Infinite

Estabas

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Potencial humano

Sólo mira la imagen.
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Hiperrealidad

A las 10 y 10 de la noche cruzo el pasillo de la zona de vestuarios con pies firmes. La sala de personal -cocina equipada, máquinas de café y chucherías- también tiene una tv (mediana-grande, como la de mi casa) que se ve desde el pasillo. Sigue encendida a un volumen moderado. Dos presentadoras en pantalla, una en estudio y otra con fondo de calle, la frase al vuelo última hora desde Berlín. 

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La era del selfie

Mucho antes de que se expandiera el concepto de 'selfie', ya me hacía autofotos de manera muy compulsiva por motivos estéticos y emocionales. Costumbre que he mantenido con la evolución de mis medios técnicos -no sé cuántos megapíxeles en el móvil- y a pesar del tránsito a la generación selfie. No comparto, de todas formas, ni un 2% de la galería que atesoro. Ocasiones puntuales, como la fiebre reciente en mi Instagram que podéis ver ahí al lado en la columna, versión web del blog.

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Agonía

Prometí que, en cuanto se arreglara, lo tomaría en serio. A la hora que fuera. Dos días completos de agonía, drivers, instalaciones y borrados, suposiciones, para no ver que el segundo teclado -ultrasuave y específico para escribir mucho y mucho tiempo, varios libros seguidos- tenía un botón extra de on sin apretar. Se me había olvidado ese detalle cuando lo guardé. Por supuesto, tampoco lo he recordado durante mi profunda agonía en la que el teclado principal ha parado dos días su marcado de letras.

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Funestos escrotos de miles de euros

Anoto, para la posteridad, este sentimiento nuevo que provoca el fallo en mi teclado de conexión USB con cable. No hace nada cuando enciendo el ordenador de sobremesa. No responde. Nada. Pruebo con un segundo teclado de conexión USB, inalámbrico ahora, que tengo por casa. Tampoco. El primero otra vez, mientras uso el atajo de teclado en pantalla, pongo la contraseña señalando una a una las letras con el ratón y abro el antivirus, por si acaso.

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Hoy hace falta Fe

"Este es un libro de fe. Quizá también un grimorio para invocar a seres espectrales. Pero, por encima de todo, es un libro de fe en la Literatura y en el Arte de la Escritura. Un Tratado personal, llamémoslo Ars Scriptorum, mi libro prohibido de formación."

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Siempre hay un escalón más en la sorpresa

Ha sido el año más improductivo respecto al blog de todos los que lleva en funcionamiento. Mientras me desangro terminando el nuevo libro para el 15 de octubre (correcciones tan radicales que suponen cambio de páginas completas) me golpea el último, único, exclusivo detalle que nunca pensé fuera a materializarse. A fin de cuentas, hablamos de una escritora estadounidense. 
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Al otro lado

Revolotean quince-veinte páginas de un prólogo que intento recortar, por favor, un prólogo introductorio no puede tener quince páginas, qué pesadilla.

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Restos del orden


Reconozco que he acudido a las páginas de Marie Kondo a investigar su método para ordenar la casa. Es un problema que arrastro después de muchos años de convivencia en pareja, un desorden reaccionario y consciente, motivado porque lo de limpiar no es algo en lo que necesite ayuda sino una responsabilidad compartida. Al existir dejadez por la otra parte, hacer lo mismo y no mover un dedo, a pesar del profundo asco que me causa el desorden. 
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Todos somos perlas

Hundo la mano y escucho gustosa el sonido hipnótico del que se graban vídeos artificiales. Pero en directo. Con el crujido de la arena, recuerdo: una vez fabriqué una perla, producí una perla, como sólo saben hacerlo las ostras.

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133. Arena.


