Han pasado 9 meses desde que un tinte no tocaba los remolinos de mi cabeza. Esto no tiene la más mínima importancia si no fuera por la sorpresa delante del espejo, un día de verano, porque no recuerdo en absoluto cuál era el tono exacto de mi cabeza al natural. Casi cuatro años (2017, 18, 19 y el principio de 2020 antes de). Cada tres semanas un tono distinto, del castaño al morado, del morado al verde, del verde al blanco y luego blanco plateado, otros morados con más porcentaje de rojo, gris plata, castaños y cobrizos varios pero todos de bote. ¿Y el mío de verdad, cómo era?
Han pasado 9 meses desde que dejé de escribir. 23 de abril de 2020 en concreto, el Día del Libro. Miraba las redes y noticias al respecto con total pasividad. ¿Libros? ¿escribir? A la mierda todo ya, hombre, PARA QUÉ.
Lo contrario que ahora, que la broma de que son las 21:21 horas del día 21 del año 21 del siglo 21 me ha hecho suficiente gracia como para escribir esto casi en tiempo real.
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