Infinite

De vuelta del Inframundo



Ya estoy de vuelta del Lado Oscuro, así que ahora serán 6.202.701 parados. He pedido la baja en la empresucha de marketing directo donde llevo unas semanas.

La obligatoriedad fraudulenta de trabajar el festivo sin compensación (1 de mayo, día del trabajo, jajajá) junto a los chistes inocentes del jefe sobre violar mujeres y niños (ay, @luzhilda) han sido las gotas que colman el vaso de las estupideces.

¿En serio?



Tengo las neuronas fritas con tanta lectura de un artículo a otro, entre el Estatuto del Trabajador, convenios colectivos, bases de cotización y Reales Decretos varios.Y la consulta online con acceso a datos oficiales del registro mercantil.

Rosa



Voy a llarmarla Rosa. Tiene 37 años. Una hija de 5 años y el pequeño, de 10 meses, que se desplaza arrastrando el culo por el suelo mientras canta gorgoritos.

Día del L... Jajajá


Una completa locura de efeméride la del Día del Libro. El correo saturado desde primera hora con ofertas en todo tipo de textos; autores de un sitio a otro, descuentos en talleres literarios de varios géneros y actividades para ocupar todas las horas.

Le fou



Hablar de libros de otros, tan seguido, me deja un poco loca.

La producción se ha estancado de manera terrible, por una pérdida de interés impuesto desde fuera. Cada día llegan nuevas malas noticias, un nuevo autor que explica lo mismo y se adelanta. Entonces claro, surge la pregunta: ¿para qué? 

Niños que pisotean como Atila

El pozo versión The Ring
Lo de Iván Repila ha sido extraño desde el principio. Si tienes entre manos libros de 500 y 300 páginas, en papel, la sensación de El niño que robó el caballo de Atila (Libros del Silencio, 2013) da miedo, con 130 páginas de texto nada más. ¡130 y con letra tamaño 14! ¿Qué es esto?