Abro demasiado los ojos, en un inconsciente gesto para que mis retinas absorban todo el celeste posible. Y recorro todas las direcciones que me permite el gran ventanal; ni rastro absoluto de una brizna de nubes por ninguna parte. Es más que evidente el cambio en la proyección de la luz con el solsticio de verano, un cambio que trae esa necesidad jugosa de aire y playa y bucear bajo el agua, tanto sol, un par de días anteriores tanta protesta de tengo frío. 
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3 de junio - Reconexión

El 3 de junio, que fue exactamente ayer, soy secuestrada por el potencial absurdo de no completar esta entrada, blogger no carga correctamente, y ni un comentario me da tiempo para otra fecha digna de un TT en Twitter, la muerte de Kafka (92 años atrás). No se me olvida pero no me gusta, prefiero el 3 de julio (133 cumpleaños).
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Por qué vuestra eternidad es imposible pero yo sí seré Kafka

Pienso en un muslo de pollo. Seguro que os ha pasado. Seguro que os pasó antes de ser estrictamente modernos y vegetarianos no orientales. Pienso en un pollo al chilindrón, por ejemplo. Todo está guisado en su punto hasta que llegas cerca del hueso. Hay una vena incrustada, violácea, rodeada de carne un poco rosada. Y aunque seas asiduo al steak tartar, a comerte un par de albóndigas o tres antes de freírlas, a la carne cruda en resumen -pero no chorreante-, ese pedazo, esa incongruencia cercana al hueso que desentona con el guiso completo, no puedes parar de roerla aunque sea con cierto desagrado. Tus dientes arañan el hueso. No es una alita sabor barbacoa que chuperreteas con gusto, como otras; planea una leve sensación de asco, ese sabor metálico a crudo y vena violeta que no deberían estar ahí. 
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Recuerda mi nombre: necesito tu ayuda

Vamos al grano: esta es la portada definitiva para el texto en el que estoy trabajando. No era broma, si viste el vídeo pensaba sacarlo para el 25 de abril. Escrito en unos pocos días. Nada extraordinario que no ocurriera en una semana de 2013 o varios centenares de veces en los últimos 25 años. Mi ritmo de trabajo es un tornado.
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Destino y sublimación: el estado de escribir


Al refugiarme en mi escritorio, con el nuevo libro de Eduardo Laporte como tesoro, tengo un ataque de risilla tonta, muy tonta, porque no puedo creer lo que estoy viendo en la pantalla del ordernador que dejé encendido. La tabla, de cuyo cuerpo argumental conozco: va de un muchacho que la lía parda haciendo windsurf y se convierte en náufrago por un día, se refleja en el salvapantallas aleatorio de mi Windows 10. Ataque total de risa, que con las serendipias acabo por mearme encima.

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Pulmones estropeados y las segundas oportunidades

Estreno mi tercera "gran" enfermedad pulmonar y a la tercera va la vencida, dicen. Hace años que no prestaba atención a mocos ni pulmones porque lo último fue una gripe versión A (sí, la famosa A) que me contagió un compañero de aquella redacción de mierda en 2010. Qué asco da el periodismo en los pueblos (escribo bien, pueblos, no un absurdo "de provincias", pueblos de 30 mil habitantes o menos) y con jefes que no son periodistas. Pero ese es otro tema y será otro día.
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El cisne postmoderno y el adoctrinamiento social [II]

Pero un día se acerca un pato viejo muy enfadado. Interpela al cisne, qué coño haces. ¿Perdón? responde. Que te he visto el cuello, tú no eres un pato, qué haces. El cisne se asusta primero. Después ve su reflejo sobre el agua y queda en shock. Es cierto, es cierto, hay un cuello demasiado largo. Retorcido, pero diferente. Intenta estirarlo pero le cuesta, por la forzada postura durante tanto tiempo. Prueba a dejar el cuello en una posición que le resulta más familiar. También decide probar en el agua, dejarse flotar libremente y entonces no se parece en nada a un pato: cruza sobre el estanque como si fuera aire, no es un pato. Y entonces llega la confusión. El viejo se da cuenta y parece que no le gustan los cisnes. Desaparecen las migas de pan, ese pato es demasiado grande. [II]
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El cisne postmoderno y el adoctrinamiento social [I]

Enhorabuena. Si estás leyendo estas líneas es que eres un cisne postmoderno, tienes tiempo para deglutir párrafos y después pasar a otros, después a otros... Enhorabuena, te felicito. En los últimos años se me ha olvidado por completo que yo también era un cisne.

