Infinite
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Februus -8



- Sólo quedan ocho días, aguanta.
- No.
- Ya casi está acabando febrero.
- No puedo. Además este año hay un día extra.
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Onírica

"Tensor" Pedro López

1.
Los sueños como actividad onírica están olvidados. No se habla mucho de ellos últimamente. Alguien debería haberme contado antes, por ejemplo, cómo mutan con la edad y la reubicación/muerte de neuronas. Como simple curiosidad.

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Noche de...

Noche de nunca. Noche de un sábado, dos horas y media de viaje en coche, perdidos en medio de un camino de cabras por el bosque. Vamos, lo típico donde sale la niña de la curva. Noche sin luna, pero con una grandeza espectacular; nunca se acuerda uno de las estrellas que siguen brillando en el cielo, encerrados bajo las desgraciadas noches naranjas de ciudad.
Noche de nada.
Verano, otoño, invierno.
Las de primavera no cuentan, son las mismas todas.

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Maki sushi oh: generación perdida

Ahí están, un poco torcidos pero formando un conjunto perfecto, alrededor de los bordes del plato. La cocina tiene restos de arroz por todas partes. El aire golpea la pituitaria con un olor avinagrado, producto de cocer el líquido-salsa (que es vinagre caliente) para tan exquisito manjar.

Ahí están, también, los restos de alga nori, algunos trozos que siguen verdes y secos, otros mojados y de color casi negro que han sobrado al hacer los rollos de maki sushi. Nunca pensaste que las bolsas de alga nori tuvieran utilidad, ese producto que siempre has visto colgado en la parte de alimentos naturales de las herboristerías.
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Malentendidos (?)


Cigarrillo, café. Otro cigarrillo y la pantalla del ordenador por todo entretenimiento aquella tarde. Los versos desfilaban por el documento word, a punto de convertirse en un poemario nuevo. Sin intención de que fueran un poemario nuevo, ni un libro, ni nada.

Clic. Clic clic. Oh. Clic clic clic.

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Un mundo...¿feliz?

                  Jill Greenberg

Dejé volar la imaginación por una vez, hasta acurrucarse en territorios dulces.

Soñé que el mundo era un lugar bueno: los depredadores seres humanos (¡por fin!) se reconocían abiertamente carroñeros en vez de fingir diplomacia, educación, o igualdad entre débiles y fuertes.

Sonó el despertador...
el mundo sigue igual.
Los humanos juegan a no ser animales.
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