Infinite
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El derrumbe


Tenía 16 años y tanta energía como para andar por el cementerio y reírme de la cifra mil ocho. 1800. Qué viejos.
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Horarios de colorines, Photoshop y tenemos un problema, Houston



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Bronces


Ney ahora es un perro de bronce y está muerto.

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Pedazos combinados: Vilas-People, Tierra ignota, recitales varios


En la sucursal de Unicaja, antes Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda y Antequera y después hiperfusionada con Cádiz, Almería y Jaén, una entidad más malagueña que un puñado de boquerones en vinagre ensartados en una biznaga y ahora con oficinas tan lejos como Valencia, Alicante o Madrid, en esa esquina central del barrio, decía, es donde el abuelo revisaba algunas mañanas los ahorros de toda una vida, y después se traía los folletos de un montón de cosas que ya se celebraban esos años. Un tiempo ignoto en el que la única manera de enterarse de esas mismas cosas -para la gente de a pie- eran los folletos de entidades convocantes o por los anuncios en prensa. Cuando se leía el invento llamado prensa, en papel. Para que sirva de algo todo eso que escribes.

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El jilguero y otros sueños



En 1993 Shania Abadú escribió el libro titulado El jilguero, donde se narraba la historia de una protagonista sin nombre que se encuentra en la calle una cría de este pájaro y lo lleva a su casa. En vez de meterlo en una jaula tradicional, demasiado pequeña, lo coloca en una grande, en contra de los expertos criadores que aseguran a la prota que el bicho no aprendería a cantar con tanto espacio. Pero el pájaro sí lo hace. Demasiado, quizá, porque la protagonista descubre que el jilguero le habla. Y que si lo saca de la jaula, en vez de escapar, se acerca a otros animales y estos también hablan

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¡Danzad!

Danzad, malditos

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El mundo de lo pequeño


A las siete menos cinco de la mañana la claridad es insultante. Las últimas voces de los borrachos nocturnos aún se escuchan en mi ventana, junto a los primeros rayos de sol en el tejado de enfrente. Estoy despierta, sin tabaco y el verano avanza implacable: hace una semana no había tanta claridad a estas horas. Eso inclina la acción de la búsqueda.

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Dolor y presencia


"Se están muriendo gente que no se han muerto nunca", dicen en la película Carmina y amén de Paco León. Coincide con la expresión que decía mi abuela, sevillana de origen como la familia León: se está muriendo gente que no se había muerto antes

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Lo que prende



Lo que prende el alma es un ardor extraño por agotamiento, una hinchazón, un espamo pulsante que convertido en palabras sería "creo que me duele el tuétano de un fémur y del otro".
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Orilla



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La misma línea


 Transcripción íntegra del texto no-pensado del 25 de enero. Pero de 2013.


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El tiempo...

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