Fuerte como un olivo,
flexible como un olivo,
que lo varean y aguanta.
Yo no puedo, nadie puede, hablaros de la toxicidad de una droga en vuestros cuerpos. Hay que probarla en las ferias de ganado.
De aquel viaje.
De aquella noche junto al mar, de aquel hombro con hombro y la resaca,
la manzana que no será el postre
porque alguien se ha inventado la mermelada de melón
y los cabellos largos como firma.
En ese espacio donde soy lo que soy, de verdad y
sin ambages,
en ese espacio, donde no existe turbulencia
alguna, ni duda ni falta de resuello,
ni idea turbia, ni nervios,
en ese espacio
el pánico de no poder evitar lo que soy,
el silencio que no necesita explicación
el que pierde el centro
y se sienta a ver cómo danzamos
y nunca sonríe en las fotos.
y nunca sonríe en las fotos.
Prefiero gobernar los ejércitos a gobernar una casa, todo en su sitio.
Cadena de tornados.
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