Infinite
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Blèmov


Definitivamente, no.
Subrepticiamente.
¿Qué?
¿Qué es subrepticio? 
No sé, pero me llega ahora esa palabra. Suena bien. Como la onomatopeya de un reloj, que sin embargo me avergüenzo de traducir.
Tric, clic, clic, quizás. Encendido y apagado de la pantalla. En el móvil, mira la hora en el móvil. Ya no quedan relojes de arcaico tic tac.
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Realidad disminuida (2)

La luz cae desde la parte derecha, dando un falso tono dorado a la tierra de la entrada. En realidad es marrón desteñido, seco por el paso del calor aplastante de agosto. No hay apenas hierbajos. Sin embargo, pronto se divisa la cancela de la puerta. El soportal está techado con uralita, abierto. En la pared encalada florecen las yedras, los geranios y otro montón de macetas que no sé identificar. Algún día preguntaré qué son.
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A las siete, en Cantabell

Irene iba a decir en esa jornada quién haría el papel de Luna. Por algún extraño motivo la elección  se estaba retrasando un par de días. Media hora antes de empezar, escondidos en el Cantabell  frente a una Coca-Cola light, dos cervezas, dos cafés y un agua, se multiplicaba la inquietud al mismo ritmo que nuestros inventos. La extravagancia en los montajes precedía a nuestra directora, así que podía pasar cualquier cosa.
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Realidad disminuida

Vieja enhebrando una aguja (Vincent Siendzinski)
No puede ser tan difícil, dice, mientras enhebra el hilo dorado en la aguja. Lo inserta con precisión milimétrica, y con un giro lo introduce en el tejido rojo terciopelo sangre. Entonces levanta la mirada y sigue tejiendo puntadas regulares, como si no le hiciera falta mirar lo que está haciendo de tan acostumbrada a dar hilo, una y otra vez, minuto a minuto, horas, días seguidos. Sin otra cosa que hacer. Una amplia sonrisa de dientes amarillos me mira. Es fácil, ¿no ves? responde haciéndose eco de unos pensamientos que no he pronunciado.
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Februus -8



- Sólo quedan ocho días, aguanta.
- No.
- Ya casi está acabando febrero.
- No puedo. Además este año hay un día extra.
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Onírica

"Tensor" Pedro López

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Los sueños como actividad onírica están olvidados. No se habla mucho de ellos últimamente. Alguien debería haberme contado antes, por ejemplo, cómo mutan con la edad y la reubicación/muerte de neuronas. Como simple curiosidad.

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Noche de...

Noche de nunca. Noche de un sábado, dos horas y media de viaje en coche, perdidos en medio de un camino de cabras por el bosque. Vamos, lo típico donde sale la niña de la curva. Noche sin luna, pero con una grandeza espectacular; nunca se acuerda uno de las estrellas que siguen brillando en el cielo, encerrados bajo las desgraciadas noches naranjas de ciudad.
Noche de nada.
Verano, otoño, invierno.
Las de primavera no cuentan, son las mismas todas.

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Maki sushi oh: generación perdida

Ahí están, un poco torcidos pero formando un conjunto perfecto, alrededor de los bordes del plato. La cocina tiene restos de arroz por todas partes. El aire golpea la pituitaria con un olor avinagrado, producto de cocer el líquido-salsa (que es vinagre caliente) para tan exquisito manjar.

Ahí están, también, los restos de alga nori, algunos trozos que siguen verdes y secos, otros mojados y de color casi negro que han sobrado al hacer los rollos de maki sushi. Nunca pensaste que las bolsas de alga nori tuvieran utilidad, ese producto que siempre has visto colgado en la parte de alimentos naturales de las herboristerías.
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Malentendidos (?)


Cigarrillo, café. Otro cigarrillo y la pantalla del ordenador por todo entretenimiento aquella tarde. Los versos desfilaban por el documento word, a punto de convertirse en un poemario nuevo. Sin intención de que fueran un poemario nuevo, ni un libro, ni nada.

Clic. Clic clic. Oh. Clic clic clic.

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Un mundo...¿feliz?

                  Jill Greenberg

Dejé volar la imaginación por una vez, hasta acurrucarse en territorios dulces.

Soñé que el mundo era un lugar bueno: los depredadores seres humanos (¡por fin!) se reconocían abiertamente carroñeros en vez de fingir diplomacia, educación, o igualdad entre débiles y fuertes.

Sonó el despertador...
el mundo sigue igual.
Los humanos juegan a no ser animales.
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