica de la exaltación, saber que es una celebración que trasciende la fiesta de barrio, de los amigos, de la ciudad. Es una en la que todos parecen unirse. Y nos dejamos arrastrar, por qué no, muy agradable al unísono.
Aquí no ha habido ningún cambio sustancial pero a los humanos nos gusta marcar los calendarios, ofrecer buenos deseos, pensar en positivo. Es lo que tienen estas fiestas del mundo occidental: en el fondo nos impregna la masa crítica de la exaltación, saber que es una celebración que trasciende la fiesta de barrio, de los amigos, de la ciudad. Es una en la que todos parecen unirse. Y nos dejamos arrastrar, por qué no, muy agradable al unísono.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)