Infinite

Horario



Puro morbo estadístico es el que me lleva a hacer un cálculo, aproximado, de en qué utilizo el tiempo que gasto últimamente, desde que despierto sobre las 8 de la mañana. Por hacer matemáticas de una vida improductiva. 

Regresar al mar


Cuando la gente corriente del mundo civilizado se estresa u otros derivados negativos, tiene extraños comportamientos para calmar la ansiedad. Atiborrarse de comida basura, helado de chocolate y porquerías varias; comprar cosas para sentirse mejor, como ropa nueva; darse a la bebida, a las drogas o a las putas; pagar el mal humor con alguien inocente, a quien le importa bien poco si te mueres dos veces seguidas.

Cosas que he aprendido


Tras 20 minutos en total, no más, de carrera, de correr, footing, running que llaman ahora, pero un millar de kilómetros o un centenar andados, después de 5 billetes distintos, 4 estaciones y 2 aeropuertos diferentes, lo único que he aprendido es...

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David Ramos


Hormigas


Redención


Dormía, se supone que dormía, en un campo de heliotropos o helianthus o helio algo, construido según fórmulas químicas. Extraña primavera onírica que se esfuma cuando toca encogerse hasta la mínima expresión, sobre la almohada, permanecer un rato ahí sin respirar. 

El largo camino hasta aquí



#Agosto


Se agotan los títulos. 

Lunae - Lunes - Superluna


Abrir la caja de los truenos,
el cajón de mierda,
la caja de Pandora, 
el baúl de la Piquer, el de Karina, el arca de la Alianza, Indiana Jones en busca de la Chancla Perdida -y sin calcetines-, 
sácate el Diccionario de sinónimos y antónimos Espasa Calpe de la puñetera boca. 

El exacto momento en que la hoja empieza a romperse; la cerilla, cuando prende; la letra capital en la esquina superior izquierda, y quizá, quizás, una "s" perdida en el camino. El segundo antes, en blanco, de que empiece la primera nota del primer acorde en la canción.

Quitarle, en definitiva, el precinto a un paquete de 500 folios. Y cagarla.




Sin filtros


Tan de postal, la imagen. La luz real, sin ningún tipo de filtro, sobre un ejemplar de Vanessa atalanta (¿Vanessa? ¿quién le ha puesto ese nombre?). Con su gracioso naranja sobre fondo marrón oscuro, sus manchitas blancas y sus motas azules en las esquinas.

Hojas de arena


El desagradable entretenimiento que tengo es darle la vuelta a las caracolas y esperar que salga el bicho, porque aquí todo está vivo, y después dejarla en su sitio, adherida a la piedra de donde la saqué, la mayoría no consigue saber dónde está, apenas un par de antenas que simulan ojos (primas de caracoles y babosas), devolverlas a la piedra, tampoco les importa rodar en las profundidades o que las lleve la corriente... no tienen prisa, tampoco tienen miedo...

El libro en la playa


Tú me acompañarás.

El pan y la sal

Un buzo ahí arriba, a la izquierda

La gente siempre está dispuesta a creer. Sea en lo que sea. Tú estás dispuesto a creer. Siempre hay algo más, y si no lo nombras con el título de algún dios, de alguna diosa, entonces lo etiquetas con el nombre de ciencia. O de poder. El poder humano, disimulado con la etiqueta de "política". Adscribirse a un partido, de un lado u otro del centro del campo, diluírse, creer en ese poder superior. 

La gente normal


Si no tengo para comer, no puedo pensar en política ni en hablarte de Israel.

Días epagómenos [en julio]


He estado cinco días fuera, como los días epagómenos del Antiguo Egipto, aunque se ha alargado en una semana completa de puro silencio. Sé que esos cinco días, traspasados al calendario actual, caen a finales de junio, por el solsticio de verano, y después han ido cambiando porque las estrellas no paran de moverse. Aun así, y sin ganas de hacer cálculos (y porque no encuentro la página de egiptología con su software para hacer números, que probé allá por 2003, números que contradicen las fechas que da Wikipedia) vienen a ser las mismas jornadas, simbólicas, fuera del tiempo. 

Exposiciones que vi sin querer


Beta


Esto es lo que queda...


Esto es lo que queda de ahora, hace un año. Lo que se ve y lo que no se ve. Se ve la mesa, por ejemplo, sin churretes pegajosos. No se ve la pantalla del ordenador, donde los archivos cuadruplican el número de libretas. Que no todo va a ser engordar el callo en el dedo del bolígrafo, hay que repartir el borrado de huellas digitales entre 10. 

Techo



Esta nueva caja para ti, que se deshace. Quizá un nuevo vestido y un perfume, un agua eau de rosas machacadas como adornos. El roce de nuestras telas es suficiente para que caiga el sol por un lado del precipicio, el fin de la Tierra-tierra está al volver la esquina y encontrarte en otro rostro que no me reconoce.

Paseos


Paso al lado de Saúl Pushkin cuando todavía no sé que es Saúl Pushkin. ¿Quieres uno? Son poemas, dice. Un montón de rollos de papel blanco, atados con cinta dorada. Me interesa, así de repente, aunque admito que sólo llevo 72 céntimos en la cartera en ese momento.

Tatarabuelos de Baalbek



El que cree que sabe mucho, no abre la puerta a otros. 

El manifiesto Josef


Esta historia comienza a las puertas del cementerio y termina en el cementerio. Terminará. A las puertas de otro. Cuando vaya, cuando consiga ir, si es que hay sitio porque más de 20 personas están consultando el precio de esta ruta ahora mismo, según parpadea la frase en rojo.

El boli destiñe



Ese borrador me va a matar. 

131



Mira, niño, mira lo que no fue.
Mira lo que queda de ti. 
Este año no hay Doodle, porque es un número impar, una cifra un poco fea que no cuadra. Hay cosas más importantes.

Se me ha olvidado