Por si existe Internet dentro de 35 años, tal y como lo conocemos: esto es lo que he soñado hoy. Conste en acta.
Después, he ido anotando edades significativas con febreros curiosos -para un relato-, hasta el que ha de llegar (36). Y si aplicamos la secuencia matemática de incrementos, se queda en 71 años. La mitad de la vida me resta entonces (otros 35 años más). Eso será en 2050. La fecha que he soñado.
Después, no preguntéis cómo, he descubierto mi segunda cana. Si la primera la descubrí hace poco, en la línea del flequillo con el resto del pelo, esta segunda la he encontrado entre las piernas. Hola.
Diría en el coño, en honor de mi amiga Carmen López (ahora responderá que no me conoce de nada) pero me autocensuro porque resulta inadecuado en estos momentos; es la primera vez que en una oferta de empleo he tenido que referenciar este blog para demostrar que sé escribir. Oye, haréis mal si no me dáis la oportunidad como redactora web, con la facilidad que tengo para que me sangren los dedos escribiendo sin parar 10 horas seguidas...
No es muy elegante la mención, no. Pero me ha dado la risa, del susto, supongo. Tanto pedir canas. Y lo de 71 no está mal, en octubre ya pensé sobre 73...
Por un momento, intento calcular esos 35 más pero de verdad, esto es, ponerte en situación como si te toca el primer premio de la Bonoloto, qué se hace de verdad con las gestiones del banco, a qué banco lo llevas, cuánto va a descontar Hacienda, etcétera.
Es mucho. Mucho tiempo.
Mucho tiempo como para desperdiciarlo. Aunque fuera mañana mismo y no esa fecha de la que estoy tan segura. Como sea, toda angustia por el futuro -por el sueldo del futuro en concreto-, leve angustia, acaba de evaporarse y desaparecer.
Mientras vuelvo a soltar una risilla por la cana estupenda, y cuando todavía no he publicado, como dije, las 30 primeras páginas gratuitas de la novela (¡llegaré tarde a mi funeral! ¡aunque sepa la fecha con 35 años de antelación!) salta la idea de otro libro (sobre creatividad, ja ja, para ayudar a otros, consejos vendo y para mí...) y un poemario. Socorro.
Por favor, que febrero sólo tiene 28 jornadas...
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