Escribo porque no puedo evitarlo
escribo porque no puedo hacer otra cosa
escribo porque me da asco el mundo incoloro
que no comparto con otros porque nadie ve el espectro
de nueve colores, con quién hablo de que el mundo
es arcoiris, el folio lo permite y escucha y así hablo
con alguien
escribo porque estoy hecha de pensamientos
y los pensamientos son palabras con imágenes
y colores y sabores y texturas,
temperaturas estaciones
cielos de nueve tonalidades distintas
aunque sean el mismo cielo,
nubes que tienden a gris, a negro, azulado,
rosa, anaranjado, a infinito
escribo porque la sangre palpita entre mis dedos
las etiquetas de otros no curan nada
hipersensible
introversión radical
por encima de 130,
de 160
por encima de
nada
tantas veces he querido parar
nada
tantas veces ocultar que escribo
absoluta
tantas veces fingí ser idiota
eres nada
que me has confudido con una.
Qué viaje de treinta y ocho años es este
en el que hace veintiocho que escribo para alcanzar un Nobel
y mis libros ni siquiera pueblan estanterías.
Ni danzar siquiera sirve para olvidar que escribo.
En este doble Stroop no sabes diferenciar
el rojo del azul
y se funden en morado.
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