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Brisa

Algo compacto y probado, estable y pequeño.
Hipófisis.
Tú y tus libros.
Altos, crueles y vengativos, sexuales.
Reducción por agotamiento de ideas.
Todas están ya puestas, realizadas, explotadas.
Gente civilizada que va a investigar
un nuevo medidor de tiempos vacíos.

¿Pueden respirar si el agua les cubre?

Cedro del Líbano.
Costosas telas y sedas. Masajes de eunucos.
Así de idealizado está el harén.

Sobre las cenizas se levantará un imperio,
las cenizas del papel y la loza quemada
tendrán la respuesta,
el halo que has venido a cumplir
en la tribu.






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Letra


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Uy, febrero...



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Recuperar mi vida


La primera vez que hablé con una editora de carne y hueso (en 2013) pensé que me estaba vacilando. Seis meses, dijo, para terminar la novela. En esa actividad de festival literario le había presentado las primeras 20 páginas, resumen del argumento con la estructura de todos los capítulos y longitud estimada para el texto completo. Seis meses. ¿Los autores publicados escriben tan poco? pregunté con burla.

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El viaje

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Algo estamos haciendo ¿mal?, Rubius


Como individuo pertenezco a la que he llamado generación bisagra, donde sólo estamos mi gata y yo, según parece. Estoy inmersa en los usos, costumbres y tendencias estas modernitas, gracias a la difusión por internet que me convierte en una esponja, al mismo tiempo que, por edad física, pertenezco a la generación posterior. 

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Es el aire



Es el aire hermoso que redondea tus formas
como el aire que se cuela
en la tinta borrable de este aparato,
con la goma hago que desaparezca
lo dicho y con aliento soplo en
tu mejilla, cerca del oído,
las palabras imposibles que nunca
te diré porque no puedo.

Es el aire hermoso que te sujeta
en mis paredes
como el aire que se cuela, rítmico,
en mis pulmones cansados
porque no puedo decirte nunca esto
que te niegas a escuchar
aunque lo sabes, lo sabes,
sibilante el aire
ya lo sabes.

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Los 10 temas de los que nunca hablan los escritores pero siempre los cuento (y por eso me va tan mal)


Cada vez que Gabriella Campbell escribe un post, el efecto que provoca en mi cerebro es el mismo: los ojos del revés de puro gusto, floto libre como Heidi celebrando que Clarita consiguió levantarse de su silla de ruedas y, además, reciben la visita de la abuela del Titanic (sí, ahí en la montaña) que trae pastas para la merienda y viene acompañada de Simba el Rey León a un lado y la madre también resucitada de Bambi, al otro. El abuelito está con Niebla en el veterinario. Pedro no sé dónde está. La escena tiene un toque de filtro de Instagram con purpurina, cruza una mariposa, suenan violines y... y...
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Fiebre

Me hierve la sangre.
Y esta vez no es una metáfora; noto el calor subiendo en oleadas de cosquillas, como dedos invisibles, riñones arriba hasta los omóplatos y una caricia en el hueso occiptal del cráneo. Según el reloj en modo cronómetro, el corazón late a 108 pulsaciones por minuto aunque esté quieta como una estatua. La fiebre, seguro. 
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Vivir las anomalías: propósito de 2016

Para 2016 sólo tengo un propósito. Único y sencillo. Qué agradable es simplificar las cosas, dejando nada más las que utilizas realmente y limpiando aquellas que ocupan demasiado. Quizá deberías hacer lo mismo.

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