Si las puertas de la percepción se depurasen,
todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito.
Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver
todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna.
La necesidad de combinar dibujos y pinturas (y fotos, loado sea el siglo XXI) con los poemas tampoco la he inventado yo.
Lo hizo Blake.
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